“Comparecer la suerte de los malos, es injuriar a los buenos”.
-Goethe
En la actualidad nos podemos percatar que el sicariato está fundamentalmente vinculado con los grupos criminales organizados, que concentran su actividad delictiva fundamentalmente en el narcotráfico, tráfico de personas y otros delitos de esta naturaleza, y su área de labor está concentrada en ciertos países de Latinoamérica, como son Venezuela, Ecuador, El Salvador o México. No hay que perder de vista que las personas que son sicarias existen prácticamente en casi todos los países del mundo y generalmente son contratadas con el propósito de agredir, lesionar, amenazar o matara a personas por diversos motivos; ejemplo de ello pueden ser los relacionados con las mafias del narcotráfico, por venganza, por honor, y cuando ya tiene diezmado a su víctima, conseguir los bienes más valiosos de la misma.
Independientemente de que el sicariato es un gravísimo problema social que padecen muchos países, como ya lo hemos mencionado, existen una gran cantidad de personas jóvenes cuyas edades oscilan entre los 13 y los 25 años de edad. Cabe destacar el desafortunado ejemplo de la República de Ecuador, en donde se han encontrado sicarios que han empezado su triste carrera delictiva a partir de los 11 años de edad; desde muy jóvenes empiezan sus actividades, que incluyen el homicidio, en algunos casos ya documentados a la edad de nueve o diez años.
En otro espacio habíamos dicho que la razón por la cual se buscan a niños y/o adolescentes es debido al régimen de responsabilidad jurídica, ya que una gran cantidad de países declaran que personas menores a 18 años no tienen responsabilidad jurídica alguna, por lo que sus delitos pueden quedar impunes; tal es el caso también en México, en donde ocurre hecho jurídico similar al ya citado en personas de 12 años o menos.
Estos jóvenes delincuentes pueden trabajar de forma individual u organizada. Tradicionalmente habían sido varones la inmensa mayoría de ellos, sin embargo, las estadísticas señalan que en las últimas décadas las mujeres están ocupando de estas actividades violentas en contra de la sociedad; curiosamente la aparición de las actividades de las sicarias se da en entornos culturales fuertemente vinculados a la figura del patriarcado, no sólo a nivel social en general, sino también a nivel de estructura de la propia empresa criminal en la que se desarrollan. De hecho, está situación tan asentada del machismo favorece de manera muy importante a la introducción de las mujeres en el mundo del sicariato, ya que por lo general la imagen y rol que se tiene de las mujeres es que son inofensivas, incluso víctimas, y con esta actividad pueden sorprender los sistemas de seguridad y de protección que tienen personas que temen sufrir un atentado.
La encuesta nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) estima que casi cinco millones de mujeres fueron víctimas de delitos sexuales y/o acoso callejero durante el segundo semestre del 2020. El 98.6 por ciento de los casos de violencia sexual que sufrieron las mujeres mayores de 18 años (de julio a diciembre del 2020) no fueron denunciados; más del 90 por ciento de las mujeres ofendidas dijeron no confiar en las autoridades y temer ser objeto de burlas con motivo del “incidente” del que fueron objeto.
Para continuar con las estadísticas les diré que las ciudades que exhiben una mayor cifra negra casi cercana al 100 por ciento son, primero: la Zona Metropolitana de la Laguna; después siguen Durango, Coahuila, Nogales, Sonora (que no tiene gobernador ya que éste dedica la mayor parte de su tiempo a las actividades de su partido político y abandona el estado por más de dieciocho días consecutivos); y finalmente Tlaxcala. Lo terrible de la numeraria es que casi cinco millones de mujeres mayores de 18 años sufrieron algún tipo de violencia sexual, que incluye delitos como acoso sexual, hostigamiento sexual, abuso sexual, violación en grado de tentativa y violación.
Para este análisis se seleccionó la ciudad más poblada de cada Estado del País, se contrastó los resultados por ENSU -Víctimas- con los números de carpetas de investigación aperturadas por delitos sexuales (como acoso, hostigamiento sexual y violación) y encontramos que el SESNSP reporta una proporción minúscula de incidencia delictiva real. Para que el lector tenga una idea los delitos de hostigamiento sexual, acoso y abuso sexual la cifra negra alcanza el 99.3 por ciento.
Entre julio y diciembre de 2020 se dieron a conocer ocho mil 597 carpetas de investigación a nivel nacional por el delito de violación, mientras que ENSU estima que 194 mil 334 personas fueron víctimas de este delito durante el mismo período. Los comentarios los tiene el lector.
Benigno Licea González es doctor en Derecho Penal y Derecho Constitucional; fue presidente del Colegio de Abogados “Emilio Rabasa” y actualmente preside el Colegio de Medicina Legal y Ciencias Forenses de B.C.
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