Hay más razones para brincar con esta secuela de Valak, un aguerridísimo demonio que toma la forma de monja, como anotaron los Warren al menos en lo que va de la muy exitosa saga cinematográfica de “El conjuro”.
Dirigida por Michael Chaves, la película retoma al personaje de la Madre Irene (Taissa Farmiga) que primero combatió a este malvado ser en un convento en Rumania y ahora lo enfrentará de nuevo en un colegio en Francia. El problema comienza cuando un sacerdote en un pueblo cercano muere incendiado, la iglesia sospecha de Valak y la protagonista debe investigarlo.
Maurice (Jonas Bloquet), que aparece en la primera cinta, vuelve aquí como un trabajador del internado que es poseído por este demonio, y ahí comienza esta nueva odisea que por fortuna tuvo a Trisban Nyby a cargo de la cinematografía. De la iluminación y el buen manejo del tiempo brotan los mejores momentos de tensión y posterior susto, aunque sigue faltando la historia de Valak, de quien sabemos es un ángel caído, pero los guionistas Ian Goldberg, Richard Naing y Akela Cooper aún no explican qué busca, qué quiere.
Todo gira, entonces, a los sobresaltos cuando Valak aparece y a la urgencia de Irene por salvar a Maurice del infierno. Es evidente que los realizadores saben qué quiere el público, y eso es ver a la terrorífica monja en el momento más inesperado. Pero llegará el momento en que eso no será suficiente. Por ahora, se salvaron… apenitas. ***
Punto final. – Quién no se asusta con Michael Myers.