La reciente estimación de la pobreza en México revela que el mercado laboral formal sigue sin generar condiciones para que la mayoría de los hogares tengan una vida digna, toda vez que las transferencias (remesas y/o programas sociales) constituyen la mitad de los ingresos de los hogares más pobres, señaló el analista económico Roberto Valero.
“A medida que va creciendo el ingreso de los hogares, hasta el decil diez, el peso de las transferencias es menor”. Contando las transferencias, el ingreso de los hogares más ricos es 11 veces mayor al de los más pobres; pero si se quitan las transferencias, la diferencia incrementa a 27 veces. El empobrecimiento del salario también se ve reflejado en que cada vez más integrantes deben aportar para el ingreso de un hogar, observó el especialista.
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Consideró que no debe echarse las campanas al vuelo con el dato de que salieron 8.9 millones de personas de la pobreza en el país y 340.7 miles de personas en Baja California de 2020 a 2022, ya que la reducción se debe al incremento de las remesas, los programas sociales, y el trabajo informal. Entretanto, han aumentado carencias fundamentales para la población como el acceso a la salud, a la seguridad social y el rezago educativo.
En Baja California “jamás había habido tantas personas sin acceso a la salud”. En 2022 se registraron un millón 85 mil personas con esta carencia; un aumento del 73.1 por ciento respecto a 2016, cuando se registraron 627 mil. Mientras, hubo un marginal descenso de la población sin seguridad social entre 2016 y 2022, por lo que ya suman un millón 325 mil personas.
Estas dos carencias sobresalen al considerar que la población del estado comienza a envejecer. Existe un alto riesgo de que muchas de esas personas “ingresen a la tercera edad con ambas carencias”. En tanto, la mitad de los trabajadores formales están ganando menos de dos salarios mínimos (12 mil 446 pesos) al mes, apuntó en entrevista con NEGOCIOZ.
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“Si no se fomenta que el trabajo formal esté fortalecido, que se paguen buenos salarios, esto va a un precipicio”, porque además del gasto social, el pago de pensiones ya está presionando a los gobiernos federal y estatal. “¿Cuánto tiempo va a sostenerse el incremento del gasto social cuando hay menos personas trabajando en la formalidad, o bien, con ingresos bajos?”, cuestionó.
El Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) considera que la pobreza es un fenómeno multidimensional que comprende aspectos relacionados con las condiciones de vida que vulneran la dignidad de las personas, limita sus derechos y libertades fundamentales, e impide la satisfacción de sus necesidades. En ese sentido, Valero destacó que en la entidad el rezago educativo también aumentó 16.6 por ciento de 2016 a 2022, pese a que hubo una baja en los últimos dos años.
El economista Fausto Quintana señaló que en la estimación del Coneval sobre la pobreza hay una discrepancia entre las estadísticas y la percepción, puesto que si bien aumentó el salario mínimo que contribuyó a bajar la pobreza, la población en general continúa sin servicios (como el de salud), y los productos y servicios han incrementado en precio. “La gasolina cada vez está más cara y los productos básicos casi se han duplicado”, por lo que no alcanza el salario. Para que un país pueda tener desarrollo es necesario que tenga crecimiento económico, y si hay desarrollo sin crecimiento económico “se está endeudando al país, aunque no se acepte”. El crecimiento económico se genera con proyectos productivos y obras de infraestructura, por lo que, el especialista se mostró a favor de que la SHCP otorgue más recursos a obras en el último Presupuesto de Egresos de la Federación del actual sexenio.
