La agencia calificadora Moody´s Investors Service mantuvo la calificación crediticia de Petróleos Mexicanos (Pemex) en B1, pero cambió de estable a negativa la perspectiva, ante mayores riesgos crediticios de la paraestatal debido a su incapacidad por aumentar inversiones de capital y mejorar su desempeño financiero y operativo.
Aunque Moody´s proyectó que el Gobierno Federal continuará apoyando a Pemex, consideró probable que una reducción del espacio fiscal en los próximos años restringirá la capacidad de la administración para “brindar apoyo a niveles comparables a los registrados” durante la gestión de López Obrador.
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La agencia adelantó que no habrá cambio en la calificación de Pemex en un futuro cercano, aunque la perspectiva podría regresar a ser estable si se recupera la confianza de que la petrolera puede mejorar su desempeño financiero y operativo a mediano plazo.
En contraste, podría reducirse la calificación si Pemex baja la producción de crudo o disminuyen las reservas y sigue afectándose su operación por falta de inversión en mantenimiento.
Una semana antes, Fitch Ratings bajó la calificación de BB- a B+ con perspectiva negativa a la deuda de largo plazo en pesos y en moneda extranjera de la petrolera, situándola en el rango más bajo en 23 años.
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Ante ello, Andrés Manuel López Obrador descalificó las notas de las agencias: “Son calificadoras que actúan en función de intereses”, además de considerar que no deben tomarse en cuenta. “Es una burla todo esto de las calificadoras”, reiteró.
“La deuda de Pemex ha bajado y eso lo podemos probar”, aseveró el titular del Ejecutivo, y pidió al director de la paraestatal, Octavio Romero Oropeza, dar a conocer el informe de deuda de Pemex.
Desde Palacio Nacional, AMLO reconoció un derrame de hidrocarburos en la sonda de Campeche, en el Golfo de México, pero minimizó el “evento lamentable”.
Es “una pequeña fuga ya disuelta de aceite, mucho muy pequeña, nada qué ver con lo que decía el Reforma y sigue diciendo. ¿Cuántos kilómetros? 467 kilómetros, o sea, una exageración, un invento del Reforma”, afirmaría el político tabasqueño el lunes 24 de julio.
En un comunicado, Pemex reconoció que el derrame de aceite en la red de ductos de los campos Ek Balam fue de 58 metros cúbicos (365 barriles de petróleo) y afectó un área estimada de 0.06 kilómetros cuadrados; el espesor de la película de aceite se estimó en un milímetro.
“Los dos puntos de fuga en el ducto fueron pequeñas fisuras de 7 centímetros de longitud por un milímetro de ancho y un poro de 1.2 centímetros de diámetro. Dado lo reducido de las grietas, el volumen de hidrocarburos que se fugó fue mínimo”, la mayor parte del volumen derramado se recuperó de manera inmediata y la iridiscencia se dispersó.
La semana pasada, ambientalistas denunciaron que el derrame de hidrocarburo tenía el tamaño de la extensión territorial de Guadalajara, ubicándose en la misma zona donde se incendió la plataforma Nohoch-Alfa, en el Complejo de Cantarell, el 7 de julio. El otro caso “lamentable”, refirió el mandatario, fue una explosión de gas que “se dispersó completamente”, lo que causó la muerte de dos trabajadores y uno o dos desaparecidos.
