En memoria del maestro e historiador Adolfo Gilly
La inseguridad exhibe un rotundo fracaso de la economía, educación y la espiritualidad religiosa. La criminalidad y violencia, sembraron la ambición descontrolada, sobornos y corrupción que genera las fortunas del narcotráfico y conexiones de delitos, que al final lavan en el sistema bancario e inversiones de la fiebre de la gran construcción, comercio e industria.
Y este escenario no se sembró en 2018 con la 4T, deviene del siglo XIX. Es un sistema de delincuentes internacionales intocables del viejo régimen de banqueros y empresarios, políticos y obispos o cardenales; como Sandoval Íñiguez, de Guadalajara, ligado a cárteles. En Baja California se trafica droga, desde el Gral. Abelardo L. Rodríguez, que explotaron a comunidades chinas con el consumo y exportación del opio.
Los generadores de la violencia están arriba en las finanzas y política. La DEA y la CIA saben quiénes son, pero ganan sus torcidos intereses e hipocresía. Matan unos con plomo, otros capitalizando hambre, manipulación, alcohol e ignorancia. Son herramientas extremas de dominación de las élites ante el despertar de millones de conciencias críticas.
Existen varios grupos criminales alimentados desde el gran capital reaccionario, que redoblan sus crímenes y la inseguridad ante gobiernos tibiamente progresistas, que toca algunos de los privilegios. A la 4T le atizan duro con la violencia desatada con la complicidad de policías y ejército infiltrados. En cinco años es imposible limpiar el tiradero del PRIAN. Además invitándolo a cogobernar. Y USA a diario alimenta el tráfico de armas hasta con misiles.
Los especialistas prueban que si algún ambicioso invierte $1,000.00 mil dólares en sólo un año, acumulan una fortuna de $100,000,00. Los negocios más rentables son el comercio de armas, laboratorios farmacéuticos, el narcotráfico y varias derivaciones perversas del crimen organizado, como la trata, indocumentados. Y la política corrupta que nos heredó el PRI y su gemelo el PAN.
De ese tamaño es la tentación, a veces sin riesgo alguno, desde suites de lujo, y la prisión. El negocio y el poder de soborno del narco y sus múltiples expresiones delincuenciales enloquecen a los consumidores, pero desquician a los amos y operadores del crimen.
Está muy documentado porque no se extermina las drogas, sino que crece. EUA y otros países con fuerzas armadas, son quienes demandan y trafican toneladas de droga para sus miles de soldados en el planeta. Según el informe del Conflict Management and Peace Science Journal, habría 173.000 tropas norteamericanas en todo el mundo desplegadas en unas 254 bases e instalaciones militares. Estados Unidos tiene un potencial militar y no hay una potencia como ellos. También influye la inversión en el Ejército; el presupuesto de Defensa ronda 700 mil millones de dólares anuales.
Existen en el contexto nacional e internacional conexiones del poder financiero y grupos políticos. La oligarquía tiene poder financiero sobrado, con el que sostener a partidos de derecha o ultraderecha. Pero el narco empresariado, la oligarquía y partidos políticos son bandas globales, y es muy probable que dirijan a los cárteles criminales. Estos grupos armados brotan como hongos, son organizaciones paramilitares, quienes operan el trabajo sucio y generan el terror y miedo ahora con bombas e incendios de transporte público y autos, como sucedió en Baja California y Guanajuato.
Los cárteles son arietes para fortalecer privilegios de la oligarquía y clase alta (el dos por ciento de la población). Y son los que mueven los hilos y tienen poder mediático. Los medios de desinformación en cadena nacional conceden concesiones gubernamentales del PRIAN a sus socios, dedicados a manipular, ocultar hechos y vender silencios.
No es casual que López Dóriga, Loret de Mola y otros posean propiedades y yates inexplicables, decentemente. Esta nata empresarial goza de miles de privilegios, como no pagar impuestos fundamentales; impuestos que las clases medias y clase trabajadora no escapa.
Pero también los grupos empresariales por esta tragedia cobran caro: cierran el ciclo de su mortal negocio lleno de desaparecidos, sangre y muertes, porque lavan una fortuna de dinero de los cárteles, en empresas de todo tipo. Sólo que la Unidad de Inteligencia Financiera no hace su tarea y los tolera porque sin esa parte de la fuente financiera y las remesas, no habría oxígeno para sobrevivir.
La oligarquía y sus engendros, los cárteles y traficantes de facturas falsas, drogas, personas, etcétera, todo este grupo dominante en la economía, van unidos sicarios y terroristas. Los senadores gringos, conociendo el modus operandi, omiten citar a los políticos y empresarios mexicanos, que son sus socios. Mencionan sólo a los operadores sicarios en tierra.
M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es académico del Instituto Tecnológico de Tijuana. Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com