A los trabajadores de la salud, enfermeras y médicos
¿Cuáles son los programas de solidaridad que existen en la ciudad diseñados por la población, donde participemos o aportemos algo? ¿Existe una ingeniería social que promueva solidaridad en la educación, la salud, la vivienda, movilidad y transporte?
No hay una política de organización social, y el trabajo social en las colonias no existe; esto es grave en una ciudad con fuertes oleadas de migración.
Caminamos una conducta social egoísta, excluyente, discriminatoria, racista, de miedos y desconfianza; de abandono a actividades que hagan productivo, generoso y noble al ser humano y sus núcleos residentes abandonados y las nuevas oleadas de migrantes que llegan a la ciudad en busca de oportunidades y raíces… o brincar el cerco, aspirando el espejismo del sueño americano.
Por la ausencia de educación familiar, de un sistema educativo de calidad-cantidad y gobiernos solidarios, gana el individualismo, la inseguridad, las burbujas de aislamiento y temores creados y fundados. Existen acciones positivas de asociaciones civiles o clubes sociales, pero aún simbólicas, que no cobijan las necesidades sociales crecientes de una ciudad sin planeación ni control alguno.
Cuando se habla de falta de solidaridad (amor social a una comunidad o ciudad), se están entrelazando muchos nervios e hilos sensibles: buenas costumbres, cultura, educación, aprendizajes familiares positivos, nobleza paternal, empatía social. Y por las autoridades: voluntad política, organización social de las colonias y barrios con trabajo permanente en los barrios y honestidad. Si desplegaran la publicidad electoral impulsando valores comunitarios, otra sería Tijuana y Baja California.
Tijuana es un ser vivo en movimiento y crecimiento -o desarrollo- latente; tiene temple, carácter, vitalidad y personalidad construida por sus fuerzas vivas, sus habitantes más activos, y liderazgos buenos, regulares, malos, y los corrompidos. Trágicamente estos últimos abundan en todos los estratos sociales. La evidencia es las graves carencias de Tijuana y una casta divina en New City.
Es un gran esfuerzo de generaciones, y la ciudad se define en su perfil humano, social, económico, demográfico, urbano, cultural; es como un gigante con aspiraciones que aprende, trabaja. Para convivir en paz debe desarrollar valores, principios conductuales: responsabilidad, sensibilidad, inteligencia social, trabajo productivo que aporta valor y riqueza moral, honestidad. En una comunidad destaca el gran techo de solidaridad.
Ese perfil de armonía de las ciudades se capta en Ensenada, Tecate y Mexicali; son urbes relativamente más humanas y pacíficas. Eso se palpa en el trato personal. Tijuana tiende a ser desconfiada, temerosa, abusiva, egoísta, individualista y a veces neurótica. Su descomposición está en los datos diarios de violencia. La solidaridad sí existe, pero tiende a la baja. La crueldad y violencia es trágica, existen soluciones, pero no se trabajan.
¿Qué es la solidaridad? La toma de conciencia de las necesidades ajenas y la voluntad de ayudar para cubrir esas necesidades. Es un valor que se debe enseñar tanto en el ámbito familiar como en la escuela. La solidaridad es colaboración mutua entre personas, sobre todo en casos de necesidad o de situaciones difíciles. La solidaridad implica apoyo, respaldo, ayuda y protección. Las acciones solidarias es lo que realizamos en beneficio de nuestro prójimo sin buscar recompensa. “El favor y el trapito”. Estos actos genuinos nacen de la voluntad de dar como una corresponsabilidad de conciencia, con nuestra comunidad. Ayudar a todos, sobre todo si en nuestra comunidad no hay cooperación social.
¿Cómo ser solidario en la ciudad? Ofrecer tiempo. Donar bienes. Donación económica. Organizar actividades solidarias. Comprar productos solidarios. Luchar por los derechos humanos. Es la base de muchos valores humanos, representando la amistad, la familia, el amor, la fecundidad, la justicia y lealtad, ayudar a marginados. La solidaridad, la participación y la ciudadanía se fundamentan en la voluntad de armonía, colaboración y deseo de equilibrar mis necesidades e intereses personales con mis vecinos y semejantes.
Por los resultados evidentes, donde en la mayoría de las nueve delegaciones municipales predominan las carencias básicas de educación, salud y servicios públicos básicos, el escenario es de pobreza material y moral, desigualdades crecientes, condiciones de abuso, explotación, injusticia, delincuencia y violencia, algunas incluso prohijadas por autoridades.
M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es académico
del Instituto Tecnológico de Tijuana.
Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com