Conzultoría Matrimonial y Familiar
Trataba en el artículo anterior la falta de deseo sexual en personas asexuales, por ahora trataré cómo se le conoce a esa falta de apetito (deseo) sexual en casos más concretos, ya que la falta de deseo sexual es el bajo nivel de interés en tener relaciones sexuales donde la persona afectada no responde a la voluntad o deseo de actividad sexual de su pareja. Según los expertos, la falta de deseo sexual suele ir acompañada de problemas físicos o psíquicos, siendo común una disfunción sexual
Los expertos y yo hemos coincidido en que hay cuatro factores que en que se señala esa falta de deseo sexual, a saber:
Falta de deseo sexual primaria: afecta, sobre todo, a mujeres que nunca han tenido un deseo sexual suficiente. Se traduce como la nula capacidad para tener fantasías sexuales o escasas conductas con finalidad sexual. Se manifiesta durante la adolescencia, pero se hace peor en la persona adulta;
Falta de deseo sexual secundaria: se da en personas que han disfrutado de un deseo sexual normal pero que, con el tiempo, pierden el interés por ello;
Falta de deseo sexual generalizada: la persona afectada no tiene deseo ni por su pareja ni por nadie; y
Falta de deseo sexual situacional: el afectado no tiene deseo sexual por su pareja, pero sí por otras personas.
Aun así, las personas que experimentan una falta de deseo sexual lo identifican con un problema que les causa malestar personal y en vínculo con su pareja. Hablamos de un problema en la falta de apetito sexual cuando este sentimiento causa estragos en su vida. Es algo que puede afectar a ambos sexos, pero es más común en mujeres, que llegan a sentir un gran sentimiento de culpa.
Existen ciertas teorías que aseguran que el punto álgido (máximo) de la libido es durante los 20 años y que después de eso todo va decayendo, pero lo cierto es que para nada es así. Evidentemente, a lo largo de la vida existen cambios o circunstancias que pueden afectar a la energía sexual y conocerlos está en entenderlo así. Sólo de ese modo se puede disfrutar de un bienestar sexual pleno.
Considero que dos cosas “emocionales” son las principales que hacen que decaiga la libido, el estrés y la depresión. Estar sometidos en el día a día al estrés cuando éste es excesivo, afecta al humor, al estado de ánimo, a la salud y, por supuesto, a la libido. La ansiedad, el nerviosismo y la irritabilidad propios de las personas estresadas tampoco favorecen el apetito sexual.
Cuando se está deprimido no se tienen ganas de nada, ni de sexo. Según los expertos, la depresión y otros trastornos emocionales (infidelidad, embarazo, menopausia, resequedad vaginal, dolor, etc.) provocan un desequilibrio en los neurotransmisores del cerebro que, además de abatimiento y fatiga, pueden provocar diversos problemas sexuales: una libido baja en la mujer y problemas de erección en el hombre. Además, los medicamentos antidepresivos también tienen un efecto negativo en el apetito sexual.
Conociendo su problema, Uds. tienen la solución; si no, consúltenlo con su médico, especialista, psicólogo o terapeuta sexual. Sígale dando sabor a su vida.
El Lic. Roberto Bautista es terapeuta sexual y de parejas con maestría en Mediación.
Correo: bautista46@hotmail.com