Judy Bloom fue una escritora muy popular en los años 70 por sus novelas que abordaban problemas típicos de la pubertad. Esta es una de esas historias llevadas al cine por Lionsgate+.
Kelly Fremon Craig asumió la enorme tarea de hacer esta película con un elenco poco conocido. a excepción de Rachel McAdams y, por supuesto, la señorona Kathy Bates.
El resultado es estupendo.
Abby Ryder Fortson se encarga de llevar el rol protagónico y lo hace maravillosamente bien como Margaret Simon, una niña de 11 años de edad que se muda con su familia de la ciudad de Nueva York a Nueva Jersey. El cambio es brusco y la edad vulnerable, pero todo empieza a funcionar en cuanto Margaret conoce a Nancy Wheeler (Elle Graham) y es aceptada en un club secreto donde también están Jane Loomis (Amari Price) y Gretchen Potter (Katherine Kupferer).
En estas reuniones, las chicas hablan de los temas que les interesan: los niños, los cambios propios de la adolescencia y, en particular, el período. Era otra época, vaya, más inocente, más sencilla.
Margaret tiene otro problema, claro, de ahí viene el título de esta historia. Su madre es cristiana, su padre judío. Sin embargo, la religión no es una de sus preocupaciones, más bien lo es su habilidad de hablar con Dios cada vez que algo la inquieta. Es decir, a cada rato.
McAdams en el rol de la madre y Bates como Sylvia, la abuela judía a más no poder, hacen lo suyo para complementar un elenco sólido que lleva a buen término esta cinta amena, cómica, con personajes que llevan fácilmente a la empatía. La experiencia no podría ser mejor. Disponible en cines, Vudu y pronto en el catálogo de Lionsgate. ****
Punto final. – Para la próxima, 1976. Si quieren adelantarse, está en Netflix.