Quién no ha jugado alguna vez Tetris. Lo curioso es que poco se conoce la fascinante historia de Henk Rogers (Taron Egerton), el diseñador de videojuegos de origen danés que encontró una versión del juego en Las Vegas en 1988 y lo consideró tan perfecto que buscó explotar la invención del soviético Alexey Pajitnov (Nikita Yefremov), pero el proceso no fue nada fácil.
Esta película escrita por Noah Pink y dirigida por Jon S. Baird explora precisamente esta fascinante historia en la cual se desata una verdadera carrera justo cuando Nintendo está a punto de lanzar al mercado su famoso Game Boy y hay que conseguir los derechos de Tetris, aunque el hecho de que esto apunte a la antigua URSS lo complica todo.
De ahí se desata un thriller con un final conocido: Tetris se convierte en un rotundo éxito. Pero para llegar a esto, hay que ver cómo crece el enredo, el arte del engaño, tanta política a escala internacional y, sobre todo, una serie de traiciones que jamás se imaginarían detrás del estreno de un videojuego.
Es necesario enfatizar el tremendo papel de Egerton en el estelar, un joven actor galés más popular por su trabajo en las cintas de “Kingsman”.
Sin embargo, este es el papel que el histrión debía tener para destacar, y vaya que aprovechó la oportunidad, seguramente bien guiado por Baird.
Tal vez el filme sea uno de tantos para disfrutarlo en su momento sin que levante mucho polvo. Eso qué importa, si se tiene la posibilidad de estar ante el televisor y ver una buena película. Disponible en Apple TV. *** y media.
Punto final.- La secuela de “Sex and the City” tal vez no debió hacerse. Tal vez.
