Tonatiuh Guillén López, profesor del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la UNAM, fue el primer comisionado del Instituto Nacional de Migración en la administración de Morena. Un hombre estudioso del fenómeno migratorio que antes presidió el Colegio de la Fronteras Norte (Colef) que encabezó el esfuerzo por tener una nueva política migratoria mexicana. Sin embargo, cuando ese proyecto tensionó la relación con Estados Unidos y se militarizó, el investigador optó por no ser comparsa.
El fatal evento de la estación migratoria en Ciudad Juárez es la versión extrema de ese viraje que dio la política migratoria al ser más férrea que en antaño y que no ha entendido que las circunstancias y el perfil de las personas en movimiento cambió radicalmente de cómo era hace pocas décadas, a cómo es hoy en día, y que se sigue atendiendo con las estrategias y políticas incorrectas.
Esta es la entrevista al doctor Guillén López:
— ¿Cuáles son sus impresiones del endurecimiento y militarización de la política migratoria mexicana y lo ocurrido en Ciudad Juárez?
“Con ese giro (en política migratoria) se fue perdiendo el foco que nunca debimos haber perdido, que es el de los derechos humanos y el más elemental de todo que es el de la vida. Entonces, en ese sentido, esta es una experiencia que retrata este deterioro, esa pérdida del horizonte de los derechos humanos y que es una consecuencia de este contexto de endurecimiento y de la militarización de la política migratoria.
“Y hay que agregar el contexto local, porque Ciudad Juárez, sus autoridades municipales, se convirtieron también en actores que de manera ilegal hicieron intervenciones en contra de migrantes. Hay muchísimas quejas de maltrato por parte de la Policía Municipal de Juárez, de detenciones que no tendrían por qué hacerlas, porque son ilegales esas detenciones, incluso, de incursionar en los espacios donde solidariamente dan alimentos.
“Había también un contexto local, y hay todavía, lamentablemente, un contexto local que favorece esta visión negativa, este no aprecio de las condiciones humanas de los derechos de toda persona, y en un tono de marginación, de no interés. Y a ese punto hemos llegado lamentablemente en estos tiempos”.
— ¿Vamos hacia cosas peores?
“De hecho suceden cosas peores, todos los días. En los últimos dos años, también hay que destacarlo, han sido los más letales en mucho tiempo en la muerte de migrantes y solicitantes de refugio que transitan o están en México. Y desde la frontera Sur mexicana hasta la Sur de Estados Unidos, se contabilizan cerca de cuatro fallecimientos por día, de los que se logran registrar.
“Entonces, a nivel fragmentado, pues esas cosas peores suceden y literalmente todos los días y son experiencias, sobre todo esta última, que nos debe obligar a una rectificación. Obviamente hay que establecer responsabilidades, las directas y las políticas, pero también, y sobre todo, ojalá, sea motivo de una rectificación, aunque lamentablemente por lo que he estado viendo, el gobierno va a hacer todo por minimizar esta tragedia, de hecho, convertirla en un evento circunstancial, de sólo responsabilizar a las personas que estaban en el entorno inmediato, y creo que va a ser todo. No veo realmente un espíritu de crítica, ni tantita”.
— ¿Hasta dónde llegan las responsabilidades y de quiénes son?
“Hay responsabilidades inmediatas y directas que tendrá que resolver la Fiscalía. Entiendo que ya están en eso, pero hay responsabilidades políticas, político-administrativas, y la institución inmediatamente responsable es el Instituto Nacional de Migración, porque son personas que estaban bajo su resguardo, y esa responsabilidad es directísima del INM. Ahí es donde entras a un espacio entre lo administrativo y lo político, pero si minimizas el evento, si lo reduces a cualquier circunstancia, entonces ni siquiera en la responsabilidad política se va a asumir por parte del Instituto.
“La segunda institución responsable, como lo marca la Ley de Migración, y la Ley de la Administración Pública Federal, es la Secretaría de Gobernación, institución responsable de la política migratoria en México. Y la tercera responsable es la Secretaría de Relaciones Exteriores, que en la práctica y por encargo del Presidente, trazó los lineamientos centrales de la actual política migratoria. Pero ahorita tanto Segob como la SRE están en una competencia de ‘a ver quién evade responsabilidades primero’. Es un asunto también cuestionable desde esa perspectiva, porque si los secretarios en concreto se hacen candidatos y alguno ocupa luego la Presidencia de la República, me pregunto si así va a ser su forma de asumir responsabilidades en un cargo de esas dimensiones”.
— ¿Existe otra forma de hacer política migratoria que no sea la de asegurar, retener y deportar como lo hace históricamente México?
“Sí hay. De hecho, la política migratoria cuando empezó el gobierno de López Obrador era el proyecto de una nueva política migratoria. Y en esa nueva política migratoria había énfasis en derechos humanos, en desarrollo, en fortalecer una estrategia que cambiara el paradigma de contener, disuadir, detener y repatriar; cambiarlo y generar nuevos principios, justamente basados en derechos humanos, en nuevas gestiones de política. Ese proyecto que tenía muchos componentes de desarrollo también, fue objeto de una tensión muy fuerte con Estados Unidos y progresivamente fue perdiendo su espacio y su prioridad.
“Ya hay alternativas. Es evidente que política migratoria, no es, en el caso de México, o de Estados Unidos, o de cualquier país, no es un asunto, sobre todo tratándose de flujos, tan complejos como los que tenemos de orígenes tan diversos. Ese no es un asunto que pueda resolver un solo país. Se necesita un acuerdo regional amplio, así como están los acuerdos de comercio, necesitamos acuerdos grandes relacionados con refugio, migración y desarrollo, por lo menos de América del Norte. Entonces, tiene mucho sentido coordinar, no tiene sentido subordinar y sólo tener un foco en la política migratoria.
“Hay otro asunto a tener en cuenta, ahora, sobre todo en los últimos tres, dos y este año, es que el perfil social de la población en movimiento cambió radicalmente. Lo que teníamos antes era tránsito de personas jóvenes, hombres principalmente por razones laborales y era un mercado más o menos circular. El perfil actual es sobre todo de personas que requieren protección internacional, solicitantes de refugio. Personas que vienen huyendo de sus lugares de origen.
“Hay flujos que no teníamos para nada, como los de Venezuela o Nicaragua, que explotaron en el año 22 y son importantes. O el cubano, que existía, pero no de ese tamaño. El perfil social requiere que institucionalmente sea la COMAR en México, la institución directiva de la estrategia, la institución que trace el horizonte de cómo interactuar con población que tiene este perfil de refugio y no el migrante tradicional de años anteriores. “Entonces también por eso resulta muy inadecuado que vemos el espacio, al INM y su estrategia, cuando lo que se trata es de otro perfil de personas. Cuando tenemos a personas que vienen huyendo, en condiciones muy críticas, es una crisis humanitaria, hay que señalarla de esa manera, y la convertimos en algo mucho peor cuando los metemos en otro esquema de política migratoria”.