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viernes, febrero 16, 2024
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Nazismo adoptado

La descomposición social orilla a nuevas versiones de fascismos, que cobra vida en cada espacio del país, donde prende como planta nativa. Ligado al pensamiento único, no acepta diálogo, réplica, debate, confrontar argumentos; niega la discusión y la pluralidad del conocimiento científico. ¿Cuáles son los rasgos identificables como hilos que lo delatan a pesar de su camuflaje o simulación de “buenos y nobles” propósitos que se intentan seducir a comunidades desinformadas, desorientadas o vulnerables a los engaños?

Ausencia de conciencia crítica. Viene la labor de despolitización y desinformación. Al fascismo le interesa propiciar la formación de una mentalidad mediocre, de consumidores; no de vida ciudadana que piensa, analiza, cuestiona, revisa, investiga, participa, y se organiza creando liderazgos comunitarios capaces de acciones pertinentes. Nada que ver con entes capaces de autodirección y presión según la representación de los intereses de una colectividad despojada de individualismo e intereses mezquinos o manipulados desde las sombras.


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Explotación de la necesidad e ignorancia. Esta es una característica que incide en trabajar con arietes como segmentos de lumpen proletariado (hay delincuentes perfumados, de “cuello blanco” y marginados, invisibles o “nadie”), coincidiendo desde la dirección de estos movimientos raros de la lumpen burguesía (personas ligadas a la delincuencia oligarca de cuello blanco o elites empresariales); es decir, con grupos de personas extremadamente marginales, necesitadas o carentes de valores o principios, brújula moral o sentido común que pueden ser conducidos sin chistar.

Son grupos vulnerables, que les dan terrenos sin servicios en los cerros, con alto riesgo. Al tiempo son favores que los líderes o dirigentes se los cobran toda la vida y por generaciones con la aceptación tácita de grupos de control. Una estratificación social visible en zonas fronterizas como Mexicali, Tijuana, Juárez, Laredo, etc.

Mentiras y verdades a medias. No debaten, no discuten. Mienten o citan verdades a medias, pero la mitad oculta falsedades que repetidas la gente se “nutre”. Manejando un lenguaje salpicado de promesas, ilusiones, demagogia y un discurso con ideas confusas y contradictorias que acusan irregularidades, abusos, crímenes, excesos o situaciones imaginarias. Para estos fines usan los medios de comunicación, como un órgano de presión; ahí sólo se escuchan las voces de los de arriba, con poco análisis e inteligencia, con la consigna de que una mentira repetida penetra en la conciencia colectiva.


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Financiamiento. Quien realmente paga las cuentas de los gastos de movilizaciones, los gastos, la publicidad, generalmente viene comprado desde las incalculables fondos y fortunas de oligarcas, patrocinadores extranjeros con intereses que no se deben tocar, fundaciones agazapadas, extensiones de embajadas y consulados como es el caso de los EUA que desde las sombras manipulan a grupos y líderes activistas profesionales aplicados a causas de agenda ajena al interés popular. Algunas sectas religiosas andan por ese sendero. 

Vínculos con grupos de presión delincuenciales.  Los nazis nacen desde antes de la Primera Guerra Mundial. No actúan solos, es una aceitada maquinaria con experiencia de siglos; pirámides, organigramas, extensiones con operadores de acciones y emociones fuertes; es decir: amenazas, odios, racismo, clasismo, complejos de superioridad, con información falsa, encapsulan en burbujas ilusorias a su público. Usan la fuerza, y en casos necesarios y extremos, el uso de la violencia llevada hasta sus últimas consecuencias con el uso de sicarios.

Estos criminales -en no pocos casos- están también vinculados a cuerpos policiacos que actúan con doble cachucha, de tal modo que pueden recibir protección “legal”. Son porros universitarios, el uso de grupos casas de adictos, o policías, karatekas vestidos de civiles. Los halcones en aquel fatídico jueves de corpus de 1971 en la CDMX para violentar estudiantes. Esto fue la seguridad pública de Luis Echeverría y Alfonso Martínez Domínguez; una de estas historias, es la premiada película “Roma”, de Alfonso Cuarón. En Tijuana, como alcalde, Carlos Bustamante usó su instinto brutal lanzando a Centros de Rehabilitación convertidos en policías para intimidar y golpear jóvenes activistas que protestaron en Zona Río, represión protegida oficialmente.

M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es académico del Instituto Tecnológico de Tijuana.

Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com

Autor(a)

Héctor Ramón González Cuéllar
Héctor Ramón González Cuéllar
Héctor Ortiz Ramírez Héctor Ortiz Ramírez Hector O 37 cygnus9304@hotmail.com
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