Gracias a todos por cobijarnos durante 43 años, hoy renovamos el compromiso con el periodismo de investigación combativo, no hay temas ni personas intocables, siempre “Libres como el Viento”
De parte de todos los que laboramos en ZETA, ¡gracias a nuestros lectores, a nuestros seguidores, a nuestros anunciantes, por su apoyo!
En México -y el mundo-, pocos, muy pocos medios de comunicación impresos que no formen parte de conglomerados, pueden presumir una sobrevivencia de 43 años, en medio de la crisis de una prensa ahogada en los costes del papel, las dificultades de las imprentas, el desprestigio del oficio, gobiernos autoritarios y la llegada del internet.
Además, cumplir 43 años, haber impreso 2 mil 559 ediciones y seguir siendo notorios, es todavía menos probable si las oficinas centrales están en provincia y si este Semanario va contracorriente porque hace periodismo de investigación, combatiendo la corrupción y los abusos de los grupos que tienen el poder criminal, gubernamental, político, económico y religioso. Las probabilidades juegan en contra, pero en ZETA lo hemos logrado gracias a la sociedad, presencial y virtual, que nos cobija desde aquel 11 de abril de 1980.
Un agradecimiento cibernético a nuestros amigos, receptores, contactos y fuentes de información que forman parte de esa comunidad web que nos acompaña en redes sociales desde 2012 a través de https://www.facebook.com/zeta.tijuana, https://twitter.com/ZETATijuana y https://www.instagram.com/zeta.tijuana
Reconocemos el apoyo de los más de 400 mil seguidores que realizan más de un millón 300 mil vistas a la página https://zetatijuana.com/ y a los cientos de escuchas que deciden informarse a través de nuestro podcast que vio la luz el 26 de octubre de 2020, titulado con nuestro slogan, “Libre como el Viento” en Spotify y otras plataformas audibles.
Todo esto nos ha permitido, en 10 años, estar por encima de las ciber preferencias en Baja California.
Con afecto y compromiso, correspondemos al apoyo, la experiencia y el profesionalismo de los colaboradores de ZETA, a quienes llevan décadas enriqueciendo con sus opiniones y diversas ideologías, el trabajo editorial de este Semanario y los nuevos participantes con sus diferentes y enriquecedoras ideas.
Gracias a nuestras fuentes de información, a los funcionarios públicos honestos, quienes, en medio de la corrupción institucional, también existen, y a los ciudadanos comprometidos cuyo apoyo y confianza, hacen posible una buena parte del trabajo de los periodistas investigadores de este Semanario.
Un reconocimiento del Consejo Editorial a nuestros compañeros voceadores, administradores, distribuidores, al equipo de fotógrafos y reporteros en Tijuana, Ensenada, Tecate, Mexicali, Jalisco, Guerrero y Baja California Sur. A todos por su persistencia, profesionalismo y responsabilidad con la misión y política editorial que mantienen a ZETA vigente. A Sergio Haro, quien murió en 2017 frente a su computadora.
Sirvan también estos 43 años, como un homenaje al legado de nuestros fundadores, quienes nos dieron un espacio, ejemplo y guía editorial. Nos enseñaron que el buen periodismo investiga; le da voz y fuerza a la vulnerabilidad ciudadana; que los problemas de la sociedad son lo más importante; que no hay temas ni personas intocables; que la mejor manera de acercarse a la verdad es escuchar el mayor número de versiones.
Que el respeto se gana, que más vale perder la nota que la credibilidad; que periodistas y medios de comunicación están obligados a rechazar cualquier trato o imposición que pretenda convertirlos en cómplices o voceros complacientes de los grupos de poder.
Mantener firmes estas convicciones ha costado vidas en ZETA, los asesinatos de nuestros compañeros que siguen en la impunidad: el codirector fundador Héctor Félix Miranda (1988), el editor Francisco Ortiz Franco (2004), el compañero Luis Valero fallecido en el atentado de 1997, al que sobrevivió el codirector fundador J. Jesús Blancornelas (qepd). Y el reciente ataque, en enero de 2022, a nuestro colaborador, el fotógrafo independiente, Margarito Martínez Esquivel.
Los integrantes del actual Consejo Editorial han trabajado bajo amenazas de los cárteles Arellano y Jalisco Nueva Generación en diferentes momentos. Y han sido las pérdidas de nuestros compañeros, esas mismas que nos han agotado y desgastado, las que han funcionado como el aguijón para mejorar como equipo cada día y reforzar posiciones.
Gobiernos y empresa han retirado publicidad o simplemente han incumplido los pagos al sentirse afectados en sus intereses, a sabiendas de que no hay un manejo cuantioso de recursos. El Servicio de Administración Tributaria se convirtió en un visitante frecuente. Administraciones estatales como las de Jaime Bonilla Valdez (Morena) y Francisco Vega de Lamadrid (PAN) optaron por la difamación en inútiles intentos de desprestigio, el primero abiertamente y el segundo con campañas en redes. Ahora hay que lidiar con los gobiernos que presumen transparencia y apertura, pero en la práctica procuran manipular, ocultar y bloquear información, con una enorme sonrisa en el rostro. Todas, presiones a las que el buen periodismo en México ya está -malamente- acostumbrado.
Hoy, por 43 años consecutivos, quienes trabajamos en ZETA nos comprometemos con nuestros lectores, seguidores y oyentes, a continuar en la lucha por la permanencia, por la libertad de expresión, el derecho a la información y la fracción de justicia que estas acciones alcanzan. Lo haremos de la mano de Ustedes, como siempre combativos, “Libres como el Viento”.