La familia sin amor, se descarrila. Pasa lo mismo con las comunidades mayores, compuestas de familias nucleares o extensas. BC rara vez es valorada y atendida por Palacio Nacional.
Ahora que vemos que el sur se levanta con un sexenio de inversiones extraordinarias que hacen justicia a siglos de abandono, de ningunear como entidades con potencial turístico, más allá de hoteles y playas turquesa… es el amor de la 4T.
Ahora que es una realidad tres proyectos de la 4T, el Tren Maya, refinería 2 Bocas y el Transístmico, un hombre sensible advirtió la desigualdad norte-sur. AMLO reaccionó ante la injusticia social de muchas décadas de abandono, de orfandad, que se tradujeron en hambre, migración y miseria. Sólo en sus caminos vemos las terribles condiciones de vida que se congelaron en el siglo pasado.
Vemos el enorme esfuerzo de centralismo chilango, en la Ciudad de México; en disponer de las mejores universidades, centros de investigación científica, mejores centros de cultura, educación, creación y arte, transporte de última generación, como las mejores ciudades del mundo.
Esto pese a las complicaciones por la concentración de la población, industria, comercio, finanzas y que la demanda en necesidades de agua supera las posibilidades de servicios en cantidad y calidad. Destaca al conocer Guadalajara, Monterrey y CDMX.
Baja California ha sido invisible para la Presidencia; nos han dejado las migajas a entidades lejanas, confiado a grupos ambiciosos, éticamente miserables la administración pública. BC está en primer lugar por sus omisiones, corrupciones e ineptitudes. Es de las entidades que cada sexenio candidatos visitan para cultivar votos, pero no para resolver algunos problemas de fondo: salud, inseguridad, formación humana con una educación de calidad y cantidad que de luz a miles de jóvenes que no tiene habilidades empleo, oportunidades de educación, atrapados en abundantes escuelas patito.
Tres mil kilómetros, nos han hecho invisibles. Por multifactores adversos, somos una de las regiones más violentas y peligrosas en el mundo. Pasan sexenios y en esta región sólo progresan emporios privados, élites, cuyos capitanes viven y hacen su vida social, cultural y hasta política en San Diego. Pero la gente de a pie vive peor cada día en sus salarios, en precios de la canasta de sobrevivencia, en calidad de vida.
Baja California se desvive para capturar el alto poder adquisitivo norteamericano, pero este hecho impone precios muy elevados, inflacionarios de cualquier mercancía, sean bienes de consumo básico o lujo.
BC tiene dos enconados gobiernos que se despedazan: Marina y Bonilla. Mientras pasan los años, obras de cierto impacto no se ejecutan; sólo se anuncian con bombos y platillos. El puente Los Olivos prometió Miguel Bujanda en junio del 2022 concluirlo en seis meses… y a nueve meses sigue en construcción.
Ojalá un ciudadano de Baja California honesto, capaz, visionario, incluyente y con sana y libre base social, llegue a ser Presidente de la República para que miren el norte como urgente proyecto prioritario sexenal; que atienda un cúmulo de problemas que se han gestado igual que el sur, por el abandono y saqueo de un partido-estado fanfarrón, pobre, cobarde, inepto y sin amor a sus hijos, entenados y huérfanos.
¿Y los aranceles aduaneros que son cuantiosos, de IVA, impuestos bancarios, industriales de la maquiladora, y diversas actividades económicas genera BC y cuanto se reinvierte en BC? Seguimos sin rendición de cuentas públicas. ¿Cuánto se roban los funcionarios federales y regionales en su gestión y fuera de ellas? Hay certeza por los atracos que sufren los ciudadanos y comercios por reglamentos, moches en dependencias policiales, etc. Lo imaginamos cuando vemos residencias, negocios florecientes, lujos y guaruras de exfuncionarios, como si fueran petrificados líderes de partidos políticos o sindicales. Ciudad sin amor; eso somos, mi querida Tijuana.
M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es académico
del Instituto Tecnológico de Tijuana.
Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com