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jueves, febrero 15, 2024
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Sunshine Rodríguez: su excarcelación huele a claudicación

“Las pequeñas y medianas empresas… dependen directamente de los monopolios. Reciben encargos de estos monopolios y trabajan para ellos, reciben créditos y materias primas, tecnología, etc. Prácticamente se han convertido en sus apéndices”.

-Enver Hoxha. El Imperialismo y la Revolución (1979), p. 78


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El pasado día 20 de febrero fue excarcelado de las ergástulas de la dictadura el aguerrido activista pesquero de San Felipe, Baja California, Sunshine Antonio Rodríguez Peña.

Después de alrededor de dos años tres meses de mantenerlo prisionero, la jauría autocrática soltó a su víctima.

¿Qué fue lo que motivo al régimen AMLO-morenista para que excarcelara al activista? ¿Acaso fueron las recias y combativas manifestaciones en todo el estado para liberarlo? ¿Temor de la burguesía a un motín de los cooperativistas pesqueros? Nada de esto sucedió.


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Fue un hecho patente. Después del encarcelamiento de Rodríguez Peña, el gremio pesquero de San Felipe permaneció mudo y paralitico.

Nada de arrebatos. Calladitos. Sin “exabruptos” que molestaran a la tiranía. Dos o tres pequeños, fugaces y enclenques bloqueos y plantones; dos o tres blandengues “conferencias de prensa” (en las cuales hasta a los criminales de Televisa se les permitió que estuvieron presentes). Y nada más.

¿No significo esa actitud una evidente cobardía de sus “leales compañeros” cooperativistas?

Escuchemos lo que declaro, Lorenzo García, dirigente de la Federación de Pescadores Ribereños de San Felipe, Baja California (Organización a la cual pertenece, Rodríguez Peña), el día que Sunshine Rodríguez fue apresado: “Yo digo que debemos de estar tranquilos, los mismos abogados de cada uno de los compañeros que están detenidos harán su defensa… Por lo pronto no se tiene contemplada alguna manifestación, primero vamos a esperar a que se avance por la vía legal… espero y confío en la autoridad, que harán su trabajo y que salgan libres en las próximas horas o días”. ¡Grandioso!

A este dirigentucho apagafuegos que dice que “confía en la autoridad”, el pueblo de San Felipe debería colgarlo de las patas boca abajo. Este mamarracho, de hecho, no es más que un agente de Sea Shepherd y de la dictadura morenista. Un maldito esquirol.

Lo peor de todo fue que el gremio pesquero acato el “sabio” consejo (de esperar y confiar en la dictadura) del repugnante y reaccionario quintacolumnista. Porque en los más de dos años que Rodríguez Peña permaneció tras las rejas, ni en San Felipe ni en todo Baja California se realizaron acciones combativas y revolucionarias para que la dictadura soltara al líder pesquero preso. Ni por asomo se pensó en realizar actos “vandálicos”, ni acciones violentas contra el criminal Estado burgués. Nada que perturbara la “paz pública”. Una perla.

No, no hay que manifestarse, aconseja el liderzuelo esquirol Lorenzo García y sus secuaces, porque nos puede ir peor, a nosotros también nos pueden refundir en la cárcel.

A los líderes charros vendidos nunca la autocracia los va a poner tras las rejas. Los necesita afuera para manipular a las masas. Para atemorizar y sembrar el desaliento. Para hacer que el pueblo confié en el gobierno. A esos vendidos, un día, no lejano, el pueblo insurreccionado los va colgar de un árbol. De eso no tenemos duda.

Dejemos todo en manos de nuestros “duchos” y “sensatos” abogados, indica el esquirol de marras. Tácitamente: “Y que la voluntad de dios se haga en el burro de mi compadre”.

Un liderzuelo de tal pelaje no tiene cabida en una verdadera unión proletaria de combate. Solo fuego, a discreción, tendría para estos agentes de la burguesía. En las actuales “cooperativas” pesqueras abundan esta clase de esquiroles.

Ahí tenemos la ideología propia del pequeñoburgués filisteo, que prefiere tranzar con los opresores que luchar abierta y desafiantemente contra los mismos. Expresiones propias del mediano y pequeño empresario dueños de las “cooperativas” que se lamenta del yugo del gran capital (de Sea Shepherd y compañía) y que lloriquea por el maltrato que le propina la feroz autocracia, pero que no se decide a enfrentársele con firmeza y reciedumbre.

A Sunshine Rodríguez lo dejaron en la estacada. A merced de los inquisidores de la dictadura morenista.

Eunucos liderzuelos del gremio pesquero que en vez de acometer con machetes de acero blandieron leyes y códigos burgueses; es decir, empuñaron machetes de papel. ¡Estupidez de estupideces! 

Uno se pregunta: ¿la próxima vez que vuelvan a encerrar a, Sunshine Rodríguez, o algún otro pescador cooperativista, volverá el gremio a limosnear justicia? ¿Blandirán de nuevo espadas de cartón? ¿Se arrastrarán, una vez más, ante los “justos” jueces de la tiranía que reparten justicia a manos llenas?

No lo dudamos ni tantito. Tal proceder es la naturaleza intrínseca de la clase media pequeñoburguesa. Cobarde y crédula de la legalidad burguesa.

¿Habrá alguien tan ingenuo que crea que al líder pesquero lo dejaron en libertad por contar con bravos abogados? O, porque su “causa” la tenía un juez “humanista” y patriarcal. “Justo” como aseguraron algunos ingenuos.

Para los revolucionarios comunistas no existe la menor duda: “Los juristas son gente reaccionaria hasta la medula”. (V. I. Lenin. La Revolución Proletaria y el Renegado Kautsky. 1918. p. 58).

Para toda la caterva de huizacheros no hay mejor defensa contra las injusticias que los códigos y las leyes burguesas. Preceptos que no son más que una camisa de fuerza para contener la indignación popular.

No hay ni un solo abogado que sea honrado; mucho menos existe juez alguno que no tenga las manos manchadas de sangre obrera. La totalidad de los jurisconsultos son unos criminales. No pueden existir jueces honrados en un apestoso y reaccionario chiquero. Ahí están los hechos. Tangibles e irrefutables.

Desde nuestro punto de vista, Rodríguez Peña, fue puesto en libertad (condicionada de seguro) porque en prisión la burguesía le corto las alas (mejor decir, se dejó cortar las alas); esto es, la excarcelación se debió a un sucio “enjuague” entre el gremio pesquero cooperativista y la dictadura morenista. Transacción a la cual se agarró, como de un clavo ardiendo, Rodríguez Peña, para escapar del suplicio.

Más de dos años en prisión “ablandan” a cualquier pequeñoburgués que está acostumbrado a la buena vida. Confort clasemediero a costillas del sufrimiento del proletariado pesquero al que le chupan la sangre los mandamases de las “cooperativas”.

Solo el proletario consciente y revolucionario tiene la fortaleza espiritual para no rendirse ni traicionar la causa por la que lucha. Por diabólicas que fuesen las amenazas de la criminal clase burguesa en el Poder. Por duro y largo que fuese el encierro en el calabozo.

De tal fortaleza moral carece la clase mesocrática a la cual pertenece Rodríguez Peña. “Furiosa y arrebatada” por momentos, pero fría, desdeñosa, fantasiosa e inamovible la mayoría del tiempo.

Lamentarse de la forma violenta y soez en que fue apresado por los kaibiles policiacos deja ver su repugnante psicología clasemediera. ¿Qué esperaba de las bestias policiacas? ¿Buenos tratos, decencia? Qué absurdidad.

Se queja de los agravios perpetrados contra él y su familia, pero “no ve”; y peor, calla ante los ultrajes y atrocidades que militares y policías cometen contra la clase obrera. Gente pobre que sufren ofensas, encarcelamientos y asesinatos frecuentemente.

Al activista pesquero por lo que vemos ya se le olvidaron las brutales represiones y asesinatos que contra los pescadores de San Felipe y del Golfo de Santa Clara han perpetrado los matones de la flota norteamericana de Sea Shepherd y los militares de la Armada (marina). Asesinatos de pescadores cuyos matones no han sido tocados por la “justicia” burguesa ni con plumeros. Pero que un día, no muy lejos, serán vengados por el pueblo. Que no quepa la menor duda.

Un verdadero dirigente de masas no lloriquea ni se rinde, sino que lucha con resolución. Su deber irrenunciable es atizar la ira popular (aun estando en el fondo del calabozo) y levantar a los trabajadores, tal como sucedió en San Felipe el 28 de marzo de 2019. Insurrección espontánea del proletariado pesquero, de la cual -no hay que olvidarlo- “se deslindaron”, ipso facto, la gran mayoría de los caciques de las “cooperativas” pesqueras.

Para que Rodríguez Peña, secuaces, y abogadetes enamorados de la legalidad burguesa, vieran la cruel realidad existente en nuestro país; y su realidad de pequeñaburguesía en decadencia, se tendrían que quitar los lentes pequeñoburgueses. Cosa, que, en el corto tiempo, creemos no sucederá.

Una nación con millones de pobre en el más espantoso pauperismo muchos de los cuales hurgan en los tambos de la basura tratando de encontrar un pedazo de pan para saciar su hambre. Kaibiles militares y jenízaros policiacos en los cuatro puntos cardinales. Un verdadero Estado de sitio. Espionaje a líderes honrados y a revolucionarios. Miles de presos inocentes en las ergástulas de la burguesía, etc., etc. Esa realidad no existe para Sunshine Rodríguez ni para los medianos y pequeños “cooperativistas”.

Cuando Rodríguez Peña, abandonó el sepulcro carcelario, ni una palabra de ira pronunció contra la autocracia que lo sepulto por más de dos años en prisión. Su comportamiento fue de una gran “prudencia”. Llegó hasta pronunciar palabras melifluas para el sátrapa López Obrador. Nada más faltó que el líder pesquero, abierta, amplia y resonantemente le diera las gracias una y mil veces y le lanzara besos al susodicho sátrapa, por su “generosidad”. ¡Qué asquerosidad!

Para un líder popular la cárcel es el yunque donde se forja el acero, el odio profundo contra la tiranía… o es la tumba de cobardes claudicantes.

No nos extrañaría ver dentro de poco tiempo, al cooperativista pesquero entre las filas del Partido Morena o en alguno de sus minúsculos partidos “aliados” (mejor decir, paleros).

No hay que olvidar que Sunshine Rodríguez, no hace mucho tiempo atrás, anduvo del brazo de reconocidos matones priistas, como, por ejemplo, el mafioso, Enrique Fregoso, ¿Por qué no habría de cambiar de chaqueta y enjaretarse la de color guinda? Tal y como lo han hecho innumerables panistas, priistas, PTistas, trotskistas, etc., quienes hoy lucen enorgullecidos el atuendo morenista.

En cuanto a las susodichas “cooperativas” pesqueras, sostenemos que están condenadas a desaparecer. El mediano y pequeño empresario pesquero tiende a ser aniquilado. O bien a convertirse en insignificantes apéndices (“PYMES”) de los grandes trust pesqueros. Escuchemos al gran, Carlos Marx, que nos dice algo al respecto:

“Las cooperativas, es decir, las asociaciones de pequeñoburgueses; no se debe olvidar que estas cooperativas dan mucho a la clase media acomodada y muy poco o casi nada a la clase media misérrima, ni debe olvidarse tampoco que las propias cooperativas terminan por explotar el trabajo asalariado (es decir, a la clase obrera). Del folleto “Marx” de V.I. Lenin.

La rebelión del 28 de marzo de 2019 fue llevada a cabo por un sector de la pequeña burguesía en decadencia y por el proletariado pesquero; En cambio, la “lucha” por excarcelar a Sunshine Rodríguez fue llevada a cabo y dirigida por el alto sector pequeñoburgués, por los mandamases dueños de las “cooperativas”. Esa fue la razón por la cual los potenciales motines no estallaron en San Felipe. Pero también hubo otro factor para que no se produjera un estallido social: los pobres de San Felipe no olvidan que los caciques de las “cooperativas” pesqueras se pusieron del lado de la sanguinaria policía, y gruñeron contra la insurrección del 28 de marzo de 2019. Se “deslindaron” de la rebelión popular. Como indicamos arriba. Malditos reaccionarios.

La clase obrera no se somete a preceptos legales burgueses. En cambio, la clase media respeta la Constitución, los códigos y las leyes de los opresores. Y odia la violencia revolucionaria.

Asimismo, calificar de “justo” al juez que excarceló al activista pesquero, pronunciar melosas palabras de agradecimiento al dictadorzuelo, López Obrador, por no haberlo condenado a más años de prisión nos permite ver qué clase de gente son los “cooperativista”.

Para los revolucionarios de la clase proletaria está claro como la luz del medio día que tanto los jueces, esos hediondos cerdos, y todo el Estado burgués son cancerberos de la clase capitalista en el Poder. Sobre todo, del imperialismo yankee.

Para no ver este espantoso entorno la clase media se tapa los ojos. Como los avestruces.

Giremos. La “preservación” de la “vaquita marina” y la “extinción de la totoaba” es un mero cuento chino del imperialismo norteamericano. Un invento ad hoc para desalojar al pequeño empresario pesquero. La “veda” cumple con el mismo cometido.

¿De dónde acá los imperialistas (y sus instrumentos como Sea Shepherd, DiCaprio y Green Peace, entre otros) resultaron defensores, a ultranza, del medio ambiente, ecologistas y recios defensores de la fauna y la flora?

¿Acaso no han sido ellos, los omnipotentes capitalistas-imperialistas, en su irrefrenable afán de lucro, quienes han desbastado la fauna y la flora tanto la terrestre como la marítima?

Los grandes monopolios pesqueros extranjeros se apropiarán en su de la totalidad (ya casi lo logran) del mar territorial de México. La proletarización de la pequeña burguesía avanza a zancadas. De las “cooperativas” solo quedará el recuerdo. El tiburón grande se comerá al chico. Inexorablemente.

El autócrata del partido Morena, López Obrador, no es nada diferente a los anteriores sátrapas del PRI y del PAN. A no ser en las migajas (“apoyos”) que les arroja a las masas paupérrimas. Soborno para echárselas a la bolsa y para que le aprueben sus barbaries y atrocidades. En todo lo demás no hay diferencia alguna: tanto uno como los otros no son más que fantoches que lamen las botas al imperialismo. Unos genuinos vendepatrias.

Soberanía e independencia solo serán posibles de lograr en nuestro país a través de una revolución armada que tendrá que ser organizada por los hombres más honrados y puros; intransigentes y férreos de nuestro pueblo. Esto es, por los verdaderos revolucionarios patriotas y comunistas.

Levantamiento popular generalizado que tendrá que ser encabezado por la clase obrera, y por los pobres de nuestra patria.

Solamente un auténtico régimen socialista proletario le cerraría las puertas de la nación a los vampiros imperialistas que saquean el país y explotan a la clase trabajadora. No hay otro camino.

Todo lo demás serian ilusiones vanas pequeñoburguesas, palabrería huera.

Atentamente,

Javier Antuna

Facebook: Insurgencia Obrera

Correo: triunfocomunista@gmail.com

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