“Estamos desamparados, ninguna autoridad del gobierno, absolutamente nadie, nadie se ha acercado a nosotros”, afirmó Pedro Chavarría, uno de los damnificados de los edificios del fraccionamiento La Sierra, que están a punto de colapsar y que los dejó sin sus pertenencias.
Él junto con otros cuatro arrendatarios de los 11 de los 13 departamentos que estaban ocupados hicieron un llamado a la sociedad para que un abogado les dé asesoría y representación legal, y a las autoridades para que se acerquen a apoyarlos ante la pérdida de la vivienda que habitaban, documentos, mercancía.
“Hay daño psicológicamente porque no es fácil que te digan que tienes una hora cuarenta minutos para sacar y correr y salvar tu vida, y entrar al edificio y sacar tus pertenencias, lo que piensas en ese momento aturdido y estar escuchar cómo rechina y como suena el edificio y cómo truena el edificio. No es fácil sobreponerse a eso”, dijo Roberta Mendoza, quien junto con su esposo rentaba el departamento 8 del edificio más nuevo.
Los afectados pidieron a la propietaria de los edificios, Bertha Leticia, que les contesté las llamadas, les regresé el depósito que le dejaron, de hasta mil dólares, y haga frente a su responsabilidad como arrendadora que cobraba entre 300 y 500 dólares por mes.
Consideraron que la propietaria “actúo con dolo”, porque ella ya sabía el estado en que se encontraban los edificios, ya que hace como doce días los propios vecinos le habían reportado grietas y hundimientos en los departamentos, así como humedad. Hubo un derrame de agua en octubre del año anterior, lo que pasó es que “se maquilló todo” y ni ella, ni el constructor comunicaron a los residentes lo que realmente estaba pasando.
“Inclusive la CESPT tenía conocimiento porque en octubre hubo una fuga en la parte alta de la glorietita, y me he enterado que, por la calle de arriba hubo otras fugas anteriormente, como 10 o 12 fugas (…) Pienso que una dependencia de gobierno debió haber informado a Protección Civil o a las autoridades correspondientes”, indicó Efrén Guerrero, otro de los afectados.
Con voz entrecortada, Jorge Zamora Ocampo, comerciante de artículos de temporada y dueño de la camioneta panel que destaca entre las grietas, relató que él estaba en Guerrero por un viaje que le pidieron y aunque tuvo que cambiar su vuelo, ya no alcanzó a sacar su mercancía de ahí, de otro carro que tenía y del departamento.
“Esta ropa que traigo me la prestaron, porque no tengo. Llegué sin nada. Fui a hacer un viaje a Acapulco, me pagaron 5 mil pesos, para cambiar el vuelo me salió en 4 mil 500 salí perdiendo pues”, compartió el comerciante en mercados sobre ruedas, quien se quedó sin su fuente de ingresos al perder su mercancía.
