“Astrid y Omar, no se lo merecían”. Esta es una de las primeras conclusiones que refieren familiares de la pareja cuyos cuerpos fueron localizados sin vida y con huellas de violencia en Mexicali, a donde acudieron para comprar un vehículo.
En entrevista con un familiar de Astrid Hirales Gallardo, quien pidió el anonimato por miedo a algún tipo de represalia por parte de los agresores, narró que todo se originó a raíz de la compra de un vehículo que pretendían habilitar para que Astrid -quién tenía un muy buen sazón- vendiera comida en los estadios de béisbol donde jugaba uno de sus hijos, a quien vaticinan como próximo jugador profesional, debido a sus notables habilidades.
La familia comentó a ZETA que el incidente fue lamentable, pues la pareja, residente de la colonia El Mirador, en Tijuana, tenía la intención de superarse; los calificaron como “movidos y trabajadores”, pues Omar Rubio -esposo de Astrid- trabajaba en una notaría en labores variadas, mientras que la mujer estaba muy “metida en la cocina”.
El 18 febrero acudieron a Mexicali al observar un vehículo que les interesó en internet, por lo que hicieron el contacto y concertaron una reunión.
La intención era revisar la unidad, comprarla y regresar a Tijuana el mismo día.
Cuando llegaron a la central camionera se comunicaron con una hermana de Astrid. Esta comunicación relajó a la familia y continuaron con sus actividades.
Conforme pasaron las horas intentaron llamarlos nuevamente, pero ya no contestaron los teléfonos.
Al ingresar al rastreo telefónico se dieron cuenta que Astrid nunca se desplazó hacia Tijuana; por el contrario, se trasladó hacia la zona rural de Mexicali, por lo que notificaron el caso a las autoridades.
Según el testimonio de la familia, elementos de la Fiscalía General del Estado (FGE) le dijeron que no podía presentar la denuncia hasta que pasaran 48 horas, pero ante la insistencia, les tomaron su declaración.
Al parecer, las indagatorias arrojaron a qué Astrid y Omar saludaron a una persona en la Central Camionera de Mexicali, pero llevaba cubrebocas y gorra, lo que complicó el reconocimiento.
Esa fue la última vez que se tuvo registro de Astrid y Omar, cuyos cuerpos fueron localizados en el canal El Barrote, en el valle de Mexicali el 5 de marzo.
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