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martes, octubre 8, 2024
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La ballena (The Whale)

El problema de esta película es que fue adaptada de la obra de teatro de Samuel D. Hunter.  Ahora bien, el dramaturgo es a la vez el guionista y la desgarradora historia que cuenta es biográfica.

Pero algo suele suceder con guiones que parten de apuestas teatrales; nunca dejan de ser sucesiones de escenas destinadas a un foro, frente a un público.

Ese es el principal obstáculo no muy bien superado y se nota en un diálogo incesante y en la manera en que los personajes apenas se mueven por el oscuro departamento de Charlie, un hombre con obesidad mórbida, brillante maestro de literatura y escritura creativa confinado, por voluntad propia, a un espacio estrecho del que sólo sale para recoger las dos pizzas diarias que le entregan al pie de su puerta. Afuera, en este remoto lugar de Idaho, siempre llueve.

Qué manera de Brendan Fraser de regresar a la gran pantalla. De “George de la jungla” y “La momia” viene a hacer esta actuación insuperable, conmovedora.

Charlie sólo puede darles a sus alumnos una lección: escriban con honestidad. Eso mismo hace Fraser, actúa con una honestidad que lo tiene en la antesala del Oscar, aunque esta semana ya se llevó el premio más serio que se otorga en Estados Unidos, el Critics Choice Award, es decir, el reconocimiento de la crítica especializada.

Por supuesto que lo ayuda un estupendo elenco donde sobresalen todos: Ellie (Sadie Sink), la hija adolescente, enojada, vaya, con todo, aunque el punto de partida de su ira es el abandono del padre; la ex esposa alcohólica (Samantha Morton) que apenas aparece hacia el final de la cinta y aun así su participación no se olvida; Thomas (Ty Simpkins), un joven misionero que casualmente se cruza en el camino, creyendo poder salvar a Charlie.

Sin embargo, Liz (Hong Chau) es quien se roba toda la atención como la enfermera y amiga del protagonista, desesperada al ver que está muriendo por una afección cardiaca que no se atiende por falta de seguro médico. La verdad, por supuesto, es otra.

Charlie sabe que está a punto de morir y no hace nada por evitarlo. Apenas se puede sostener con una andadera, respira cada vez con más dificultad, usa oxígeno y no deja de comer. Busca desesperadamente reencontrarse con Ellie, a quien le pide que escriba, destaca lo inteligente que es y, por más rebeldía que la niña exhibe, el padre no deja de verla con ternura, con una sonrisa que se le escapa entre tanta tristeza.

La tragedia personal está ahí, en cada mordida obsesiva de una persona que tiene una adicción a la comida, desencadenada por una relación amorosa que tuvo con un joven estudiante al que sólo conocemos de oídas y en fotografías.

Por supuesto que hay discurso tras discurso, la palabrería cansa, sin embargo, el elenco es tan magistral que sabemos que ante un filme de Darren Aronofsky no hay otra más que involucrarse a fondo con estos personajes compulsivos, como la bailarina que Natalie Portman encarna en “El cisne negro” o “El luchador” con Mickey Rourke, por poner un par de ejemplos.

Con Brendan Fraser dando el alma en esta interpretación, tenemos aquí un resultado muy especial que no se olvidará. Bravo. *** y media.

Punto final. – No será nada extraño que Fraser le arrebate el Oscar a Austin Butler. Veremos…

Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
gabriela@zeta.com
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