Alejandro Loayza Grisi es un brillante fotógrafo que ahora busca otro camino en el cine como director de esta tremenda historia de Virginio (José Calcina) y Sisa (Luisa Quispe), una pareja de adultos ya en sus años dorados, que viven en las montañas de Bolivia, apegados a sus tradiciones Quechua.
Viven de sus llamas. Su cotidianidad es tranquila, silenciosa. Lo único que necesitan es agua. El problema es que la sequía que azota la región no cede y, con la llegada de Clever (Santos Roque), el nieto, la decisión debe tomarse: permanecer en una tierra de arraigo o buscar otros horizontes.
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Poco se dice en esta película donde todo está en las inolvidables imágenes que la multipremiada cinematógrafa Bárbara Álvarez capturó para Loayza, con las que expresa lo difícil que son las decisiones que cambiarán la vida de los personajes para siempre, sobre todo porque la raíz de todo es un entorno que cambia y del cual no se tiene control.
Este filme es un respiro, distinto, memorable, conmovedor sin pretender serlo, como el buen cine. A ver si tiene suerte en el Oscar, considerando que es la propuesta que Bolivia envió a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood. Al menos en Sundance fue un rotundo y merecido éxito. Disponible en Mubi. ****
Punto final. – Dicen que los Globos de Oro son la antesala del Oscar. Nada que ver.
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