La tragedia invadió a la familia Miranda Olivera desde la noche del martes ocho de noviembre cuando se enteraron que sus hijos Hugo Enrique y Rebeca habían desaparecido al llegar a su hogar. El río que debían atravesar en el cañón del Pato para entrar a su casa les ganó en fuerza y velocidad.
Los vecinos de la colonia Chihuahua y Obrera trataron de ayudar a los jóvenes estudiantes, Hugo sí alcanzó a salir, pero regresó por su hermana y en segundos se perdieron entre la larga noche, la densa bruma y la gran desesperación de un momento breve que tendrá eco.
Cuando los padres de Hugo y Rebeca se enteraron de la desaparición de sus hijos fue un momento lleno de impotencia, pues estaban atorados en el congestionamiento vial debido a las inundaciones en la ciudad. Lo mismo le ocurrió a los socorristas y servicios de emergencia que no pudieron llegar a tiempo al rescate de los jóvenes.
“Cruzaron, los arrastró la corriente y una cuadra adelante una persona trató de ayudarlos porque el auto se atoró en un taller mecánico y no tuvo éxito, ahí se encontró el vehículo… de ese desarenador desemboca en la frontera”, describió Rafael Carrillo, director de bomberos de Tijuana.
“El carro quería haciéndose para arriba. Amarré unos trapos y mecates y se los lancé. Grité “salte, salte” y en eso miré que abrieron la puerta y dije “trae más gente” y miré que era otra muchacha la que venía con él, la muchacha no pudo brincar y se reventaron los mecates. Corrió él y corrí yo y el muchacho se aventó otra vez, agarró a la muchacha para afuera, pero se aventaron para afuera pero ya los llevaba y no alcanzaron a salir”, relató Omar Contreras, testigo del trágico momento. “Estaba oscuro, los quise ayudar, pero no pude. Ahorita como me siento, imagínese los vi hace rato y estaban enfrente de mí y no pude. Quise amarrar trapos para ayudarle, pero no pude”, comentó
A media noche se suspendió la búsqueda, la lluvia impidió seguir con los operativos de rastreo. Algunos bomberos y agentes de protección civil se quedaron entre los cañones listos para iniciar el fatídico miércoles que inició con el hallazgo del cuerpo sin vida de Rebeca. La fuerza del agua trasladó a la joven estudiante por cinco kilómetros hasta dejarla en un pantano de lodo a un costado de las canchas deportivas del Cañón del Matadero. Fue Hugo, su padre, quien la reconoció a metros de distancia. Estaba golpeada por la maleza y las piedras; fue imposible resistir al llanto por la importancia al fatal desenlace.
Desde las siete de la mañana se coordinaron agentes de Protección Civil, bomberos, policías, UMAS, profesores de la UABC, vecinos voluntarios y la familia de las víctimas para hacer el recorrido de búsqueda pie tierra: algunos con binomios K9 y otros con palas; hubo quienes prestaron sus drones y otros compartieron víveres, todo para localizar a Hugo, el joven pasante de la facultad de deportes que fue arrastrado por la corriente del río pluvial en el cañón del Pato.
El cuerpo de Hugo Enrique Miranda Olivera fue encontrado durante la tarde del jueves en la parte norte del cañón del Matadero. El binomio K9: la perra Keeper que tiene un olfato que cubre 200 metros logró encontrarlo y la familia reconoció al joven que fue arrastrado por siete kilómetros desde el punto en el que fue visto por última vez con vida.
En la búsqueda participaron 92 civiles, 45 rescatistas, 4 estaciones de bomberos y cuatro caninos K9, así como personal de la UABC.
De acuerdo a bomberos Tijuana, otras 26 situaciones similares ocurrieron durante las lluvias del martes ocho de noviembre. “En un solo lugar rescatamos tres personas en el mismo cañón Johnson de la colonia Obrera, son 26 eventos donde las personas trataban de llegar a sus hogares”, reiteró el director Carrillo.
“Un agua con mucha velocidad, por más bajita que parezca te va a tumbar. Fueron cuatro horas continuas de lluvia en la ciudad y más a esa altura, estamos hablando de más de un metro de altura y es la recomendación. Comprendemos que la gente que quiere llegar a su vivienda o un lugar seguro y lo ve fácil”, reflexionó el titular de bomberos.
Amigos de Hugo y Rebeca han organizado campañas para recaudar fondos y apoyar a los deudos que han pedido respeto distancia ante el dolor de perder a sus dos hijos en una tarde lluviosa en Tijuana.