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martes, marzo 26, 2024
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Marchar por la democracia

“Sé el cambio que quieres ver en el mundo”.

-Gandhi


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¿Cuál es la diferencia entre una peregrinación y una marcha? Diría Santo Tomás de Aquino: La Causa Final. ¿Por qué peregrinamos o marchamos? Para venerar a la Virgen o algún santo o al mismo Cristo. Los desfiles tienen una razón cívica. Las marchas tienen una razón social o política; por los derechos civiles, como las de Luther King o Nelson Mandela o Lech Walęsa. Por trabajadores agrícolas en California y USA, con César Estrada Chávez.

El domingo 13 de noviembre de 2022, miles de mexicanos marcharon por la democracia en más de cincuenta ciudades. Que se sepa, no hubo destrozos como en las anuales manifestaciones del 2 de octubre en la Ciudad de México, en la que para los comerciantes del Centro es un día improductivo y con muchos daños materiales.

Las marchas son expresión de la gente a pie. Inconformidades, adhesiones, fiesta… un por qué intenso mueve a las multitudes a hablar caminando con pancartas, mantas, música.


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Jean Meyer, autor de La Cristiada, tesis para el doctorado en Historia por la Sorbona de París, compiló la obra Anacleto González Flores, el hombre que quiso ser el Gandhi Mexicano. Beatificado el 20 de Noviembre de 2006 en el Estadio Jalisco, en el pontificado de Benedicto XVI, el beato Anacleto murió martirizado por su amor a Cristo y al prójimo, al que defendía como abogado en los juzgados, muchas veces sin percibir salario alguno.

La Liga Defensora de la Libertad Religiosa (LDLR) del D.F. y la Unión Popular (UP) que aglutinaba a los defensores de la educación y la libertad religiosa en el Bajío y la provincia mexicana, llegaban a reunir un millón de firmas para que los diputados y los presidentes Calles y Obregón, dieran marcha atrás a las leyes persecutorias contra la Iglesia. Las autoridades legislativas, ejecutivas y judiciales ignoraban esas peticiones populares que tenían como regla interna y externa la no violencia activa, aprendida del misticismo político de estadistas como Mahatma Gandhi. Quien dice que la religión no tiene que ver con la política; no sabe ni si quiera qué es la política, repetirá Gandhi.

Muchas marchas populares terminan en baños de sangre o represión. En Baja California para que tomara posesión en 1960 el primer “gobernador” Braulio Maldonado, tuvieron que colocar en Mexicali cinco mil soldados como centinelas ante el descontento popular. Durante años las marchas por la democracia en Mexicali y Tijuana eran dispersadas cuando las autoridades locales enviaban pipas con orines y excrementos, que rociaban a los manifestantes y dispersarlos.

A la represión de las marchas se unían los crímenes contra periodistas, líderes sociales y políticos. Lo que no es privativo de México; sigue sucediendo en la Rusia de Putin (Ana Politkóvskaya, Gongadze en Ucrania), en la China “capitalista”, en el mismo Estados Unidos con los crímenes de Luther King y los Kennedy.

La Marcha por la Democracia del domingo 13 de noviembre, es como una mecha que quieren reducir, pero no se apaga. Recuerdo cuando saludamos en su casa de campaña en pleno Insurgentes cerca al Ángel de la Independencia, en 1988, a don Manuel Clouthier, El Maquío. “Esto ya nadie lo para”, en referencia a la democracia y participación de la gente. Protestaba ayunando por el fraude electoral en Sinaloa, donde le arrebataron la gubernatura, pero no la esperanza y el coraje por luchar.

Las marchas tienen, pues, un objetivo, y las más exitosas son las pacíficas, como la del inolvidable domingo 13 de noviembre.

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

Correo: saeta87@gmail.com

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