La intensa lluvia que arrasó con Tijuana el martes 8 de noviembre, tomó por sorpresa a los cuerpos de emergencias de la ciudad. No previeron que la condición climática causara tanto caos, tanto que ni la Secretaría de Gobierno Municipal ni Protección Civil convocaron a mesa de seguridad para planear cómo contener las posibles afectaciones.
De acuerdo con personal de Bomberos y Protección Civil, no se notificó una prealerta o se diseñó algún operativo para atender las emergencias. “Nos agarraron desprevenidos”, aseguran; sin embargo, las autoridades afirmaron a ZETA que se trabajó en coordinación.
El director de Protección Civil Municipal, Bernardo Villegas, detalló que se atendieron 260 reportes, entre ellos accidentes viales, inundaciones, socavones, caídas de postes, cortes de energía eléctrica. Las zonas donde se presentó la mayor cantidad de incidentes producidos por las lluvias fueron las delegaciones San Antonio de los Buenos, Playas de Tijuana, Centro y Sánchez Taboada.
El funcionario explicó que no se convocó a Consejo Municipal porque el pronóstico climatológico no apuntaba a una condición de emergencia, como si se tratara de un huracán, por ejemplo; de igual manera, cuando se emite una prealerta, esta debe atender a otro tipo de fenómenos. En este caso, comentó que la dependencia estuvo en constante comunicación sobre el avance de las lluvias.
Dijo que desde las 10 de la mañana iniciaron la revisión de lugares que “generan casi siempre algún problema cómo Camino Verde”, y alrededor de las cuatro de la tarde se activó un operativo, “con todo el personal, que son aproximadamente 16 personas, con unidades distribuidas por toda la ciudad”.
Sobre el caos vial que se generó en algunas zonas de la ciudad, como Río, Otay, Playas de Tijuana, en donde los traslados llegaron a hacer hasta de tres horas, el funcionario municipal dijo que la lluvia arrastró mucho escombro, basura y tierra, lo que generó un problema en las avenidas principales.
Minimizan los daños: Sin limpiar pluviales y desarenadores desde octubre de 2021
El secretario general de gobierno, Catalino Zavala, minimizó los estragos causados por las lluvias en Tijuana; así lo dejó ver en la mañanera de la gobernadora Marina del Pilar, mientras que el reporte de Bomberos y la Secretaría de Seguridad Pública registró 20 accidentes de tránsito: una volcadura, 2 autos salidos del camino, 2 personas lesionadas; 4 accidentes sin intervención. Además, 7 árboles caídos, 17 cables desprendidos, seis postes caídos, cuatro cortocircuitos, explosión de 4 transformadores, 4 socavones, 24 vehículos atascados, y 26 inundaciones.
Bernardo Villegas Ramírez, director de Protección Civil Municipal, informó que uno de los incidentes más relevantes fue el encharcamiento sobre la calle Prolongación calle Segunda, a la altura del Cañón del Matadero en dirección a Zona Centro, por lo que se cerró parcialmente el tránsito vehicular.
Además, vecinos de las colonias Herrera, Soler, Santa Fe y Libertad de Tijuana reportaron fallas intermitentes de energía eléctrica; mientras en la colonia Lucio Blanco, en Playas de Rosarito, permanecieron 28 horas sin el servicio.
La falta de transporte fue una queja constante de la ciudadanía. El director del Instituto de Movilidad Sustentable, Jorge Alberto Gutiérrez Topete, dijo que las empresas transportistas no suspendieron el servicio, sino que la dependencia autorizó a los choferes cambiar las rutas para evitar encharcamientos. Aunque justificó que el retraso en algunas zonas fue por el tráfico provocado por las lluvias. Presuntamente el servicio se prestó hasta las 11:30 de la noche.
Respecto al caos vial por las inundaciones, el director de Obras e Infraestructura Urbana Municipal, Marco Antonio Campoy, indicó que la última vez que se limpiaron los pluviales y desarenadores de la ciudad fue en octubre de 2021, con una inversión de ocho millones de pesos; en comparación, este año solo se limpiaron parcialmente 5 de los 33 que existen. Sin embargo, informó que la próxima semana se realizará una limpieza conjunta con ocho compañías privadas inscritas en el padrón de proveedores del XXIV Ayuntamiento; la inversión será de 10 millones de pesos.
Murió al intentar salvar a su hermana
La tragedia invadió a la familia Miranda Olivera desde la noche del martes 8 de noviembre cuando se enteraron que sus hijos Hugo Enrique, de 24 años, y Rebeca, de 17, habían desaparecido al llegar a su hogar. El río que debían atravesar en el cañón del Pato para entrar a su casa les ganó en fuerza y velocidad. Los vecinos de la colonia Chihuahua y Obrera trataron de ayudar a los jóvenes estudiantes, pero en segundos se perdieron entre la larga noche, la densa bruma y la gran desesperación de un momento breve que tendrá eco.
“El carro quería, haciéndose para arriba. Amarré unos trapos y mecates y se los lancé. Grité ‘salte, salte’ y en eso miré que abrieron la puerta y dije ‘trae más gente’, y miré que era otra muchacha la que venía con él; la muchacha no pudo brincar y se reventaron los mecates. Corrió él y corrí yo y el muchacho se aventó otra vez; agarró a la muchacha para afuera, pero se aventaron para afuera… pero ya los llevaba y no alcanzaron a salir”, relató Omar Contreras, testigo del trágico momento.
“Estaba oscuro; los quise ayudar, pero no pude. Ahorita cómo me siento, imagínese: los vi hace rato y estaban enfrente de mí y no pude. Quise amarrar trapos para ayudarle, pero no pude”, comentó.
A medianoche se suspendió la búsqueda, debido a que la lluvia impidió seguir con los operativos de rastreo. El miércoles inició la búsqueda y se halló el cadáver de Rebeca. La fuerza del agua trasladó a la joven estudiante por cinco kilómetros hasta dejarla en un pantano de lodo a un costado de las canchas deportivas del Cañón del Matadero. Fue Hugo, su padre, quien la reconoció a metros de distancia. Estaba golpeada por la maleza y las piedras.
La tarde del jueves fue localizado el cuerpo de Hugo, pasante de la facultad de Deportes de la UABC, en el Cañón del Matadero.