Alcaldesa Montserrat, eso de “delincuentes han tomado la canalización” ha sido desde hace décadas. Yo recuerdo que incluso en los 80s ha habido delincuencia en el famoso “bordo” junto a la línea. Ha sido tierra de nadie, fértil para tramar, preparar, emboscar, asesinar, cometer crímenes de toda índole.
Han pasado muchos trienios de alcaldes de todos colores y nadie ha sabido cómo solucionar ese añejo problema en la canalización. Hoy es amplia la zona del canal, sea desde el boulevard Terán Terán o la clínica 1 hasta la línea; dos campos enormes y sin ley: zona de delitos. Al amparo del día y la noche, los delincuentes y matarifes hacen festín y danza de sangre, sin que nadie se los impida.
La ley de la impunidad es el común denominador, señora Montserrat. Usted todavía ni nacía en su natal Oaxaca, y acá en el norte tijuanense ya teníamos ese problema de drogas, pandillas y centros de personas cuyas familias disfuncionales los puso en el bordo.
Así que su voz es “¡Qué nuevas!”, alcaldesa Caballero Ramírez, con tal noticia. Tijuana necesita funcionarios nativos, o con arraigo en esta ciudad, que tengan más de 30 años de estancia en la frontera más visitada del mundo. Es difícil acordar soluciones para esa zona catalogada como el picadero más grande acá por Occidente. Usted nació en 1982; como dije, aún no nacía y ya en Tijuana teníamos este problema de invasión de zona federal.
Quizá sea una alcalde más, que habla de este conflicto y no podrá hacer nada. Es complicado devolver a un vicioso a la vida sobria y productiva; son contados los que la “hacen” y ven la luz. Así que si logra hacer algo, qué bueno, pero se necesitan billetes para realizarlo.
La muerte de Kevin resonó en todos, pues tenía familia; la muerte de los adictos no, pues va a la fosa común y ni quién los reclame. Me imagino que las calles de Tijuana están como la canalización: con harta delincuencia. Por ello ya son patadas de ahogado tratar de ver ahora sí por los habitantes del canal, donde estuviera en 1970 la inolvidable Cartolandia. Ojalá puedan hacer algo. ¡Suerte!
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.
