En 1808 se prohibió ingresar esclavos a Estados Unidos, pero esta práctica humana no terminó ahí. Los residentes del barrio Africatown en Mobile, Alabama lo saben muy bien. El tráfico humano continuó por varias décadas y prueba de ello es que en 1860 muchos de los ancestros de esta comunidad llegaron clandestinamente al puerto a bordo de un barco llamado “Clotilda”, destruido por los blancos Timothy Meaher y el Capitán William Foster para no dejar evidencia.
Ahora la directora Margaret Brown recoge esas voces en este poderosísimo documental que triunfó en el Festival de Sundance. La lección es a lo sumo interesante: está la historia que se escribe desde el poder y la que se recrea a partir de testimonios y prevalece en la cultura oral.
En este caso la prueba contundente de lo que la gente decía, apareció cuando los restos de “Clotilde” fueron encontrados, escenas que alimentan este brillante filme donde Brown se apoyó de la obra de Zora Neale Hurston, cuyo libro “Barracoon: La historia del último ‘Cargamento Negro’” narró la historia de Cudjoe Lewis, quien sobrevivió la travesía de “Clotilde” para fundar Africatown.
En silencio quedan los Meahers, cuya presencia en Mobile sigue siendo importante y siempre supieron dónde se encontraba el navío, e incluso hay evidencia forense que indica un intento, en fechas recientes, de dinamitar lo que quedaba.
Brown lo expone todo, rinde homenaje a todos los involucrados en el hallazgo y honra a los descendientes de “Clotilda” de una manera que no debe pasarse por alto. De lo mejor que hay en Netflix. ****
Punto final. – Obligado ver “El clan”, sobre los siniestros Puccio en la Argentina post-dictadura militar.