No es un secreto el problema de infraestructura y movilidad que padecemos en el Estado, pero muy particularmente en Tijuana. Diariamente nos enfrentamos a él quienes debemos salir de casa muy temprano, sin haber amanecido aun, a fin de poder sortear el trafico imposible que distingue nuestra ciudad.
En el trayecto, vemos todo tipo de problemas que agravan más la situación: Caminos que empiezan en tres carriles y más adelante se cierran a dos o uno, semáforos mal sincronizados o que no lo están, carencia de vialidades suficientes, de puentes o circuitos de desahogo, de una adecuada señalización; y lo que es más, sobresaturación de vehículos cuyos automovilistas no tienen más alternativa que soportar los interminables cuellos de botella existentes a lo largo y ancho de la ciudad, con la ansiedad y el estrés que ello implica, además del riesgo de sufrir un percance, a fin de poder llegar a su destino a tiempo para iniciar la jornada o cumplir con el compromiso.
Puentes mal hechos que tienen que derribarse y reconstruirse con el consecuente perjuicio a quienes lo utilizan, sin que existan vías alternas; concreto hidráulico que imagino no lo regalaron, que después de colocado hay que levantarlo porque a la autoridad se le olvidó tender las redes de drenaje, alcantarillado y agua potable antes de colocarlo; el mismo drenaje que resulta insuficiente en cuanto a su capacidad de conducción de desechos, por lo cual se rebozan las alcantarillas por toda la ciudad con un poco de lluvia que caiga; caminos mal trazados, viviendas y todo tipo de construcciones que no cumplen con los mínimos requerimientos para una eventual licencia de edificación; alumbrado público insuficiente y deficiente.
Todos estos problemas los padecemos en Tijuana. Los espacios son reducidos y hay demasiados vehículos, porque es la única manera de trasladarse de un lugar a otro; pues para colmo de males se le ocurrió a la autoridad inhabilitar uno de los pocos carriles que había, para asignárselo de manera exclusiva al SITT, que nunca pudo funcionar en forma aceptable ni generar el beneficio esperado porque no existen rutas alimentadoras. Ya no hablemos de la inseguridad pública, que será tema abordado en otra ocasión.
La titular del Gobierno del Estado en su gira por Francia y Alemania, celebra que hizo contacto con varias empresas extranjeras que muy posiblemente vendrán a invertir en nuestra entidad. No puedo evitar pensar que se trata de una celebración desafortunada. ¿Cómo voy a tener invitados en mi casa si no me he dado el tiempo de arreglarla? Si eso sucede, lógicamente se verá más movilidad de vehículos y peatones, recrudeciéndose la problemática que venimos padeciendo.
¿No hay dinero? Es sabido que el presupuesto asignado a los niveles de gobierno estatal y municipal es bastante decoroso, y que, si algunas partidas resultan insuficientes, es posible solicitar transferencia de recursos de aquellas partidas en las que, por alguna razón se obtienen ahorros, o generar ese ahorro evitando gastos superfluos y redirigiendo el recurso.
Es una práctica común que las diferentes dependencias y organismos soliciten dicha transferencia o incluso ampliación de recursos al H. Congreso del Estado, cuyos legisladores -en la mayoría de los casos- no tienen objeción en apoyar al gobernante en turno, a fin de que salga adelante con las necesidades que aquejan a la sociedad bajacaliforniana.
Sabemos que la inversión extranjera solo trae al país -y en su caso al Estado- gastos por permisos de operación, pago de servicios públicos, algún monto por concepto de impuestos, y salarios (bajos, por eso procuran nuestro país), mientras que las ganancias obtenidas se van a su lugar de origen. En suma: Recojamos el tiradero y arreglemos la casa, antes de tener invitados.
Agradezco las atenciones prestadas.
Atentamente:
Lic. Alfredo Flores Ramírez
Tijuana, B.C.
Correo: lic.alfredofr@hotmail.com