Durante casi un siglo, los mexicanos estuvimos ajenos a la democracia y a la transparencia, sometidos al régimen autoritario.
No fue sino hasta el año 2000 cuando acabó “el sistema”, que siempre “triunfaba” mediante lo que Mario Vargas Llosa denominó “Dictadura Perfecta”.
Ese cambio fue aprovechado por la ciudadanía, para promover la estructura de transparencia.
Así, se crearon órganos jurídicamente robustos, como el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales. (INAI).
El objetivo se amplió mediante la incorporación a la Alianza para el Gobierno Abierto, (AGA). A nivel internacional, se habla de “olas democratizadoras” a aquellos movimientos que han logrado leyes que establezcan obligatoriedad para la participación democrática, dejando atrás la opacidad.
México se incorporó a la AGA en la “Tercera Ola”, en el año 2011 (véase https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/10/4686/10.pdf). Coincidentemente, ese año nació el Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Baja California (ITAIPBC).
La creación del organismo era un caro anhelo ciudadano, por lo que fue meta lograda por la sociedad, especialmente impulsada al final de la década previa por el sector empresarial. Por esa época conocí al ahora comisionado del INAI, Adrián Alcalá, coincidiendo como consultores del Consejo Coordinador Empresarial de Baja California, desde donde apoyábamos iniciativas ciudadanas que -afortunadamente- más tarde vimos plasmadas en leyes e instituciones.
En aquel entonces, no nos imaginábamos que un día habríamos de tener en común haber fungido como presidente del Órgano Garante Bajacaliforniano.
En mi caso, lo fui del 2021 al 2022, lo cual me significó gran orgullo y satisfacción. Si bien el final no estuvo exento de momentos difíciles, eventualmente en la función pública se presentan ese tipo de situaciones, las cuales deben de resolverse con respeto y reflexión, evitando confrontaciones estériles.
La conclusión de mi gestión al frente del instituto se dio cuando propuse la alternancia en la presidencia, momento en el cual prioricé el bien del organismo. No fue una decisión fácil, pero la tomé tras un profundo análisis, pensando en cuidar la imagen y continuidad del órgano garante en lugar de mantener una posición jurídica que pudo haberse prolongado.
Ser servidor público es una extraordinaria oportunidad que nos brinda la sociedad, a la cual debemos tener siempre primero en cuenta, antes que cualquier otro argumento o postura personal. Aunque se pueda tener la razón, sostenerla radicalmente, puede lastimar gravemente a las instituciones, las cuales requieren ganar confianza, no polémicas.
Aprovecho este espacio para agradecer al valioso equipo del ITAIPBC, así como a personas, instituciones, medios de comunicación y organismos de la sociedad civil que me brindaron apoyo e infinitas atenciones al desenvolverme como presidente, y a quienes serviré siempre que se me permita, en cualquier posición en que me encuentre.
Todo es cuestión de la Alternancia en la Presidencia.
Alberto Sandoval ha sido educador de adultos, profesor de bachillerato, catedrático universitario, servidor público, conferencista, deportista y activista ciudadano.
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