Embajador del arte y cultura de Baja California Sur, el primer actor Manuel Salvador Ojeda Armenta, cerró sus ojos, y su energía emprendió su propio vuelo, con ella, la aportación a la historia nacional en teatro, cine y televisión. Nació y creció en solitario en la capital sudcaliforniana, juntando caracoles y nombrándolos; así creó su propio mundo, lo que le facilitó ejercitar su memoria, y posteriormente sacarle provecho en su carrera histriónica.
Educado en el Instituto de Bellas Artes, Ojeda Armenta, su deceso a los 81 años fue haciendo lo que más amaba, actuar, dejando un legado imborrable; sus últimas escenas fueron en la telenovela “Corazón guerrero”, para Televisa Univisión, en donde encarnó a un abogado culto que apoya causas nobles a obtener justicia.
Inmerso en su universo, de pie, colmado de fortaleza, e íntegro, Manuel Ojeda, quien hoy es recordado amorosamente por colegas, gremio y la Asociación Nacional de Actores (ANDA), partió de este mundo siendo un hombre de paz.
“Lo menos aconsejable para buscar la justicia es el uso de la violencia; violencia contra violencia nunca será lo más conveniente”, citó el actor finado, quien sufrió de dolores de rodilla que le impidieron volver cabalgar, como cuando interpretó a Emiliano Zapata y Porfirio Díaz, en “Senda de Gloria”, y “El vuelo del águila”, respectivamente.
“Tengo que aceptar que ya no puedo hacer de jinete, pero tengo la agilidad mental para hacer muchos más personajes”, señaló el actor sudcaliforniano, quien dio vida a más de 291 cintas; pero fue por su interpretación en “El infierno de todos tan temido” que fue reconocido con el Premio Ariel, en 1980; y en 1995, El Heraldo de México por “El Vuelo de Águila”. Ojeda Armenta también será recordado por las series “El Pantera”, “Yago” y “Mujeres de negro”.