No había pasado ni una semana del nombramiento de Salvador Morales Riubí como rector de la Universidad Tecnológica de Tijuana, cuando ya despachaba en el área administrativa (sin nombramiento) José Antonio Parra Bernal. Llamó la atención por el hecho que en 2017 fue detenido, aun cuando después liberado, se le acusó de ser autor intelectual del homicidio de quien por entonces era subdirector administrativo del Issstecali, Jesús Manuel Ponce Ríos, en Mexicali. Entre los testimonios que llevaron a la sospecha, algunos coincidían en que el día de su muerte, Ponce estuvo comiendo -además de con Parra Bernal- con Morales Riubí. Después de que en esta columna se publicara el trabajo que rápidamente le había dado Morales a Parra, el primero envió una carta para aclarar que no era así. Pero ahora resulta que sí. En la imagen que se presenta acompañando esta información, se aprecia cómo José Antonio Parra Bernal ya aparece en el Departamento de Planeación, Administración y Finanzas. Ahora sí que en el gobierno, de cualquier partido, más allá de sospechas en la nómina, se conoce a los amigos. En 2017 Morales y Parra servían para el PAN… hoy lo hacen para Morena.