A lo largo de varios años he tenido la fortuna de compartir con gente muy valiosa mesas de trabajo donde se toman decisiones que benefician a una comunidad en su conjunto o a un sector determinado. No existe nada más satisfactorio que la implementación de una política pública contribuya a mejorar la calidad de vida de los habitantes de un país, estado o municipio.
La política gubernamental no debiera ser tan compleja como sigue pareciendo; al contrario, las decisiones que se toman deben ser sencillas, rápidas, accesibles y factibles. El problema se presenta cuando se anteponen intereses personales, de grupo o ideología política; ahí es cuando todo se complica. Los políticos dejan de utilizar el sentido común tan básico y los nubla los compromisos de campaña, la ambición y las tentaciones.
¿Hay temas que se podrían solucionar con aplicar el sentido común? La buena noticia es que sí; la mala es que no lo hacen por cálculos personales.
Hay un ejemplo clarísimo que en estos momentos está sucediendo y se ha convertido en una crisis local, pero que a todos debería preocuparnos: la falta del agua en Nuevo León, muy en particular en Monterrey y alrededores.
Hay un sinfín de explicaciones que nos llevan a entender de alguna manera la escasez de agua en esa zona, que van desde la falta de inversión en infraestructura, pasando por la mala previsión, corrupción gubernamental y de la que no nos salvamos nadie: la naturaleza jugando una mala partida. Las precipitaciones pluviales no se han presentado por esos rumbos.
Cuando señalamos a la zona metropolitana de Monterrey nos referimos a una región poderosa, económicamente hablando. Las grandes industrias se han instalado ahí por décadas, lo que genera empleos e inversión, pero demanda servicios; el agua es uno de ellos.
La industria no se ha visto del todo afectada, pero son los ciudadanos quienes sufren más los estragos. Las grandes interrogantes son: ¿No tenemos un mecanismo de ayuda cuando se presentan estas situaciones? ¿Las regiones cercanas no podrían dejar que se “acceda” el vital líquido en lo que pasa esta crisis? ¿Usted ha visto alguna reunión de emergencia entre el gobernador del Estado, Samuel García, y el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para juntos buscar una posible solución? ¿En el Congreso de la Unión se ha escuchado alguna idea o propuesta?
El gobernador Samuel García, quien en campaña parecía “muy entrón” para resolver situaciones más allá de su competencia, perdió el control del tema (ya también le sucedió con el caso Debanhi, la joven asesinada hace meses por causas aún desconocidas); ahora se enojó y pidió a los regios no culparlo por esta situación, que la ventanilla es Conagua y háganle como puedan.
En Monterrey hay lugares donde no tienen agua desde hace más de un mes, y la problemática, lejos de solucionarse en el corto plazo, pareciera extenderse. ¿No podrá el gobernador buscar coordinación en la Federación y convocar a los estados vecinos para ayudar a las familias más desprotegidas que ya tienen tiempo sin el vital líquido?
La falta de sentido común de las autoridades quedó de manifiesto y la nula capacidad de gestión parece ser cosas de todos los días. Hay que recordar que Samuel García pertenece al partido Movimiento Ciudadano, mientras que las autoridades federales a Morena. Ahí parece estar la respuesta a la inacción de ambos órdenes de gobierno.
Esperemos que más allá de invocar a Tláloc, los gobernantes apliquen su sentido común y se pongan a trabajar en un problema que por lo pronto se presenta fuertemente en Nuevo León, pero que nadie se salvará en este o en los próximos años.
Alejandro Caso Niebla es asesor en temas de comunicación y políticas públicas.