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miércoles, abril 10, 2024
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Crónica de una captura

“El hombre más peligroso es aquél que tiene miedo”.

-Ludwig Burned 


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Rafael Caro Quintero permaneció en prisión 28 años en los Estados Unidos Mexicanos, “hasta ser liberado” en el mes de agosto del 2013. Esto después de que un Juzgado desechara varias causas penales en su contra, por violentar y no cumplir con los requisitos que exige la institución del debido proceso, ocurriendo esto en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Desde que se notificó la “desaparición del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar”, los Estados Unidos iniciaron una búsqueda exigente y sin cuartel, hasta que por fin fue localizado el cadáver de Enrique Camarena Salazar.

Desde entonces, el Gobierno de los Estados Unidos realizó paralelamente una investigación para conocer la naturaleza de los hechos, conocer a los involucrados y lograr su detención. Todos sabemos que Estados Unidos no perdona a quien atente contra un elemento de sus cuerpos de Seguridad, más aún en este caso, en donde se vigilaba la estructura y operabilidad del majestuoso e importante Cártel de Jalisco. Finalmente se logró su detención en la República de Costa Rica y fue traído a México, en donde permaneció encarcelado durante largos 28 años.


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Sin embargo, como establecimos con antelación, fue liberado debido a fallas estructurales del Debido Proceso, durante el sexenio del ex presidente Enrique Peña Nieto; desde el día en que obtuvo su libertad, Estados Unidos empezó la búsqueda implacable para localizarlo y reaprehenderlo, y ha sido el Gobierno de los Estados Unidos de América quien solicitara su extradición.

Rafael Caro Quintero -ni duda cabe- es uno de los narcotraficantes históricos en México: fue capturado 37 años después de que fuera detenido en Costa Rica, pesando sobre él la acusación del homicidio en contra del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar y de su piloto Alfredo Avelar. Y tuvieron que pasar prácticamente 9 años después de su liberación por un fallo judicial que fue revertido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), cuando este sujeto ya se había escondido y se sabía perfectamente, dadas sus habilidades y conexiones, que tendría que pasar mucho tiempo para que fuese capturado de nueva cuenta.

Hoy Caro Quintero tiene 69 años de edad; en otro tiempo fue el líder del poderosísimo Cártel de Guadalajara, que traficaba con marihuana y cocaína, fundamentalmente, y al encontrarse en libertad este sujeto volvió a realizar la actividad que conocía y dominaba: el narcotráfico.

Según se desprende de los reportes de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en ingles), desde julio de 2016 se daba cuenta de una disputa entre Caro Quintero y el Cartel de Sinaloa por el dominio del Estado de Sonora, al norte de México, entidad en donde había concentrado su actividad delictiva. Aunque también se tenía conocimiento que realizaba operaciones de narcotráfico en su estado natal Sinaloa, en donde la semana pasada fue detenido.

Fue la Secretaría de Marina la que realizó un brillante operativo con el objeto de lograr la captura del famoso narcotraficante, “con el fin de complementar orden de aprehensión, con fines de extradición”. Fuimos testigos a través del seguimiento de las noticias por TV y medios electrónicos, cuando fue localizado entre unos matorrales por un elemento canino en un municipio llamada San Simón.

Según los datos obtenidos, Rafael Caro Quintero nació en la Sierra en Badiraguato el 3 de octubre de 1952 y casi cuando tenía prácticamente 18 años conoció a Ernesto Fonseca Carillo y Juan José Esparragoza, fundador del Cártel de Guadalajara; es conocido como uno de los principales narcotraficantes mexicanos de los años 80 y de los primeros por su papel en el envío de droga a una gran escala hacia los Estados Unidos de América, país en el cual se encontraba en la lista de los más buscados y el gobierno de Estados Unidos ofrecía una recompensa de 20,000 millones de dólares a quien proporcionara datos que lograran su captura.

Como parte de una leyenda que versa a su alrededor, se ha dicho que alguna vez ofreció pagar la deuda externa a fin de que las autoridades mexicanas lo dejaran trabajar.

 

 

Benigno Licea González es doctor en Derecho Constitucional y Derecho Penal. Fue presidente del Colegio de Abogados “Emilio Rabasa”.

Correo: liceagb@yahoo.com.mx

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