65% del territorio está catalogado con vulnerabilidad media o alta. Actualmente están en proceso de construcción 80 proyectos verticales y más de 30 fraccionamientos horizontales que, aunado a la autoconstrucción, elevan el riesgo de deslizamientos ante laderas y suelos inestables
Más de 2 mil 409 inmuebles han sido afectados por deslizamientos de tierra registrados en 40 puntos de Tijuana. Actualmente, 12 siguen activos y son monitoreados por los gobiernos municipal, estatal y Federal.
El de Camino Verde es el más notorio, por los 351 predios que ha dañado, pero recientemente se han registrado deslizamientos en Vista Alamar, el área de Los Laureles, Urbi del Prado II, Otay Centenario, Playas de Tijuana y San Antonio de los Buenos.
Se estima que cada año se presenta al menos un deslizamiento, por lo que se prevé que a lo largo del tiempo, nuevos sitios tendrán afectaciones ante el boom de construcción que experimenta la ciudad, sobre todo de edificación vertical y fraccionamientos multifamiliares, así como el crecimiento de la autoconstrucción, sin que exista suficiente inspección por parte de la Dirección de Administración Urbana del Ayuntamiento de Tijuana.
Según el Colegio de Ingenieros Civiles de Tijuana (CICTAC), la construcción informal supera a la formal, por lo que este organismo está pugnando porque las autoridades municipales “doten de fe jurídica formal a todos los Directores Responsables de Obra (DRO) y se tenga más certeza técnica en cada una de las edificaciones”.
Para Mario González Durán, investigador de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), el que recurrentemente se presenten deslizamientos en sitios bien definidos, se debe a que “no se ha parado la autoconstrucción, de liberar permisos de construcción”, y no se han activado declaratorias que impidan que se siga construyendo en ciertas zonas donde ya se tiene evidencia que ha ocurrido el fenómeno.
La teoría de movimientos indica que hay elementos que condicionan y otros que desencadenan. Entre los primeros están los escurrimientos, los diferentes suelos, su acomodo e historia geológica. Mientras que los factores que desencadenan, son los movimientos de terreno que hace el hombre, la construcción, los sismos y la lluvia.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señalan que el porcentaje de la autoconstrucción es del 73%, “eso significa que se puede dar, porque yo mismo la construyo, conozco a un albañil (que hace la obra sin estudios técnicos), y porque tramito una licencia de construcción, pero no respeto el proyecto que dio origen a esa licencia”, observó el especialista.
En ese sentido, consideró importante que construcciones de edificios de varios niveles, así como edificaciones esenciales, como escuelas y hospitales, caractericen “muy bien el suelo” donde se van a desplantar, para “construir trajes a la medida” y se hagan realmente las obras de ingeniería que se requieren, con el fin de evitar afectaciones.
González Durán se pronunció a favor de que Tijuana adopte una estrategia similar a la de San Diego, California, donde las licencias de construcción de edificios con gran número de niveles pasan por una mesa de expertos de diferentes áreas (geotecnistas, geofísicos, ingenieros en estructuras, arquitectos, urbanistas y desarrolladores, etcétera), de tal manera que los proyectos se revisen y adecuen, y del grupo de expertos dependa que se autorice o no una licencia de construcción y “no sea el no técnico el que dé la autorización”.
Por otro lado, el académico hizo hincapié en que desde hace mucho tiempo la ciudad “está pidiendo a gritos” un sistema de instrumentación (inclinómetros, deformímetros, acelerómetros), porque a través de esos aparatos, los especialistas pueden darse cuenta de lo que está pasando e informar a la autoridad y a la sociedad.
Sin esa instrumentación, “nos damos cuenta cuando ya aparecen rasgos muy importantes y cuando ya no se puede hacer nada”.
Adicionalmente, se tienen que seguir generando declaratorias de no construcción en zonas “donde sabemos que recurrentemente han ocurrido estos fenómenos”.
Por su parte, Luis Humberto Mendoza Garcilazo, investigador del Departamento de Sismología del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) resaltó la necesidad de actualizar el Atlas de Riesgo que data de 2014 y que dicho instrumento sea utilizado por la autoridad.
Cuestionado sobre la actualización del Atlas de Riesgo, Salvador Cervantes, coordinador de Protección Civil estatal, dijo que si bien por recomendación debió actualizarse en 2019, “no está caduco, porque están representadas las condiciones, fenómenos, como vulnerabilidad que se tiene a la población expuesta a diversos fenómenos no nada más a deslizamientos”.
Se está buscando actualizarlo con herramientas tecnológicas que permitan tener una versión pública, para que la ciudadanía pueda consultarlo.
En el mismo sentido se pronunció el director de Protección Civil de Tijuana, Bernardo Villegas, quien adelantó que está por firmarse un convenio con la UABC para el sistema de instrumentación. Sin embargo, ninguno de los funcionarios consultados proporcionó un plazo en que se actualizará el Atlas de Riesgo.
Nora Márquez Carvajal, directora de Impla Tijuana, reveló que el Atlas de 2014 “cuenta con los elementos suficientes” para hacer el análisis de proyectos, el cual también se respalda con otros documentos que tienen registradas micro fallas geológicas.
No obstante, reconoció que en los procesos de autoconstrucción se hacen cortes de laderas sin tener adecuaciones, “o no los hacen de manera segura y llegan algunos a hacer más inestables los cerros”.
En lo que va de la actual administración, el organismo municipal ha recibido alrededor de 100 proyectos de industria, fraccionamientos multifamiliares, construcciones verticales y de comercios distritales, sujetos a ser analizados por esa dependencia conforme al Reglamento de Zonificación. Del total, se rechazaron alrededor de seis, por no ser compatibles vialmente con la zona donde se proyectaron, por lo que el desarrollador tendrá que adecuarlos.
ZONA RÍO CON SUELO INESTABLE
Juan Enrique Bautista Corona, director de Administración Urbana del XXIV Ayuntamiento de Tijuana, señaló que el área a su cargo tiene registradas 3 mil 128 torres verticales (cualquier edificación con más de cuatro niveles) en Tijuana.
Actualmente existen 80 proyectos verticales en proceso, de los cuales la actual administración autorizó 31. De esos, 12 son de uso de suelo, y 19, licencias de construcción.
En proceso de autorización se tienen 39 trámites, entre usos de suelo y licencias de construcción. Además, 13 prórrogas de licencias ya otorgadas pendientes de autorización. La mayor parte de los proyectos verticales se está edificando en Zona Centro, La Mesa, Otay y La Presa.
Mientras que existen más de 30 fraccionamientos multifamiliares en proceso de construcción en zonas más periféricas de la ciudad, como las 2 mil 500 viviendas de Ruba en la sección Amanecer de Natura, abundó el funcionario.
En Zona Río y Centro -que concentran gran número de construcciones verticales- el suelo es de depósitos de la erosión causada por el río en las partes altas, señaló Mendoza Garcilazo, quien expuso que debido a la composición del suelo, esa área es susceptible al fenómeno de licuefacción, el cual provoca que los terrenos se saturen de agua y pierdan su firmeza ante esfuerzos provocados por sismos. Es como si “tienes un vaso de arena lleno de agua, y si lo agitas, el agua brota y sube a la superficie”, ejemplificó.
De modo que las construcciones tendrían que buscar una capa dura para soportar el esfuerzo y el peso que se les aplicará.
Una construcción aledaña al Río Tijuana con problemas estructurales, es Palacio Municipal, que según el Colegio de Ingenieros Civiles de Tijuana, tanto el edificio como el estacionamiento “tienen problemas de asentamiento de arenas y el río subterráneo busca elevar el nivel freático”.
Por otro lado, un muestreo del sismo de magnitud 4.5 con epicentro en El Sauzal -ocurrido el reciente 14 de abril- por nueve estaciones sismológicas del CICESE en Tijuana, revela que la Zona Río es donde más se amplificó el movimiento, dado que en el Hospital General se reportó un movimiento de 10. Le siguieron Playas de Tijuana, con 10.55 y Aguaje de la Tuna, con 13.90 En contraste, en la Presa Abelardo L. Rodríguez el movimiento casi no se amplificó, al registrar 3.4
De acuerdo con Mendoza Garcilazo, hay fallas geológicas activas en la parte de la Sánchez Taboada y en La Presa Rodríguez, la cual podría continuar hasta la Bahía de San Diego, pasando por Zona Río, pues ya se han registrado dos sismos.
Para el investigador del Departamento de Sismología, la redensificación de la ciudad (construcción de vivienda vertical en las zonas cercanas al Centro) incrementa el riesgo sísmico, pues se desconoce cómo van a comportarse las edificaciones.
El investigador de la UABC, Manuel González Durán, consideró que ante este suelo producto de arrastre del río, se requiere hacer un espectro específico de sitio, que dará una aproximación de lo que pueda ocurrir en caso de sismo. Adicionalmente, a los edificios de más de 10 niveles se les tiene que aplicar la norma técnica complementaria de Ciudad de México, cuya última actualización data de 2020.
Refirió que el Instituto de Investigaciones Sísmicas (EERI, por sus siglas en inglés) desarrolló un escenario en el que en la falla conocida como Cañón de la Rosa se registrara un sismo de 6.9 y la energía liberada se fuera al sur. El resultado estimó que un evento de esa naturaleza causaría 38 mil millones de pérdidas económicas por daños a edificios e infraestructura de San Diego.
En el caso de Tijuana -dijo González Durán-, no ha habido un análisis completo, por lo que la UABC tomó la iniciativa de determinar cuáles serían las pérdidas en viviendas de uno a cinco niveles (que incluye edificios de Infonavit) ante ese escenario.
“Hicimos una colecta de aproximadamente 22 mil manzanas distribuidas en toda la ciudad. Hay colonias entre las que destacan Sánchez Taboada, Playas de Tijuana, algunas partes de Zona Río y San Antonio de los Buenos, donde hay pérdidas que rebasan los 2 o 3 millones de dólares”.
El académico explicó que “las fallas no son elementos aislados, ni tampoco son líneas que pudiéramos ver directamente como si estuviéramos viendo una línea pintada de amarillo o rojo”, y que la zona es controlada por el sistema de San Andrés, de la que derivan muchos otros que controlan deslizamientos, ya que las fallas son fuentes de liberación de energía.
65% DE TIJUANA, CON VULNERABILIDAD MEDIA O ALTA
Según Protección Civil estatal, hasta el 65% del territorio de Tijuana está catalogado con vulnerabilidad media o alta (predominando la media), y el resto, de baja a media. El riesgo aumenta cuando las laderas se cortan de forma muy vertical, se rellenen terrenos con llantas o se hacen construcciones muy pesadas, donde la estabilidad del suelo no es adecuada para construcciones de ese tipo.
González Durán explicó que la mayor parte del suelo denominado de formación San Diego superior, que se caracteriza por ser “muy blandito, que si lo tocas se deshace” o con arcillas es muy inestable, porque cuando cae agua sobre ellos se vuelve un suelo muy plástico. Suelos de este tipo se encuentran en Playas de Tijuana, San Antonio de los Buenos y la Sánchez Taboada.
En estas dos últimas zonas, son donde se registraron los tres deslizamientos de terreno más extensos de los últimos tiempos: Camino Verde, Sánchez Taboada y Lomas del Rubí. En opinión de Mendoza Garcilazo la autoridad debe implementar medidas, como reducir la densidad de la población y el peso de viviendas y calles, para evitar que se siga incrementando el área afectada.
El 26 de abril inició el proceso de consulta pública de cuatro declaratorias de áreas de riesgo (Laderas de Monterrey, Anexa Miramar, Sánchez Taboada, así como Lomas y Cubres del Rubí). Se prevé que hasta la próxima semana se someta a consideración a las cámaras y dependencias. Posterior a ello, se harían las adecuaciones, para luego ser avalado por el Cabildo y después publicado por el Estado para ser un documento oficial que restrinja la construcción o defina cómo debe darse en esas zonas, comentó la directora de Implan, Nora Márquez Carvajal.
El proyecto de declaratoria de Lomas y Cumbres del Rubí define un polígono de más de un millón 390 mil metros cuadrados, que limita al Norte con el fraccionamiento La Sierra, al Sur con las colonias Cumbres del Rubí, Ignacio Ramírez y Simón Bolívar. Al Este con el Cañón de la Piedrera y al Sureste con la colonia Alfonso Ballesteros. Aledaña a esta se construye un nuevo fraccionamiento de casas y condominios que tendrán casa club, gimnasio, alberca y áreas verdes.