Para Jaime Bonilla Valdez, ex gobernador de Baja California, haber regresado a ocupar su escaño al Senado de la República es lo mismo que estar en la banca. Significa que en el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, ni le pasan el balón, ni lo dejan jugar, ni comentar, mucho menos pisar la cancha. Está en la banca.
De hecho, Bonilla no quería regresar al Senado de la República. Lo dijo muchas veces a sus cercanos: no quería estar yendo a Ciudad de México, y no quería alejarse de Baja California ni de su esposa, quien tiene algunos padecimientos de cuidado.
Pero después de concluir su bienio al frente de la administración estatal, presumió harto que el Presidente de la República lo había invitado a formar parte del gabinete federal. Primero filtró que iría a Comunicaciones y Transportes, después que a Turismo, luego que a la Comisión Nacional del Agua y, más adelante, salió con el bulo de que había sido nombrado subsecretario de Gobernación, cargo que ni siquiera existe.
Por ahí en una mañanera, cuando después de tanta filtración de Bonilla y tanto entusiasmo de sus seguidores, congratulándolo porque sería parte del gabinete, Andrés Manuel López Obrador dijo que no había nada, aunque tampoco lo descartó para el futuro, pero sí fue claro en que, si quería, ahí estaba su espacio en el Senado de la República.
En Baja California, Bonilla fue engañando bobos. Cuando concluyó su encargo, dijo que se tomaría unos meses y luego informaría adónde se iría en el Gobierno Federal. Pasado el tiempo, como si tuviese a los bajacalifornianos en la incertidumbre, aseguró que se tomaría unas semanas más para decidir entre tooodas las invitaciones que le había hecho su amigo, el Presidente de México. Y así los trajo una semana y otra, cuando de repente ya estaba solicitando su incorporación al Senado.
Es evidente que no hubo invitaciones a formar parte del gabinete federal, sí hubo un ofrecimiento, como a otros ex gobernadores, incluso de otros partidos, a formar parte del servicio diplomático y hacerse cargo de una embajada, pero salir del país es algo que tampoco le atrae al dueño de PSN, a menos que sea de vacaciones con fecha de ida y vuelta. Y bueno, de tanto esperar y no obtener nada, le tomó la palabra al Ejecutivo federal y regresó al Senado. Quizá para estar más cerca del ánimo del mandatario nacional, quizá para sentirse cerca del epicentro de las decisiones políticas del país, o simplemente porque le atrae el fuero que otorga ser senador de la República.
Aun cuando permanece impune, pues la administración de la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda no le ha iniciado proceso alguno o presentado denuncia cualquiera (la de la fotovoltaica es contra los ex funcionarios de Bonilla, no contra el ex gobernador), en la Fiscalía General del Estado, Jaime Bonilla es sospechoso en una carpeta de homicidio. De hecho, el fiscal Ricardo Carpio dijo en su momento que lo llamaría a declarar una vez recabada la información sobre el asesinato.
Se trata de la muerte de la periodista Lourdes Maldonado López, ocurrida el 24 de enero de 2022 cuando, aún en su auto, llegaba a su casa. Llevaba nueve años en un litigio laboral contra Jaime Bonilla y su empresa de medios PSN por un despido injustificado, entre otros.
De hecho, en 2019, Maldonado acudió a una conferencia matutina de las que organiza el Presidente de la República en Palacio Nacional, para pedirle ayuda. Así se lo dijo:
“Vengo aquí a pedirle apoyo, ayuda y justicia laboral, porque hasta temo por mi vida”.
Le explicó sus años de litigio y el abuso de su demandado, de cómo utilizaba sus influencias en Baja California para negarle el acceso a la justicia. Le aclaró Lourdes a un atento Presidente: “Se trata de un personaje fuerte en política que no pretende pagarme ni mucho menos… y yo sé que contra la corrupción que hay en la Junta Federal de Conciliación y la que estoy viviendo ahora en Tijuana con este poderoso personaje, nada o poco, nada puedo hacer sin su apoyo, señor Presidente”.
Y luego le dijo de frente:
“Lo hago (solicitarle apoyo) porque se trata de su senador con licencia, de su súper coordinador de delegaciones y su candidato, su próximo candidato a la gubernatura de Baja California (era marzo de 2019), el licenciado Jaime Bonilla; por eso estoy aquí, pidiendo su apoyo”.
Pasaron tres años más y la justicia le llegó a Lourdes Maldonado. El 19 de enero, la periodista dio la nota desde las instalaciones de la Junta de Conciliación e informó, junto a su abogado, que habían ganado un round legal y logrado el embargo mercantil de las cuentas de PSN a favor de la comunicadora.
Lourdes estaba realmente muy feliz con el avance. Lo comunicó a todos los periodistas que tuvieron la oportunidad de platicar con ella en aquellos momentos, porque justo a los cinco días de su victoria legal, fue asesinada cuando llegaba a su casa.
Lourdes Maldonado pretendía ir más allá, no sólo recuperar lo que en justicia le pertenecía -poco más de millón y medio de pesos-, sino demostrar la evasión fiscal desde las oficinas privadas del ex gobernador y hoy senador con fuero.
Entonces, muy en la banca de la política federal morenista, sin cargo en el gabinete, Jaime Bonilla está agarrado ahora sí que a veinte uñas de su curul senatorial con fuero incluido, para no ser apresado, si algún día la gobernadora Marina del Pilar decide acabar con la impunidad que rodeó al bienio bonillista. O si el fiscal general del Estado busca a los asesinos intelectuales de Lourdes Maldonado.