En todos los gobiernos -como en la vida misma- hay momentos buenos y otros complicados. Existen asuntos que están bajo control y varios que aparecen sin que nadie se lo espere.
Y así como el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador ha pasado por meses positivos, también hay que reconocer que los últimos 15 días han sido para el olvido. Es probable que las cuatro paredes que genera la oficina presidencial no le permitan percibirlos de esa manera, pero hay hechos que lo demuestran.
El primero de ellos son los asesinatos a periodistas; van 4 en lo que va del año y eso que apenas llevamos un mes. Un mal augurio que deja lastimada a la sociedad en general, pero al gremio en particular. Si bien en lo local, como el caso de Baja California, se anuncia algunas medidas emergentes, lo cierto es que a nivel federal han sido por demás nulas o titubeantes; se percibe una indiferencia ante lo acontecido lo que genera desconcierto. Lamentar las muertes en las mañaneras o vía Twitter no es suficiente. Ojalá en la Fiscalía Federal se tomen cartas en estos asuntos o mínimo en la Secretaría de Gobernación.
El segundo tema, muy difundido particularmente en redes sociales, es el estilo de vida en Estados Unidos de uno de los hijos del Presidente López Obrador. Más allá de juzgar lo que hace con su vida privada, lo cierto es que tiene o se percibe el mismo “modus operandi” de lo que tanto ha criticado el mandatario nacional -con justa razón- de otros gobiernos; es decir, beneficiarse un familiar o cercano por un tercero a través de contratos que recibe la empresa donde labora o laboraba la esposa del hijo señalado.
El Presidente de México ha sido implacable -al menos en el discurso- en el combate a la corrupción, por lo cual surgen muchas dudas sobre este tema; negarlo de facto parece ser más un mecanismo de defensa familiar obligado. Veremos qué acontece en los siguientes días, pero es innegable que este tema le pega en donde a cualquiera le duele: involucrar a un ser querido en posibles asuntos de corrupción o tráfico de influencias.
Una tercera consideración que se le complicó al Presidente de la República en la semana fue el nombramiento del Embajador de México en Panamá. Si bien este tipo de propuestas (y más en ese país) debiera ser de trámite, lo cierto es que generó gran inquietud, ya que su candidato Pedro Salmerón fue rechazado por el gobierno panameño. La razón es la polémica que se desató por los señalamientos de activistas sobre acoso sexual a mujeres que colaboraron con esta persona o que fueron sus alumnas. Mientras que al mandatario mexicano no pareció ser de peligrosidad su postulación, el país de Panamá le cerró la puerta. El Presidente se desgastó de manera innecesaria.
El cuarto y último aspecto a destacar es la alerta que emitió el gobierno de Estados Unidos a sus ciudadanos sobre la peligrosidad de viajar a México, pero no por temas de seguridad, a los cuales desafortunadamente estamos acostumbrados; en esta ocasión se refiere a los altos contagios generados por la variante del COVID-19 Ómicron. Mientras que el discurso oficial es tendiente a minimizar esta cuarta ola, son los americanos quienes nos exhiben sobre las deficiencias y carencias para enfrentar la contingencia en estos momentos.
El Presidente López Obrador puede jactarse de tener niveles de aprobación altos y con eso administrar su popularidad, pero lo cierto es que el inicio del año 2022 ha sido muy turbulento, por decir lo menos.
Alejandro Caso Niebla es consultor en comunicación y políticas públicas.
@CasoAlejandro