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sábado, abril 6, 2024
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Crímenes, confinamiento, depresión social

“Desesperarse o creer”.

-Soren Kierkegaard


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Viktor E. Frankl, psiquiatra judío sobreviviente del Infierno de Auschwitz, campo nazi de exterminio (Osviecim) en Polonia, en El Hombre en busca de sentido describe que ante la apabullante tristeza de la muerte y el crimen de los seres humanos, la persona en las situaciones más críticas se sobrepone centrando su existencia con sentido o supersentido de la vida. Natural y sobrenaturalmente.

A través de la obra de Norman Vincent, El Poder del Pensamiento Tenaz (primer tema y tomo de varios), el anglicano Premio Nobel de la Paz Nelson Mandela, pudo sobrellevar casi 33 años de prisión, aunados a divorcios de mujeres insensibles que abandonaron al líder antiapartheid en las prisiones. Cientos de cartas que Mandela cambiaba por visitas de sus hijos o familia: dos visitas, cero cartas; dos cartas, cero visitas. Una carta y una visita cada seis meses, o a escoger. Mucha correspondencia nunca llegó a los corazones de sus familias y viceversa.


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Como el psiquiatra hebreo maestro acá en la Universidad de California en San Diego, CA. (La Jolla); Frankl, como Mandela, quizás sin haberse conocido: uno judío y otro anglicano, ambos fortalecidos por Dios; uno en las prisiones de Auschwitz y el otro en las prisiones sudafricanas controladas por los británicos, alimentaron su espíritu con lo que Norman Vincent llamará el poder del pensamiento tenaz. De hecho Mandela en sus escritos reconoce que esta obra, que leyó varias veces en prisión, fue una gracia de Dios para sobreponerse a las humillaciones, vejaciones, a los crímenes, al confinamiento y a la depresión.

2022 es el segundo año de la pandemia del Coronavirus, del griego veneno en forma de corona. Los nombres de las variantes venenosas corresponden al abecedario griego de 15 vocales y consonantes, como alfa, beta, gama, delta, épsilon, zeta, eta, teta, iota, kapa, lambda, mi, ómicron, pi y sigma.

Los medios de comunicación han revelado evidencias de que quienes contraen alguna variante del veneno, no han sido vacunados, pero sí son los que ocupan la mayor parte de los servicios de hospitalización en México y USA. Ahí deberían vacunarlos, cosa contraproducente, porque además no van a vacunarse, aunque les suplique el Papa Francisco asesorado por los inmunólogos Premios Nobel de Medicina y Química, miembros de la Academia Pontificia de Ciencias. A la que pertenecieron no creyentes, como el genio Stephen Hawking, Carl Sagan y muchas otras eminencias. Que por supuesto asesoran con buena y recta intención y conocimiento al Pontífice Jesuita.

Son varios expertos en temas sanitarios, como la Rickettsia, que proviene de insalubridad, y en especial pulgas y parásitos procedentes del interior de la tierra en lugares insalubres; ésta se anida en perros y gatos, y de ahí se incrustan en las personas, causándoles incluso la muerte.

Los expertos, médicos catalanes, coinciden con el Nobel Luis Pasteur, quien le dio el estatus científico al ajo: el valor tan grande de este para el sistema inmunológico humano. Cura casi todo el ajo. Tiene un estatus científico, aunque despreciado por su sencillez y olor; es útil para fortalecer el sistema de defensas del cuerpo, incluso para aliviar muchísimas enfermedades.

Aunque cocido o frito pierde buena parte de sus propiedades, habrá que utilizar este bulbo fresco natural, cortado (porque entero no se digiere), con limón y miel. Y no sea desaseado: lávese la boca y báñese, la gente no lo notará. El mayor productor de ajo en el mundo es nuestra vecina California.

El Dr. López-Gatell y la Secretaría de Salud han hecho un manejo irresponsable de la pandemia desde inicios de 2019; que ha servido para desprestigiar cualquier otro evento gubernamental. Los ciudadanos tenemos que ayudarnos, incluso como lo hicieron los bajacalifornianos apoyando al Hospital General de Mexicali, con cosas elementales: guantes, cubrebocas, gel para los heroicos médicos, enfermeras, y personal quienes, descobijados por la burocracia central, a pesar de todo, deben atender a millones de personas. Desafortunadamente, por desabasto, muchos tendrán que comprar medicamentos que el Imss-Issste debe otorgarles por ley, toda vez que los patrones pagan cumplidamente las millonarias cuotas mensuales o bimensuales, para que atiendan dignamente a los derechohabientes.

Los mexicanos en todo México estamos tristes, confinados, deprimidos, porque necesitamos concordia social basada en la paz, la justicia. Siempre habrá problemas y retos, pero no todos tenemos la capacidad de superar todo junto. La depresión, el confinamiento, tantas ejecuciones… Está provocando la Cultura de la Muerte, y todo esto lleva a una tristeza social, misma que quizá será la factura a pagar por nuestra indiferencia a participar en las mínimas cuestiones sociales y políticas.

Por ejemplo, ver en los necesitados el rostro de Cristo que nos pide ayuda en el enfermo, migrante, hambriento, sin casa, encarcelado. Si no reaccionamos, pagaremos la factura de la indiferencia con tanta violencia y crimen organizado que está cercando nuestros hogares y comunidades.

 

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

Correo: saeta87@gmail.com

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