El Colegio de Comunicólogos de Baja California llamó a las audiencias, dueños de medios, universidades, medios, poderes y otros a reflexionar sobre sus fuentes de información, así como apoyar a los periodistas cuando lo requieran
Los homicidios de Lourdes Maldonado, Margarito Martínez y el resto contra periodistas en el país representan un agravio directo a la vida democrática de México, el derecho a la libertad de expresión y la declaración universal de los derechos humanos.
En un posicionamiento firmado por José Israel Ibarra González, a nombre del Colegio de Comunicólogos de Baja California, la asociación civil lamentó profundamente el reciente asesinato de Lourdes Maldonado.
Garantizar la paz, sostuvo, es una tarea pendiente por parte del Estado mexicano, que permitiría a los ciudadanos vivir tranquilamente y a quienes ejercen el periodismo realizar su función social sin temor a perder la vida a cada momento.
Los gobiernos están obligados a resolver estos asesinatos, dejarlos impunes sería una señal clara de que cualquier individuo en México puede atentar contra la vida de un periodista que vaya en contra de sus intereses sin tener consecuencias, aseveró.
Más allá de las lamentaciones propias de la tragedia que está viviendo el gremio periodístico y de comunicólogos en estos momentos, es necesario que estos acontecimientos marquen un punto de inflexión en la sociedad mexicana, reflexionó el presidente del Colegio de Comunicólogos de Baja California.
En su carta, llamó a los periodistas a pensar en sí mismos y mejorar las estrategias para salvaguardar su integridad en un ambiente de suma violencia, sin dejar de lado la exigencia de seguridad al Estado mexicano.
A las audiencias, les pidió reflexionar sobre sus fuentes de información. Las Tecnologías de Información y Comunicación han permitido, apuntó, que personas sin la debida preparación salgan a desinformar y a manipular a la sociedad sin medir las consecuencias de lo que difunden y en algunos casos hasta defender los intereses contrarios al bien común. Respaldar a personas que dañan a la sociedad con sus comunicaciones es también una responsabilidad de quienes los escuchan y los apoyan, insistió.
Hizo un llamado a la reflexión por parte de dueños de los medios de comunicación e instituciones como universidades, los centros de investigación, las organizaciones de la sociedad civil, el sector empresarial y los tres poderes del Estado.
“No se vale que los periodistas sean utilizados solamente para cubrir agendas particulares y cuando las personas que ejercen el periodismo requieren del apoyo de sus empleadores y las instituciones mencionadas, exista un silencio generalizado y una falta de acción”, remató.