Don Jesús Blancornelas, fundador de Semanario ZETA, sobreviviente de un atentado en 1997 y fallecido en 2006, fue un gran periodista y un hombre visionario.
No entraba aun la década de los 2000, cuando sugería, anticipaba, proponía, crear una gran Zona Metropolitana con cabecera en Tijuana, Baja California.
Fue a propósito de la municipalización de Rosarito, que por entonces era una delegación de Tijuana, y a la cual por cierto el entonces alcalde, Héctor Osuna Jaime, no se opuso. Cosa contraria, participó de los trabajos del Congreso del Estado al cual había pertenecido.
Blancornelas sugería que se municipalizaran también la Zona Este de la ciudad y La Mesa de Tijuana, pasado el tiempo y al analizar el crecimiento de la región, también Playas de Tijuana.
La Zona Este, La Mesa de Tijuana, tienen más población que los tres municipios de reciente creación: Rosarito, San Felipe y San Quintín. Además, en la Zona Este la vocación es la industria, con empresas de diferentes sectores que dan empleo y participan de la sociedad tijuanense en esa área de la ciudad.
Tienen sus propias vías de comunicación, más de cien colonias y casi medio millón de habitantes. En ese contexto, tienen necesidades distintas al resto de la ciudad que controla el Ayuntamiento de Tijuana. La distancia, por ejemplo, de la sede de la alcaldía al icónico fraccionamiento El Florido en la Zona Este, es de 26 kilómetros, prácticamente la misma para llegar a Rosarito. A un automovilista le toma 40 minutos trasladarse de la Zona Río a la Zona Este.
Municipalizar la Zona Este como lo propuso ante el Congreso del Estado la diputada de Morena, Araceli Geraldo, no es una idea descabellada, y no se trata, como simplistamente lo han comentado, de “partir a Tijuana en dos”. De hecho, en su fundación, Tijuana apenas rebasaba una parte del Bulevar Aguacaliente. La mancha urbana fue creciendo hasta instaurar dentro de la ciudad, muchas tijuanas.
La municipalización implica un gobierno autónomo para la región determinada, lo mismo un presupuesto, un reglamento, su propia estructura de gobierno, de seguridad, y el resto de los órdenes de gobierno con presencia local. Y lo más importante: destinar los esfuerzos y los recursos al exclusivo desarrollo de la zona en beneficio de la ciudad, del Estado y por supuesto, de sus habitantes.
La Zona Este tendría mayor oportunidad de crecer, desarrollarse, avanzar en términos de economía, desarrollo urbano, tecnológico y académico, entre otros. La Zona Este tiene escuelas de todos los niveles educativos e iglesias de distintas religiones, parques, edificios públicos, casas y propiedades suficientes para generar un importane ingreso por recursos propios, y tierra para sustentar su crecimiento y desarrollo.
Lo mismo sucede con La Mesa, si se considerara el pensamiento del periodista Jesús Blancornelas. De hecho, estas dos demarcaciones, generan más recursos que cualquiera de los tres nuevos municipios en el Estado.
Recientemente, ni las autoridades de Ensenada, ni las de Mexicali, se opusieron a la municipalización de San Quintín y San Felipe, respectivamente. La hoy alcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero Ramírez, fue de hecho de las diputadas que votaron a favor de la municipalización de esas dos nuevas ciudades, por lo cual debe conocer, de cierto, que la Zona Este está en mejores condiciones para su municipalización.
Las Zonas Metropolitanas son centros de desarrollo, en México existen -de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Inegi-, unas 20 Zonas Metropolitanas, pero destacan tres por su magnitud:
La Zona Metropolitana de Guadalajara, cuya cabecera es la Capital de Jalisco, y está connurbada con los municipios de Zapopan, San Pedro Tlaquepaque, Tonalá, El Salto y Tlajomulco de Zúñiga.
La Zona Metropolitana de Monterrey, con cabecera en la ciudad homónima y cuyo desarrollo alcanza a 13 municipios en los alrededores: Apodaca, Cadereyta Jiménez, El Carmen, García, San Pedro Garza García, General Escobedo, Guadalupe, Juárez, Monterrey, Salinas Victoria, San Nicolás de los Garza, Santa Catarina y Santiago, algunos de los cuales son de los más vastos del país, y los de mayor desarrollo.
Y por supuesto, la Zona Metropolitana del Valle de México, que incluye las 16 alcaldías de la Ciudad de México, municipios del Estado de México y también de Hidalgo.
No sería, pues, un disparate que de Tijuana salieran dos o más municipios para crear una gran Zona Metropolitana que incluya a Tecate y Rosarito, para marcar y definir el crecimiento de cada una de estas entidades, aprovechando la infraestructura de la cabecera, como es Tijuana, con el aeropuerto, las carreteras de conexión, los centros de gobierno, la frontera con Estados Unidos y el desarrollo económico.
Por supuesto, la municipalización de la Zona Este, o de cualquier otra zona de Tijuana, no debe ser materia de capricho o pleito político entre morenistas, sino un acuerdo entre sociedad y autoridades. Los sectores productivos deben participar en el análisis del desarrollo económico, la vocación de las ciudades, los académicos, los intelectuales, en la formación de nuevo núcleos sociales; y las autoridades, para la proyección del crecimiento político, económico y social de la Zona Metropolitana.
De suma importancia es, además, la participación de la sociedad. Que esta defina el rumbo de su región en un acto de participación social y política, que la lleve a determinar si consideran necesaria la municipalización, y que su voz sea tomada en cuenta para la toma de la decisión.
Pero como sugería Blancornelas, la municipalización de la Zona Este puede ser el inicio de la gran Zona Metropolitana de Tijuana en Baja California, lo cual llevaría al Estado a otro nivel.