A pesar de la aparición de la variante ómicron en San Diego, y de las advertencias de las autoridades de salud de resguardarse en casa, la gente continúa con la movilidad en la ciudad y han aumentado los contagios en las últimas 24 horas
Baja California volvió a presentar un aumento en los principales indicadores de COVID19, a pesar de que las autoridades insisten en mantener el semáforo epidemiológico en Amarillo y la amenaza de la variante ómicron en California.
De acuerdo con el reporte técnico del Comité Científico de Salud, este jueves el estado registró 446 casos nuevos confirmados, 26 defunciones, y de nueva cuenta, 3 mil 002 casos activos en las últimas 2 semanas.
De estos casos activos, mil 176 son de Tijuana, mil 056 de Mexicali, 494 en Ensenada, 115 en Tecate, 84 en Rosarito, 59 en San Quintín y 18 en San Felipe; mientras que de las 26 defunciones, 16 ocurrieron en Mexicali, 8 en Tijuana y 2 en Ensenada.
Asimismo, la ocupación hospitalaria de la Secretaría de Salud ya subió al 93 por ciento, con 182 camas ocupadas de 195 disponibles para pacientes COVID, a pesar de que las autoridades miembros del Comité Científico insisten en que existe la capacidad para atender a toda la población que lo requiera y que el número de camas ocupadas fluctúa entre los egresos.
En el Seguro Social la ocupación también subió pero al 76 por ciento, con 257 camas ocupadas de 336.
Durante la jornada de vacunación de este jueves hubo mayor afluencia en la preparatoria federal Lázaro Cárdenas, de forma peatonal y en el estadio Chevron, de modo vehicular, donde en este último colocaron 2 mil 040 dosis, pocas comparadas con las más de 6 mil que se estaban aplicando al inicio de la semana.
Hasta el momento, la Secretaría de Salud no ha especificado la cantidad de vacunas aplicadas en cada una de las sedes, tanto de la Jurisdicción Sanitaria 2, correspondiente a Tijuana, Tecate y Rosarito, sedes que se abrieron a partir de este miércoles; así como las de Mexicali, Ensenada y San Quintín.
Sin embargo, en recorrido realizado por este Semanario, se constató que la afluencia fue menor, la mayoría por parte de adultos mayores y menores de 15 a 17 años, y no tanto de docentes, a pesar de que ellos no debían hacer fila junto con el resto de los grupos etarios.
A diferencia de la primera vez que se vacunó el sector educativo, donde la secretaría de Educación organizó al gremio, ahora sólo se les pidió que acudieran por su refuerzo.
“Yo vine porque sé que me toca, lo anunciaron en las noticias y nos mandaron un oficio para invitarnos a vacunar, pero no nos dijeron que fuera obligatorio o algo, fui a la Lázaro, no tardé más de 45 minutos en entrar y salir, fue hasta más rápido que la primera vez”, dijo Martha Urías, maestra de educación básica.