“La historia se completa cuando es narrada por los poetas, en ese sentido, es un deber absoluto. El poeta, todo tipo que tenga tribuna, tiene que usarla para denunciar las masacres, el horror de este mundo, el abuso de los poderosos sobre los más desposeídos”, expresó a ZETA el autor de “Sobre la noche el cielo y al final el mar”, novela sobre los horrores de la dictadura de Pinochet publicada este año por Literatura Random House
Los horrores de la dictadura de Augusto Pinochet entre 1973 y 1990 en Chile son narrados por el poeta Raúl Zurita en su nuevo libro “Sobre la noche el cielo y al final el mar”, editado este año por el sello Literatura Random House de Penguin Random House Grupo Editorial.
Con una voz siempre poética, en “Sobre la noche el cielo y al final el mar” el ganador del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2020 rememora, a manera de novela autobiográfica en segunda persona del singular, el terror y muerte que padeció Chile en la década de los 70 y los 80, bajo el régimen dictatorial de Pinochet.
“En la línea de ‘El día más blanco’, su celebrado relato autobiográfico de infancia y juventud, Raúl Zurita entrega en ‘Sobre la noche el cielo y al final el mar’ una novela personal e intensa, llena de resonancias y alcances sentimentales políticos y literarios”, de acuerdo con la presentación editorial.
“Mezclando sueños y recuerdos, imaginación e intimidad, prosa y poesía, Zurita da cuenta de los años más feroces de su carrera, aquellos en que escribió libros como ‘Purgatorio’ y ‘Anteparaíso’, fue parte del Colectivo de Acciones de Arte, CADA, y estableció relaciones personales y artísticas de alta intensidad que acá relata con el tono que ha hecho reconocida su escritura a nivel mundial. El centro de esta novela es ese mundo artístico y esa cruzada personal por los años más oscuros de nuestro pasado reciente, años que el autor vio disolverse ilusiones propias y ajenas y nacer sueños y esperanzas nuevas”.
“ME SIENTO EN PAZ”
Raúl Zurita es autor de los poemarios “Purgatorio” (1979), “Anteparaíso” (1982), “Canto a su amor desaparecido” (1985), “El amor de Chile” (1987), “La vida nueva” (1993), “Poemas militantes” (2000) e “INRI” (2003); y del libro autobiográfico “El día más blanco” (1999). Su obra poética se encuentra antologada en “Mi mejilla es el cielo estrellado”, publicada en México por Editorial Matadero (2018).
— ¿Por qué quiso escribir esta novela autobiográfica de los años de la dictadura de Augusto Pinochet?, se le cuestionó a Raúl Zurita en entrevista para ZETA.
“Yo no sé por qué los libros surgen. Los libros emergen de zonas muy complejas, muy arduas. No sé si habrá sido un sueño, sólo sé que cuando cumplía 64 años, el 10 de enero de 2014, comencé a escribirlo; recuerdo esa fecha porque guardé esa primera copia.
“He tenido muchas dificultades físicas, estuve enfermo, tuve una serie de operaciones que físicamente me agotaron mucho. Ahora, ¿por qué surge esta historia? Para quedar en paz, es posible -pero yo me siento en paz-, para aclararse ciertas cosas a uno mismo, también es cierto, y para confundirse un poco más, porque este libro es gemelo a otro que yo escribí hace 20 años, que se llama ‘El día más blanco’ (Literatura Random House, 1999), que también es un poema autobiográfico.
“En ‘El día más blanco’, que trata sobre mi infancia y mi juventud, estaba más consciente de que quería quedar en paz con pedazos dolorosos de mi vida, de la infancia, la muerte de mi padre cuando yo tenía dos años, fundamentalmente eso. Pero acá, en ‘Sobre la noche el cielo y al final el mar’, no. Tuve seguramente la primera frase: ‘Cierra los ojos. Son las cataratas del Pacífico, las cataratas sin fin y una ciudad, Santiago, despedazándose en sus bordes. Es una ciudad hecha de gemidos, de sollozos y pesares’. Probablemente fue esa frase que en mí detonó todo, una imagen de una ciudad que se supone que es Santiago, pero se nombra muy poco con su nombre”.
LA BÚSQUEDA DEL PADRE
Raúl Zurita (Santiago de Chile, 1950) es hijo de Raúl Zurita Inostroza (1921-1952), a quien dedica in memoriam su libro “Sobre la noche el cielo y al final el mar”, a quien evoca constantemente:
“Padre -le pregunté entonces-, ¿usted sufre cargándome?
“Abrí los ojos y vi la casa amarilla de dos pisos donde él pasó la infancia, allá en Los Ángeles cerca del Salto del Laja. Recordé que después tuvo dos hijos; una hija y yo, que era el mayor. Ambos teníamos el mismo nombre, pero nuestros segundos apellidos distintos; el mío era Canessa, el suyo Inostroza. Adelante las cataratas continuaban derrumbándose con furia.
“Sí -me respondió-, pero yo siempre estaré contigo, contigo que fuiste desmembrado”, se lee por “Sobre la noche el cielo y al final el mar”.
En cualquier caso, la búsqueda del padre prevalece como tema en el libro, tal como su autor reconoció en entrevista para este Semanario:
“Siempre he creído o he querido creer que en alguna parte de los grandes ríos, hay una mano invisible que me sostiene cuando yo me caiga, y he querido creer que es la mano de mi papá. Esta novela tiene relación con Rulfo, con el tema de la búsqueda del padre”.
“PARA MÍ EL MAR ES LA MUERTE”
En “Sobre la noche el cielo y al final el mar” abundan los desaparecidos y los muertos durante la dictadura militar de Augusto Pinochet:
“… desprendidos de la oscuridad, los cuerpos muertos arrojados al río iban emergiendo poco a poco, desnudos, como pálidas flores atascadas entre las malolientes aguas”, se lee en “Sobre la noche el cielo y al final el mar”.
Luego, en la entrevista con ZETA, Raúl Zurita recordó:
“En la dictadura, los cadáveres eran arrojados al Río Mapoche. Para mí, ‘Sobre la noche el cielo y al final el mar’ se relaciona también con otro proyecto que se llama ‘Diálogo con Chile’ (Verás un mar de piedras, Verás margaritas en el mar, Verás un Dios de hambre, Verás el hambre, Verás figuras como flores, Verás un desierto, Verás el mar en el desierto, Verás tu odio, Verás un país de sed, Verás acantilados de agua, Verás nombres en fuga,
Verás la sed, Verás amores en fuga, Verás el poco amor, Verás flores como piedras, Verás sus ojos en fuga, Verás cumbres, Verás margaritas en las cumbres, Verás un día blanco, Verás que se va, Verás no ver, Y llorarás). Para mí, el mar es la muerte, porque el mar final es el final de la muerte”.
“LA LITERATURA ES MI FORMA PRIVADA DE RESURRECCIÓN”
En “Sobre la noche el cielo y al final el mar”, Zurita señala que diversos intelectuales asistían a un taller literario durante la dictadura de Pinochet, pero “nunca se enteraron o no quisieron enterarse de lo que estaba realmente sucediendo unos metros más abajo…”, haciendo alusión a los intelectuales que apoyaron el régimen.
— ¿Cómo concibe Usted la literatura en un régimen dictatorial?
“Yo asumo la literatura como un compromiso con el arte, y con la literatura en primer lugar. Yo no busco cómo hacer, yo encuentro formas para expresar algo. Si no formulas tu cambio dentro de la literatura, dentro de la poesía, es muy difícil que en verdad se dé algo nuevo o distinto. La literatura es mi forma privada de resurrección”.
— ¿Cuál es el papel de la literatura en la recreación de la historia, sobre todo contra la versión oficial?
“La historia se completa cuando es narrada por los poetas, en ese sentido, es un deber absoluto. El poeta, todo tipo que tenga tribuna, tiene que usarla para denunciar las masacres, el horror de este mundo, el abuso de los poderosos sobre los más desposeídos”.
Finalmente, Raúl Zurita compartió su reflexión en torno a la pandemia por COVID-19 que ha aquejado al mundo durante 2020 y 2021:
“La pandemia es una gran advertencia para avisarnos que vivimos en un mundo colapsado, un mundo con una desigualdad infinita. No hay nada más terrible que ver gente muriendo sola en los hospitales, en las calles, sin una mano que se les tienda, una muerte solitaria. Ojalá que nos demos cuenta de la precariedad de la existencia”.