Entregando al Congreso del Estado dos iniciativas de reforma para crear la Secretaría de Seguridad Ciudadana y otras dependencias, pero sin comprometer resultados en los primeros cien días de gobierno, Marina del Pilar Ávila Olmeda tomó protesta como gobernadora de Baja California, la primera mujer en ocupar tal cargo, “y la más joven”, como lo refirió. Sus reflexiones fueron hacia la lucha de las mujeres y el compromiso que con ellas hace. Entre sus invitados especiales, dos presidenciables de Morena: Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, y Ricardo Monreal, líder del Senado de la República. También panistas, priistas y hasta el derrotado candidato del PES, acompañaron a la ahora titular del Poder Ejecutivo estatal en su asunción política
La línea discursiva más fuerte, durante la toma de posesión de la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda el domingo 31 de octubre de 2021, a las cinco de la tarde, no provino del folclórico titular del Poder Ejecutivo estatal, sino del presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado, el diputado Juan Manuel Molina.
“Estamos seguros que habrá una marcada diferencia entre el día de hoy y el día de mañana”, refirió sobre el ejercicio del gobierno en Baja California, hasta ese día, a la media noche, en manos de Jaime Bonilla Valdez, y a partir del minuto uno del lunes 1 de noviembre, de Marina del Pilar Ávila Olmeda.
Molina recibió aplausos y hasta bravos por parte de la audiencia concentrada en el Auditorio del Centro Estatal de las Artes (CEART) Mexicali.
Ávila Olmeda regresó la tradición de la toma de posesión a la Capital del Estado, acto que dos años atrás Bonilla celebró, por primera vez en la historia de Baja California, en Tijuana.
Fueron muchos los agravios contra Ávila y su equipo de transición por parte del hoy ex gobernador, como también los fueron contra el diputado Molina, quien pasó de ser un aliado legislativo de Bonilla, a convertirse en blanco de su acoso público.
En su discurso, la gobernadora se centró más en la lucha de la mujer. Se auto elogió como la primera en llegar a tal posición, así como destacó que también es la de menor edad en ocupar el máximo cargo en la administración pública de BC. Ciertamente, es un año menor que Ernesto Ruffo Appel cuando tomó posesión como gobernador en 1989. Tenía el primer gobernador panista, 37 años, contra los 36 que ya suma la primera mujer gobernadora.
“Hoy empezamos una nueva historia”, abrió discurso Ávila Olmeda, pero no se refería a marcar la diferencia con quien la antecedió, sino a su género y juventud: “Estoy aquí representando a una nueva generación de hombres y mujeres (…) Seré la primera mujer gobernadora de Baja California, también la más joven”, completó.
Continuó con el discurso de género: “… me comprometo a demostrar lo que las mujeres podemos hacer, a romper techos de cristal para participar en la vida pública, como lo soñaron nuestras abuelas y nuestras madres. Voy a defender que se reconozca la aportación que las mujeres hacemos todos los días, en distintos roles, para mejorar nuestro país…”.
Cuando parecía a punto de marcar la diferencia con el anterior gobierno, el mismo que soterradamente le obstaculizó la llegada e incluso amenazó con investigar su entorno familiar, con la frase de “durante muchos tiempo nuestra gente sufrió los agravios de una clase política insensible a sus problemas y necesidades”, la realidad es que lo dicho, acaso era el preámbulo para expresar su reconocimiento “a los fundadores de nuestro movimiento, a Andrés Manuel López Obrador y al ingeniero Jaime Bonilla”.
Disimuladamente confirmó en su discurso, que sí habrá una diferencia, por lo menos dijo que no polarizará. “Asumo el cargo de gobernadora con fe en lo que podemos lograr si estamos unidos, sin enfrentamientos políticos, sin polarizaciones”.
Y arremetió un poco más directamente:
“Es el momento de reconciliar diferencias, de arrancar un gobierno que multiplique y que no divida. No hay futuro sin reconciliación y perdón”. Hizo alusión a las diferentes ideologías: “Necesito su ayuda. Necesito su participación, sus voces diversas y propositivas. En mi gobierno serán bienvenidas las propuestas bien intencionadas, el talento y el trabajo. No toleraré la corrupción, ni la mentira, el robo y la traición al pueblo”.
Lanzó una advertencia a quienes la acompañan en el gabinete estatal: “Voy a estar muy al pendiente del comportamiento de los servidores públicos que me acompañan en esta responsabilidad, y en cuanto exista cualquier señal distinta a la vocación del servicio público, tengan la tranquilidad que serán separados de este proyecto”.
Centró las acciones prioritarias de su gobierno en siete temas, abriendo con el que ocupó la línea discursiva de la toma de posesión: “Mujeres, bienestar, seguridad, economía, desarrollo urbano, movilidad sustentable y finanzas sanas”. Y regresó al discurso de género, “como mujer, como madre, como hija de una gran mujer, y como primera gobernadora de Baja California, apoyar a la mujer es uno de mis principales compromisos”.
Aunque no hizo compromiso alguno para los primeros cien días de su gobierno, como es tradición al momento en que los gobernadores toman posesión, sí entregó en ese momento dos iniciativas al Congreso del Estado: una, para crear la Secretaría de Seguridad Ciudadana, y la otra para reformar la Ley Orgánica de la Administración Pública de Baja California e integrar las secretarías de Turismo, Pesca y Acuacultura, Inclusión y Medio Ambiente. Hasta ahí llegó en ese primer día a vislumbrarse el futuro de su gobierno.
Al final, los agradecimientos a su partido, a las personas allegadas, a su familia, a los compromisos del Presidente de la República, y, una vez más, a la lucha de las mujeres: “Queridas jóvenes y niñas de mi Estado, Marina, hijita, estoy aquí, con el corazón por delante, diciéndoles que sí se puede alcanzar un sueño y que los años que vienen para ustedes, serán años de oportunidades”.
“Con el corazón por delante”, es el lema de la administración pública estatal que encabeza Marina del Pilar Ávila Olmeda, y se convirtió en el mantra del cierre de su discurso, al tiempo que fue grabado en mantas y accesorios.
Sin sorpresas, ponderando el género y la juventud, la primera gobernadora de Baja California, así tomó posesión del cargo.
LA PLANA DE MORENA Y EL EX CANDIDATO DEL PES
Entre los invitados especiales de Ávila Olmeda a su toma de posesión, estaban dos de los tres presidenciables de Morena con miras a 2024: Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, y Ricardo Monreal, senador de la República. Solo faltó Marcelo Ebrard, el canciller que también ha dado pasos para intentar suceder a Andrés Manuel López Obrador en el Poder Ejecutivo federal. En representación del mandatario nacional estuvo, como ha sido la constante en 2021, la secretaria de Economía, la diputada federal con licencia Tatiana Clouthier.
El otro gobernador invitado y presente fue Cuitláhuac García, de Veracruz. Le rodeaban senadores y senadoras, y también en primera fila, Mario Delgado, dirigente nacional de Morena.
Había diputados federales, entre ellos Arturo González Cruz y Zulema Adams, hostigados en el pasado inmediato por el ex gobernador Bonilla. También las senadoras Citlali Hernández, quien a su vez funge como secretaria general de Morena, y el senador Arturo Bours, suplente del gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, entre otros.
En primera fila también, aunque en el lado izquierdo del auditorio, Leonel Cota Montaño, secretario técnico del Sistema Nacional de Seguridad, acompañado del delegado único en Baja California, Alejandro Ruiz Uribe. A escasas sillas, al flanco derecho de ambos morenistas, Jorge Hank Rhon, quien fue contrincante de Ávila Olmeda en la carrera por la gubernatura de Baja California, acompañado por su hijo Juan Carlos Hank, regidor por Tijuana y asistente del padre, a quien ayuda a levantarse del asiento y como sostén al caminar.
Llamó la atención, y de hecho desvió los saludos hacia él, la presencia de Hank Rhon, un personaje sospechoso de actos ilícitos tanto en México como en Estados Unidos, renegado del priismo que le dio fama, poder y dinero, para adentrarse en las filas del Partido Encuentro Solidario (PES) y ahora caminar del brazo de Morena en Baja California.
El resto de los invitados a la ceremonia legislativa de toma de posesión de Marina, lo conformaron los miembros de su gabinete, empresarios locales, políticos priistas, políticos panistas, los cinco alcaldes de Baja California: de Tijuana, Montserrat Caballero; de Mexicali, Norma Bustamante; de Ensenada, Armando Ayala; de Tecate, Darío Benítez; y de Rosarito, Aracely Brown. De las bases de Morena, pocos, apenas perceptibles en el mar de empresarios, familiares y políticos presentes.
Notoria fue la ausencia de los ex gobernadores de Baja California. Ninguno fue invitado a la toma de posesión de la primera mujer gobernadora. A la sazón, los vivos, todos panistas, no fueron requeridos, como sí estuvieron los ex alcaldes priistas de Tijuana, el ya señalado Jorge Hank, y sillerío arriba, Carlos Bustamante.
Al final, todos se hicieron bolas. Panistas abrazando a morenistas y a priistas, todos rindiéndole pleitesía al del PES, y la gobernadora al centro, con su esposo, su hija y sus padres.
AFUERA, LA PRIMERA PROTESTA
El ascenso de Marina del Pilar Ávila Olmeda se vaticinaba tenso y conflictivo. No precisamente por su imagen o su actividad como político y gobernante, sino porque su antecesor, Jaime Bonilla Valdez, había dejado una lamentable situación financiera, con deudas con el sector magisterial, conflictos relacionados con adeudos del Issstecali, con la burocracia, por incumplimiento de promesas, entre otros elementos.
Sin embargo, la mayoría de los sectores sociales perdonaron las carencias y sólo los integrantes a grupos cristianos se manifestaron a las afueras del CEART, ubicado sobre Calzada de Río Nuevo en Mexicali, donde más de un centenar de feligreses mostraron pancartas de repudio hacia los diputados morenistas Juan Manuel Molina, Julia Andrea González y Michel Sánchez, entre otros; pero también de exigencia a la mandataria estatal con el objetivo de vetar -facultad que el Poder Ejecutivo ya no tiene- la reforma al Código Penal y sus subsecuentes a la Ley de Víctimas y de Salud, que despenalizan el aborto antes de las 12 semanas de gestación y que definen un marco legal para su práctica libre, segura y gratuita.
El evento estaba programado para las 16:00 horas, pero desde antes, unidades de las corporaciones policíacas ya mantenían resguardo especial y un control de tránsito en la zona.
Las vallas de contención se colocaron alrededor de todo el CEART y limitaron el acceso a tres puntos resguardados con un número importante de elementos estatales, mismos que controlaron el flujo de invitados.
Uno de los perfiles más llamativos fue el de Claudia Sheinbaum, quien arribó al evento acompañada del secretario general de Gobierno, Catalino Zavala Márquez; ambos cruzaron palabras vagas con los medios de comunicación en el primer filtro.
Autoridades militares, líderes sindicales e incluso el mismo empresario casinero Jorge Hank Rhon, se vieron obligados a formar una fila para su ingreso; al menos diez integrantes de la comitiva del ex interno del penal de El Hongo lo flanquearon en todo momento, pero se vieron en la necesidad de retirarse apenas lo ayudaron a sentarse.
En punto de las 16:00 horas comenzaron a hacer presencia los colectivos “celestes” que conforman el Frente Nacional por la Familia, encabezados por la ex regidora del PES, Claudia Herrera, y Marcela Vaquera.
Con lonas, pancartas y cruces, se instalaron en el camellón que divide la vialidad de Río Nuevo, desde donde comenzaron a gritar consignas contra la mandataria. Las imágenes destacadas mostraban a Ávila Olmeda con un avanzado embarazo, exigiéndole que cumpliera su palabra, la cual -aseguraron- les dio para defender al embrión desde la concepción.
En otras la calificaban como “asesina” o la responsable de no proteger a los indefensos.
Conforme pasaban los minutos, el reducido colectivo comenzó a nutrirse y los manifestantes decidieron cruzar la vialidad y situarse en el primer filtro de vigilancia del evento.
En ese momento, policías optaron por cerrar la calle y proteger a los manifestantes, los cuales no cesaron en sus consignas, donde afirmaban que la reforma permitía interrumpir el embarazo hasta los nueve meses, lo cual resulta falso, puesto que la penalidad se excluye hasta las 12 semanas y sólo en una violación extiende el periodo de manera indefinida.
El colectivo “celeste” no resultó violento, pero sí enérgico; en ningún momento dejaron de gritar consignas, por el contrario, intensificaron sus gritos y reclamos, esperando ser escuchados por alguien desde el interior del evento. Eso no ocurrió.
Una bandera con la “Cruz de Borgoña” ondeó cuando la noche comenzó a invadir el recinto, haciendo referencia a la unión de los pueblos hispanos de formación cristiana. La vigilancia se puso en guardia cuando los manifestantes llegaron al último muro de contención, pero nada pasó, sólo un pequeño altercado entre un sujeto de sombrero que aparentemente lleva por nombre Víctor González, en contra de un académico de apellido Mena, los cuales protagonizaron un jaloneo, debido a que el primero afirmaba que el segundo lo había empujado; nada más alejado de la realidad.
Pese a ello, la Policía Municipal decidió no involucrarse y dejó toda la responsabilidad a los escoltas de Jorge Hank, quienes lo esperaban a las afueras del inmueble para trasladarlo al Cine Curto, donde Marina del Pilar Ávila llevó a cabo un evento para un cerrado grupo de sus allegados.
Ávila Olmeda, sus invitados especiales y su equipo más cercano, salieron por la puerta trasera y lateral para evitar el tumulto de manifestantes, los cuales comenzaron a gritar dirigiendo su ira hacia los pocos invitados que se vieron obligados a salir por el acceso principal.
No hubo mayores sobresaltos ni conflictos, pero sí mayor calor e intensidad desde el otro lado de la barrera, donde líderes de todas las corrientes ideológicas observaban el ascenso de la primera gobernadora de Baja California, rodeada de varios perfiles -no necesariamente los más destacados ni deseables-, emanados de las distintas fuerzas políticas del Estado.