Como si la seguridad no fuera lo más importante, el fiscal general del Estado, Guillermo Ruiz Hernández, ha solicitado formalmente recurso por 5 millones 022 mil pesos al Congreso del Estado para, de verdad, imprimir 7 mil 200 libros conmemorativos de la Escuela Militar. O las escuelas militares que el fiscal edificó y empresarios avituallaron en Tijuana y Tecate, una de las cuales -por cierto- lleva el nombre del padre de Jaime Bonilla Valdez. Total, que con agentes estatales que no tienen patrulla, gasolina para las unidades o viáticos, al fiscal lo que le ocupa, es que en el Congreso del Estado le autoricen una transferencia millonaria para imprimir libros, sobre lo que considera su más importante legado: las escuelas militares. Los 7 mil 200 libros tienen un costo total de 5 millones 200 mil pesos, según refería el dictamen de viabilidad de la Auditoría Superior del Estado, el cual determinó que financieramente era sostenible realizar una transferencia presupuestal desviada de alimentos para detenidos, para enviarlos a este rubro, y que el fiscal pueda lucirse con una edición -seguro de pasta dura- para presumir sus preparatorias. Así, los bajacalifornianos pagarán un libro para que el fiscal redacte sus memorias de lo que fue la edificación de las preparatorias militares. Se desconoce cuál será el círculo lector del millonario libro del fiscal, si se tratará de un libro de mesa para adornar espacios y presumir hazañas, o si es un libro de texto a distribuir entre menores y potenciales alumnos de las preparatorias. La empresa que ofreció el presupuesto fue APP Editorial, ubicada en la delegación Cuauhtémoc, que según cuenta con 20 años de experiencia y varias publicaciones. ¿Y si el fiscal mejor invierte en chalecos, gasolina, armas, uniformes o unidades? Es pregunta austera.
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