Por primera vez, sociedad civil y autoridades estatales y municipales se organizaron en conjunto para emprender campañas de difusión y así evidenciar las consecuencias de otro fenómeno fatal que no tiene nada que ver con el nuevo coronavirus o con la inseguridad, sino con accidentes automovilísticos
Datos proporcionados por el Consejo Estatal de Prevención de Accidentes (Coepra) exponen el histórico de los últimos ocho años respecto a los siniestros viales de Baja California Sur. Entre 2014 y lo que va de 2021, la entidad ha registrado alrededor de 870 muertes en hechos de tránsito.
Para activistas, autoridades y organizaciones mundiales, dicho problema ya es considerado una pandemia que no es del todo visible hasta que las y los ciudadanos se convierten en parte de las estadísticas.
De acuerdo con la información de Coepra, en el periodo antes mencionado, BCS acumuló 29 mil 010 accidentes vehiculares en los cinco municipios, que dejaron un total de 870 personas lesionadas.
Francisco Aguirre, director de Transporte y Movilidad de La Paz, recuerda que se trata de una pandemia declarada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), convirtiéndose en un problema global y no endémico de Baja California Sur y México.
“Antes de que llegara el COVID, nosotros ya padecíamos una pandemia y, si nos organizamos sociedad civil y gobierno, se va acabar la pandemia de COVID y nos vamos a quedar con esto de la inseguridad vial”, advirtió.
Antes de la emergencia sanitaria provocada por el virus SARS-CoV-2, los siniestros viales eran la principal causa de muerte de jóvenes sudcalifornianos y en niños y adolescentes paceños. Ahora que tiene la encomienda de aplicar políticas públicas para erradicar la violencia vial, el funcionario señala que no es nada más acudir, hablar y hacer, sino involucrar a la ciudadanía para cambiar el modelo mental de competir en la calle para comenzar a compartirla.
Por el momento, en La Paz los operativos de alcoholimetría regresarán tras una pausa de año y medio por el inicio de la pandemia de coronavirus. En fechas muy específicas, determinadas por las estadísticas, elementos de Tránsito Municipal aplicarán los dispositivos en las principales vialidades de la ciudad para detectar personas alcoholizadas detrás del volante.
Aunado a esto, en una avanzada para empezar a reducir el número de decesos y heridos graves, se planean obras públicas y estrategias de urbanismo táctico, sin embargo, estas acciones por sí solas no tienen el efecto que se necesita si no existen campañas de concientización.
“No vamos a poder evitar que reduzcan los hechos de tránsito, porque el error humano no lo podemos controlar. Lo que sí depende y le compete al gobierno, porque eso está comprobado, es evitar la gravedad de los siniestros viales”, expuso Aguirre.
HONRAN A VÍCTIMAS
El 21 de noviembre, por primera ocasión, la Gestión Integral de la Ciudad, Tránsito Municipal, Coepra y activistas se organizaron para llevar a cabo una caminata por el Malecón de la ciudad Capital, en conmemoración del Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Siniestros Viales.
Fue una estrategia de comunicación para posicionar el tema y ponerlo en agenda para iniciar la concientización de las consecuencias y formas de prevenir las muertes por violencia vial.
En medio del ocaso, las y los participantes fueron llegando al paseo costero. Durante media hora caminaron por las calles en silencio para recordar a quienes perdieron la vida en accidentes, además de exigir y refrendar el compromiso de implementar acciones sobre este problema de salud pública.
En su resolución A/RES/60/5, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró el tercer domingo de noviembre Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Siniestros Viales.
Cada año -según Coepra-, 133 personas pierden la vida en Baja California Sur en un hecho de tránsito.
“Se trata de siniestros que pudieran ser prevenidos y, a pesar de las acciones realizadas en la primera década de Acción para la Seguridad Vial, no se ha logrado estabilizar y posteriormente reducir las cifras previstas de víctimas mortales en accidentes de tránsito”, enfatizaron activistas. Uno de ellos, Rodrigo Alarcón, hizo hincapié en que la gente debe entender que, bajándose de la bicicleta, del carro, todos somos peatones.
La banqueta es un espacio que todos utilizan, por lo que es necesario que las calles dejen de ser vistas como infraestructura para vehículos motorizados.
“Alguien caminando, en sillas de ruedas, con muletas o con bastón está vulnerable y deberíamos tener prioridad para transitar libremente por las calles”, compartió tras su participación en la caminata.
En consecuencia de este evento, Coepra informó que se están auditando 12 intersecciones viales donde se concentra el mayor número de eventos de este tipo en La Paz, con el objetivo de propiciar intervenciones urbanas emergentes que faciliten modificar el patrón de uso de la calle y generar zonas seguras para el cruce de peatones.
Se trata de una estrategia implementada en coordinación con la Dirección de Movilidad y Transporte de Tránsito Municipal, Secretaría de Planeación Urbana, Infraestructura y Movilidad (Sepuim) y Guardia Nacional.
VIOLENCIA VIAL DEJA SECUELAS PSICOLÓGICAS: VÍCTIMA
Hace seis años, Rodrigo Alarcón sufrió en carne propia las consecuencias de la inseguridad vial, al ser víctima de un siniestro que no sólo dejó lesiones en su cuerpo, también en su mente.
Su historia recalca que no es necesario que sean “altas horas de la noche”, ni que la oscuridad abrace las vías públicas o que el alcohol juegue un factor en contra. A plena luz del día, una camioneta embistió su vehículo en La Paz.
Menciona que sólo recuerda que vio que la unidad se acercaba a gran velocidad, la conductora simplemente no hizo el alto correspondiente y lo impactó.
“Venía ella con el celular, sin cinturón, a exceso de velocidad y no desaceleró. La señal del disco de alto, para ella, estaba obstruida por una rama muy alta”, compartió Alarcón.
A consecuencia de ello, Rodrigo sufrió un latigazo cervical que dejó repercusiones en su cuerpo, no obstante, lo que más subraya son las secuelas psicológicas que derivan del siniestro.
“Mentalmente ya me dio desconfianza manejar, hasta la fecha manejar no me es placentero. Manejar en carretera me causa mucho estrés y, si me dan a elegir, prefiero no manejar. Antes era hasta siendo pasajero”, relató.
Si bien, hubo cambios en su día a día, no fueron inmediatos. El percance le dejó molestias laborales y en algún punto de su recuperación se vio obligado a suspender la actividad física.
Aunque la historia de Rodrigo no tuvo un final trágico y por fortuna no se convirtió en parte de las estadísticas de víctimas fatales, le sirve de empuje para luchar por la erradicación de la violencia vial, puesto que hay casos de hechos de tránsito de menor impacto visual que sí han culminado con pérdidas mayores para muchas familias sudcalifornianas.
NECESARIAS MEDIDAS PUNITIVAS
Desde hace más de una década, Cristina Ortuño, directora de la asociación Pies, Cabeza y Corazón, trabaja por el derecho a la movilidad en Baja California Sur. Con base a su experiencia, comparte que a veces los discursos no son suficientes, principalmente cuando se habla de un tema de inseguridad que cobra la vida de personas.
Se dice a favor de la prevención antes de las medidas punitivas, sin embargo, recalca que es necesario acceder a nuevos sistemas de vigilancia de las y los automovilistas.
Asegura que la cultura de usar cinturón de seguridad se convirtió en aprendizaje sólo cuando se aplicaron multas a quienes no lo usaban, “lo punitivo no está chido, pero sí tenemos que responsabilizarnos de nuestras acciones, es triste, pero cierto, sólo así entendemos. Pero también necesitamos alguien que vigile y aplique las multas”.
Una opción para ella, es el sistema de puntos en la licencia para conducir, tal como se aplica en países como Estados Unidos. Esto permitiría un mayor control de las acciones de las y los conductores, ya que, de cometer cierta cantidad de faltas al Reglamento de Tránsito, las autoridades retirarían el privilegio de usar un vehículo motorizado por el riesgo que representan para otras personas.
“Pareciera que solamente con métodos más punitivos lo entendemos. Los cambios sociales importantes, radicales, revolucionarios, o son de un día para otro, o toman muchísimo tiempo”, reflexionó Ortuño.
A los automovilistas de hoy, que se están pasando los altos y no respetando los altos y estacionando en azul, “la verdad es que, si insistes por el lado del convencimiento, no les importa; búscalos por el lado de la cartera y a lo mejor te voltean a ver”, ejemplificó.
Entre las fallas de la estrategia para prevenir, detecta la ausencia de policías en los cruceros, por lo que es necesario tener autoridades presentes.
Por su parte, el director de Transporte y Movilidad, Francisco Aguirre, argumentó que este tipo de políticas públicas internacionales ya se han aplicado en algunas otras ciudades de la República Mexicana, aunque sentencia:
“No va a ser suficiente garantizar la Ley y la aplicación del Reglamento de Tránsito, si no creamos estructura, y no va a ser suficiente si creamos estructura y no se aplica el Reglamento de Tránsito por parte de nuestros oficiales”.
No obstante, hace hincapié en que no se puede tener un agente de seguridad en cada esquina, por lo que la corporación aspira a generar un cambio de modelo mental en el uso del espacio público.