Bravos de Atlanta terminaron la temporada regular con 88 victorias, aprovechando su estadía en una división débil para ganar su cuarto título seguido en el Este de la Liga Nacional. Las adquisiciones del cubano Jorge Soler, el puertorriqueño Eddie Rosario, Adam Duvall y Joc Pederson, compensaron las ausencias del venezolano Ronald Acuña Jr., el dominicano Marcell Ozuna y Mike Soroka, y hallaron la manera de llegar en su mejor momento a la postemporada.
Con ello, se coronaron campeones de la Serie Mundial al derrotar a Astros por 7-0 en el Juego 6 en el Parque Minute Maid, siendo apenas el segundo equipo de la historia, desde la implementación del comodín con tres rondas de postemporada, en eliminar a tres oponentes de 95 triunfos o más (Cardenales, 2011), Cerveceros (95 victorias en campaña regular) en la Serie Divisional, Dodgers (106) en la Serie de Campeonato y Astros (95) en el Clásico de Otoño.
“Ellos se permitieron hacer esto”, dijo el mánager de los Bravos, Brian Snitker, cuyos pupilos jamás perdieron partidos consecutivos después del 18 de septiembre. “Nunca se dieron por vencidos. Llegaron a trabajar todos los días, se prepararon y fueron consistentes en su trabajo”.
