Ya han pasado tres años desde la llegada del Presidente Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República y la oposición en México no sabe el papel que debe jugar. No tiene una estrategia definida ni cuenta con los liderazgos para realizarla y ejecutarla con credibilidad.
El PAN, PRI y las migajas del PRD en el pasado proceso electoral se unieron en una alianza electoral, que si bien logró algunos triunfos, no fue lo suficientemente fuerte para vencer a Morena. Lograron avances en la Cámara de Diputados y principalmente en las alcaldías de la Ciudad de México, donde el boquete al partido del Presidente fue muy relevante, pero sin olvidar que en las gubernaturas Morena prácticamente arrasó.
Los partidos políticos sufren de una crisis de identidad que se refleja en su comportamiento. Veamos algunos ejemplos:
PAN: Se convirtió en el partido de unos cuantos. En la dirigencia nacional se mantiene Marko Cortés, quien tuvo una elección contra nadie. Los demás participantes se “bajaron” de la contienda por los mismos señalamientos de hace más de 10 años: control del padrón, intereses de grupo, corrupción, etc.
El PAN es el partido de los mismos contra los de siempre. Su fuerza está en gubernaturas y alcaldías que poco son tomadas en cuenta en las decisiones relevantes. Sus liderazgos en el Congreso parecen políticos de laboratorio robotizados y fingidos. Otros prefieren reunirse con grupos radicales, como Vox, en lugar de grupos vulnerables agraviados.
PRI: No saben si ocupar el bando de la oposición o más bien convertirse en los votos que el Presidente de México y Morena requieren para aprobar reformas relevantes como la recién propuesta Reforma Eléctrica. Su dirigente Alejandro Moreno parece estar atrapado entre las cuentas pendientes en su estado Campeche, donde fue gobernador, y “coquetear” con Palacio Nacional. Fue el mismo PRI que en su momento defendió a capa y espada la Reforma Eléctrica del expresidente Enrique Peña Nieto y ahora la minimizan. Su posición ambigua y titubeante en el tema genera interpretaciones de toda índole.
En últimas fechas da la impresión, que aquellos que mantienen el control de la actual dirigencia le apuestan a convertirse en la versión actual de lo que es el Partido Verde, es decir satélites de quien ostenta el poder. Ante su fracaso electoral pasado están atrincherados en el Congreso Federal sin apostarle a nada más.
PRD: ¿Acaso a alguien le importa el PRD?
MC: Movimiento Ciudadano depende en gran medida del trabajo que realicen sus gobernadores y alcaldes. Dos estados como Jalisco y Nuevo León los pone en una situación de fuerza. En el Congreso han desaparecido por completo, sus liderazgos no se escuchan y no parecen ser relevantes.
Por último, está un ente extraño que intenta agrupar a los partidos políticos y ciertos empresarios denominado “Sí por México”. Todo esfuerzo que esconde intereses propios justificándolos por supuestos intereses de nación tenderán al fracaso si no son claros y honestos en sus objetivos y propósitos.
La oposición luce extraviada, con poco rumbo donde impera la desconfianza entre unos y otros. Sus actuales dirigencias luchan internamente por mantener el control al precio que sea ante la reducción de espacios públicos. El tiempo se les agota para convertirse en una opción real que le apueste al futuro de México, no al fracaso de los de enfrente.
No se trata de solo fincar la esperanza en lo que el rival político hace o deje de hacer, sino en lo que pretenden que la población perciba como propuesta de país, y hoy más que nunca la forma de abordar la coyuntura.
Alejandro Caso Niebla es consultor en comunicación y políticas públicas.
@CasoAlejandro