“Nos ordenaron abrirnos” era un comentario constante entre integrantes de la Policía Municipal de Tijuana en aquel negro periodo de inseguridad entre 2007 y 2011.
Se referían al hecho de que los jefes delegacionales o de zona, ordenaban a los agentes que andaban patrullando, salir de las calles y regresar a las bases, con el fin de dejar el camino libre a los criminales, usualmente para que cometieran uno o varios asesinatos y huyeran impunes.
Entonces los cabecillas del crimen organizado presumían que no tenían que gastar millones en sobornar al secretario de Seguridad o al director de la Policía, cuando los jefes delegaciones y seccionales los servían por pocos miles de pesos.
Algunos de los jefes policiacos que daban estas órdenes de “abrirse”, fueron detenidos entre 2008 y 2009 por sus ligas a los cárteles, sólo para ser liberados meses o años después sin cargos. Incluso cinco de ellos llevaron su caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde denunciaron tortura y ganaron. Aunque por lo menos uno era de los que ordenaban a los policías abandonar las calles cuando se iba a cometer un crimen, sus subalternos argumentaron que lo obedecían por miedo, no por dinero.
El tema es que ahora, 12 años después, resulta evidente que esto sigue ocurriendo sin que el secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana del Ayuntamiento de Tijuana, Pedro Cruz Camarena, haga lo necesario para evitarlo.
Para que nadie haya sido detenido, la ausencia intencional de policías y unidades debió darse en los siguientes hechos:
17 de agosto de 2021. Cuando lesionaron con pistola a tres hombres en el interior de un bar en una plaza en la delegación Otay.
23 de agosto. Durante la balacera contra un masculino frente al establecimiento Agua Dulce en la colonia Camino Real.
25 de agosto. Cuando le quitaron la vida un hombre dentro del Ejecutivo Bar sobre Bulevar Díaz Ordaz, y a otro sujeto en los tacos de birria La Roca Fuerte en la colonia Artesanal.
29 de agosto. Fecha en que un empleado municipal fue asesinado frente a un Oxxo de la colonia Roberto de la Madrid y lesionaron a balazos a tres hombres dentro del bar Siete de Copas.
31 de agosto. Cuando asesinaron a otros tres varones cuyos cadáveres quedaron a un costado de la fábrica Sunrise, en el Parque Industrial Las Misiones.
Los policías definitivamente incumplieron su trabajo el 8 de septiembre, primero en plena Zona Río, cuando asesinaron al de nombre Francisco Pérez García, llevando de la mano a su pequeño hijo; y por la tarde-noche en Playas de Tijuana, en la Plaza Coronado, cuando mataron a un escolta, hirieron al empresario Guillermo Valdovinos y cobardemente acribillaron a su hija de 11 años de edad.
En lugar de tomar las medidas necesarias, ordenar y organizar remociones de jefes, rotación de mandos o lo que sea necesario, en el caso del empresario, el secretario Cruz llega al punto de hacer declaraciones públicas y mentir para encubrir las evidencias, y ocultar lo que demuestra la serie de asesinatos cometidos en las zonas públicas, comerciales, concurridas, vigiladas y supuestamente “seguras” de la ciudad: que la Policía de Tijuana se está abriendo.
Respecto a uno de los peores ataques homicidas cometidos en fechas recientes, el de la menor de 11 años, a don Pedro Cruz se le ocurrió que era buena idea revictimizar y mentir, decir que el ataque contra la pequeña fue directo, pasional, por venganza, un daño específico, una ejecución fría y calculada, aun cuando los videos muestran que la niña corría detrás de su papá mientras el par de repugnantes criminales disparaban a diestra y siniestra desde una parte superior, antes de huir.
No conforme, el responsable de la seguridad en Tijuana agregó: “Bloqueamos todas las salidas, y cuando vieron así, se brincaron el camellón (los asesinos), se metieron en sentido contrario y se nos escaparon”, refiriendo que los matones huyeron en un pick-up, cuando en realidad lo hicieron en un auto Máxima gris que no podría atravesar ningún camellón.
Además, los videos y arcos lectores muestran que huyeron por la salida principal de Playas hacia el Libramiento, lo que demuestra que los de la Policía Municipal no cerraron los accesos, y que originalmente, sólo dos patrullas respondieron al ataque.
Como reclamó el consejero ciudadano de Seguridad Pública Municipal de Tijuana, Genaro de la Torre, la delincuencia está cruzando la línea al asesinar en lugares concurridos, a plena luz del día, poniendo en peligro la vida de los ciudadanos comunes y aterrorizando a la comunidad.
Situaciones que no podrían ocurrir, que no deberían suceder, si el secretario de Seguridad municipal, con la Policía más numerosa y de mayor proximidad en Baja California, cumpliera con su trabajo.
A Cruz Camarena le quedan 13 días en el cargo, considerando los promedios mortales en Tijuana, en ese tiempo los criminales pueden asesinar lo mismo a 30 que a 100 víctimas. Será cuestión de ver si el secretario se decide a cumplir con su deber, porque como declararía el 13 de septiembre ante la prensa el General Comandante de la Segunda Zona Militar, Saúl Luna Jaimes: no pueden permitir que los delincuentes sean los que decidan quién vive y quién muere en Tijuana.