Participaron bomberos de Tijuana, Tecate y Playas de Rosarito en la dinámica que puso a prueba su condición física
Ciento tres bomberos de Tijuana, Playas de Rosarito y Tecate pusieron a prueba su resistencia y demostraron que pueden atender una emergencia de incendio a treinta pisos de altura al escalar un edificio cargando treinta kilogramos de peso a su espalda. La edad no importó, tanto jóvenes voluntarios como veteranos experimentados lograron la hazaña en la dinámica organizada la mañana del domingo 26 de septiembre.
Subir treinta pisos por la escalera es una situación extraordinaria que la dinámica llevó al extremo pues los bomberos que intervienen a un incendio en estructura, usualmente sí cargan treinta kilogramos de peso a la espalda, compartidos entre un tanque de oxígeno y una manguera.
“La verdad es muy importante porque a la hora que llegue un trabajo así, que no sea tan difícil y que no haya tanta presión y dificultad”, explicó Akshara Licea Bautista, una bombera voluntaria que ha incursionado en Cruz Roja, en los salvavidas y ahora como apaga fuegos. Su sueño es seguir por el camino de la atención de emergencias y estudiar medicina.
“En una casa de tres pisos es lo más similar que me ha tocado trabajar de este tipo”, recordó Akshara.
“Te pudiera decir que hay gorditos como yo pero con muy buena condición pero pues eso es lo que no sabemos: ¿qué porcentaje va a subir? En el transcurso de la dinámica sabremos que porcentaje traemos”, reconoció Oscar Jesús Páez, director de bomberos de Tijuana.
Los bomberos reconocen que la dinámica fue difícil y desgastante. Durante la dinámica les ofrecieron hidratación cada 10 pisos y al terminar, los paramédicos de Cruz Roja los atendían para controlar sus indicadores como presión arterial, nivel de glucosa y oxigenación.
“A partir del 10 estuvo pesado pero el 17 ya…”, expresó el bombero Felipe Kim al llegar al piso 30; “Fue algo pesado pero imposible”, comentó Rafael Campos, bombero de Tecate.
Es una realidad que los bomberos son de los servidores públicos con más necesidades y prestaciones salariales. Entre ellos han emprendido esfuerzos por la renovación constante de uniformes, mejorar sueldos, contar con instalaciones dignas y se suma la creación de un espacio de entrenamiento.
“La realidad es que nosotros no tenemos un campo de entrenamiento dónde practicar cada guardia y dependemos mucho de la generosidad de los industriales y de los comerciantes”, reconoció el director Páez.