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jueves, febrero 15, 2024
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Justicia para Roxana  (Segunda parte) 

“Los sencillos, los ignorantes, los cándidos, tienen una fuerza que confunde

a los más avispados: el poder de la inocencia”. – Giovanni Papini 


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“Sólo tomé una cerveza y dije que me iba, en eso llegó un muchacho que trabaja en el lugar, sólo lo conocía de vista, no me dio la impresión de que fuera una mala persona. Llegó cuando me estaba retirando, se ofreció a acompañarme a mi domicilio, que es muy cercano al lugar en donde convivía con mi amiga. Cuando llegamos se puso necio y me pidió que lo dejara entrar a la casa porque vivía muy lejos y a esas horas ya no había transporte hacia la colonia donde él vive, me insistió una y otra vez, diciéndome que lo dejara dormir en cualquier cuarto, ante mi negativa se molestó y de pronto se puso furioso, me pidió que lo dejara dormir con los puños cerrados de manera amenazadora, yo no lo conocía con anterioridad y la verdad es que me asusté mucho, me dio mucho miedo, y para evitar ser golpeada por él, que se veía amenazador y violento y por supuesto, más fuerte que yo, por tonta accedí.

“Lo dejé entrar temerosa de que me agrediera, le dije que le iba a prestar una colchoneta para que la pusiera en el piso y le dije que ahí se podía quedar; me acosté y pasados unos minutos se subió a la cama y me empezó a quitar la ropa violentamente, yo tenía mucho miedo, me golpeó, me violó, yo estaba en shock, sólo quise defenderme, pasé unos momentos horribles, sentí su aliento, sus manos, cuando me penetró, yo sólo quería que todo eso acabara de la manera más rápida y que no me volviera a golpear como ya lo había hecho. Le di un golpe en la nariz, empezó a sangrar y me dijo: ‘Ahora sí te vas a morir’”, relata Roxana Ruiz.


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Entonces este sujeto la golpeó fuertemente tanto con puños cerrados, como con bofetadas. En un momento en que se distrajo, Roxana aprovechó para intentar defenderse con lo único que tenía a la mano: una playera.

“Me dio miedo, él me golpeaba y en un momento rápido en que se distrajo, tomé una playera y se la puse en el cuello, lo asfixié, sentí miedo, terror, sólo quería que no me lastimara alguien más; me sentí sola, denigrada, que no valía nada, sentí que todo era culpa mía por haber confiado en esas personas”, detalla Roxana.

“Crecí en un pueblo en donde todos nos conocemos y nos saludamos, y esa confianza me tiene recluida en el Penal del Bordo de Xochiaca, y en donde un juez me sentenciará”.

Lo cierto es que, al defenderse asfixió a su agresor, Roxana notificó a las autoridades y luego fue detenida sin que se le diera la oportunidad de explicar que había sido violada. “Después de haberlo matado no sabía qué hacer, estaba todavía en shock, ultrajada, violada, lo metí en un costal y lo iba a dejar tirado en la calle. Me había ultrajado, acabó con mi dignidad, me sentía humillada, lastimada. Lo dejé en una esquina, y en ese momento pasó una patrulla, los oficiales abrieron el costal, me hablaron con groserías y me insultaron, me preguntaron que ‘¿Qué has hecho?’. Les dije que lo maté, pero que no quería hacerlo, que él me violó y sólo traté de defenderme, pero no les importó nada; no me escucharon, uno de ellos dijo: ‘Te vamos a llevar detenida, vas a estar muchos años en la cárcel por matar a un hombre’”.

Benigno Licea González es Doctor en Derecho Constitucional y Derecho Penal. Fue presidente del Colegio de Abogados “Emilio Rabasa”, AC 

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