“Si nuestros semejantes hubieran respetado estos derechos del cuerpo, no habríamos llegado a la destrucción de los inocentes, de los cristianos en el circo, a la noche de san Bartolomé, a la hoguera para los herejes, a los campos de exterminio, a la censura, a los niños en las minas, y a las violaciones de Bosnia”.
-Umberto Eco y Carlos María Martini. ¿En qué creen los que no creen?
Cuando millones de niños y adolescentes regresen a clases en el ciclo escolar 2021-22, muchos planteles escolares estarán prácticamente desmantelados; incluso se han robado hasta los equipos de videovigilancia, y en las entidades calurosas, como en Sonora y Baja California, no quedarán ni los difusores de aire o los valiosos compresores. La indiferencia ciudadana, el no participar en las sociedades de padres de familia, ocasionará cooperaciones, rifas, malestares a los hijos.
La formación de grupos de vigilancia escolar en vacaciones o los fines de semana, evitaría tantas pérdidas al pueblo, quien sostiene al gobierno y al estado. Además, bien se sabe a dónde va a parar todo lo robado, en las chatarreras que compran sin escrúpulos cuanto les llevan los amantes de lo ajeno.
800 mil dosis de vacunas anticovid están por irse a otras fronteras, ante la indiferencia de la generación juvenil de los 18 a los 39, específicamente en Mexicali. Tanto que bonachonamente Denisse Maerker se tomó el tiempo y el interés por invitar a los mexicalenses a recibir este beneficio. Indiferencia ciudadana. Ni fueron a votar ni quieren recibir la protección contra la pandemia, cuya tercera ola mantiene al 100 por ciento hospitales como el de San Luis Río Colorado, y los de Mexicali también.
Seguramente que las personas que votaron, no son los contaminados.
La ola de contagios podría estar relacionada más bien al llamado hedonismo moderno; disfrutar y gozar la “vida”, sin responsabilizarse de unos hijos, de una esposa, de un trabajo. Un amigo me externaba su gran preocupación al no conseguir trabajadores permanentes en su restaurante: les pagamos bien, buenas propinas, seguro, todo; trabajan unos 10 a 15 días, ahorran para un buen celular o unas buenas botas, y abandonan el trabajo. No quieren responsabilidades laborales ni familiares… No aplica a todas las personas; muchos permanecen en su trabajo por años, trabajando, por sus familias, por su bienestar se entregan a sus empleos.
Ir por el 70 por ciento de la población, entusiasmándola, motivándola. Algunos candidatos de la pasada elección 2021, andan huyendo o escondidos al quedarle a deber a muchos promotores del voto, a los que involucraron prometiéndoles algún dinerito. Andan como San Juan de Dios, “no salía, de tanto que debía”.
Si el entusiasmo y empeño que todos los políticos de todos los partidos pusieron en sus campañas, se organizaran en brigadas semanales con cepillos, escobas, y se pusieran a limpiar bulevares, calles, colonias pavimentadas; operación aseo, no en período electoral, sino temprano o al atardecer, una o dos horas a la semana para ir mejorando la higiene de las ciudades o poblaciones, no por votos, sino por servicio, por civismo. Que todos nos involucráramos en participar siempre por nuestras comunidades.
La indiferencia ciudadana. La gente no apoya a los grupos pro vida, ni los claxonazos por la vida; ni apoya a los grupos feministas, ni a la comunidad LGTB; ni a los maestros; ni a las iglesias, ni a nadie. La gente es movida o motivada por intereses, por beneficios, por cosas, por dinero. Y no todos; tan solo un 30% de la “sociedad”. Después, quién sabe Dios de qué vivirán. O qué los motivará.
En plena pandemia en Baja California, específicamente en Mexicali, el alma y el corazón de los ciudadanos jóvenes está tan lastimado e indiferente, que ni siquiera tienen el coraje -como diría Solyenitzin, el nobel de literatura 1970- de ir a ser vacunados por su salud. Grave pandemia la indiferencia ciudadana.
Germán Orozco Mora reside en Mexicali.
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