Hace unas semanas, Alejandro Ruiz Uribe, delegado federal único (¿se dieron cuenta que hasta que Bonilla tenía esa posición, el cargo era de súper delegado, pero ya no?) desvió un paquete de vacunas contra la COVID-19 para suministrarlo a los reporteros de Baja California. Sin que estuviera el gremio periodístico agendado en la jornada nacional de vacunación, que ha dado prioridad a los trabajadores de la salud, maestros y después por rangos de edad: adultos mayores de 60 años, de 50 y actualmente de 40, los reporteros no están considerados para ser vacunados por sector. Deberán esperar su rango de edad para hacerlo. Como tampoco se ha vacunado a quienes están en riesgo diario, como policías, bomberos, rescatistas. Pero aún, saltándose la fila de la jornada nacional de vacunación y haciendo uso del poder de ser delegado único en BC, Ruiz Uribe decidió -y le fue concedido- utilizar parte de la remesa para personas de 50 y 40 años para aplicar la vacuna a los reporteros de la entidad en lo oscurito, a discreción. De hecho, se les solicitó no hacerlo público, dada la irregularidad de vacunar a destiempo a un sector aún no considerado. Pero como en Morena gana el que gobierna, por órdenes de Ruiz Uribe se desviaron las vacunas y les fueron suministradas a los reporteros. Casas editoriales como Televisa y Frontera, aprovecharon el desvío para mandar vacunar a empleados, familiares y a quien pudieran… hasta que -aseguran- el gobernador Jaime Bonilla se dio cuenta que le estaban comiendo el mandado de las vacunas y paró la irregular y abusiva mini jornada de vacunación a reporteros. Algunos, no muchos, se quedaron con las ganas de vacunarse a destiempo, así como le hacen los funcionarios abusivos que se saltan la fila. Por cierto, y para aclarar dudas, de la oficina de Ruiz Uribe solicitaron a ZETA una lista de personal para ser vacunados. No les fue proporcionada. Quienes acá trabajamos, esperamos los debidos tiempos de la jornada nacional de vacunación.