El presidente Andrés Manuel López Obrador está razonando, una vez más, como ganador. No es una novedad en el país la propuesta de reformar la ley electoral y eliminar a diputados y senadores que llegan por la vía de la representación. Lo propuso también Felipe Calderón Hinojosa cuando era presidente, y, tal como López Obrador, poco después de la elección intermedia. Bueno, también Enrique Peña Nieto prometió que, de ganar el poder, reduciría la representación en las dos cámaras legislativas federales.
El presidente López Obrador entra en el debate de la simplona reducción de las cámaras, a días de los resultados de su elección intermedia, en la cual, una vez más, su partido Morena resultó ganador, no solo en los estados de la República, también en la cámara de diputados. De eliminar ya, a los diputados que propondrá el presidente, 200 de 500, el próximo septiembre el ocupante del Palacio Nacional continuará teniendo la mayoría para cambiar leyes y la Constitución, especialmente ahora que gobernará su partido en 17 de 32 estados, y cuya mayoría legislativa es requerida para las reformas constitucionales.
Morena ganó por si, 65 diputaciones federales de mayoría relativa, y junto con sus aliados, la coalición Juntos Haremos Historia, que en algunos distritos incluía al PT y al Verde, y en otros por separado con alguno de los dos, se llevaron 121 distritos. Aparte, el Partido Verde Ecologista de México, por si solo, ganó 1 diputación. En la lógica del ganador, de que solo aquellos que ganaron una diputación en tierra, el presidente tendría 187 diputados de 300 que integrarían la Cámara.
El PAN obtuvo, por voto directo, 33 diputados, el PRI 11, y el PRD ninguno; como alianza Va Por México, ganaron 62, lo cual, en el razonamiento de López Obrador, dejaría a la oposición con 106 diputados. El resto de los diputados para llegar a los 300, son aquellos que lograron el voto mayoritario representando a Movimiento Ciudadano, o sea 7 candidatos que con esas siglas ganaron.
Así, Morena en una cámara de 300, tendría el 62.33 por ciento de la representación en la Cámara Legislativa Federal, mientras la oposición, junta, tendría el 35.33 por ciento, y MC, un 2.33 por ciento.
Pero en las actuales condiciones, con una cámara baja de 500 integrantes Morena logró el 34.13 por ciento de las candidaturas por la vía de mayoría relativa, y en estas condiciones, de ser el ganador, como en su momento lo fue el panista Felipe Calderón Hinojosa, y también el priista Enrique Peña Nieto, López Obrador, como ellos, quiere deshacerse de los diputados de representación proporcional, 200, y de los senadores de lista, 32.
Cuando se instauraron en el país las diputaciones plurinominales, en la década de los setenta, fue con la intención de darle escaños a la oposición, para ponderar la pluralidad. La regla es que dichos espacios se obtendrán en relación a los votos logrados por partido. Lo cual ha beneficiado, enormemente al partido ganador de la presidencia de la República, en su momento al PRI, luego al PAN, ahora a Morena.
Aunque será en las próximas semanas cuando las autoridades electorales definirán el reparto de las 200 diputaciones plurinominales, se han realizado estimaciones, que, como la de Animal Político, le concedería más espacios a Morena, 76 adicionales, 41 al PAN, 40 al PRI, 12 al Verde, 16 a MC, y 8 al PRD, 7 al PT, estos dos últimos partidos que no ganaron ni un solo distrito por el voto directo.
Sumando los distritos ganados por Morena y sus partidos aliados, y los números de las proyecciones de los legisladores que sumarán por la vía plurinominal, Morena tendría 279 diputados federales, lo que, en una cámara de 500 integrantes, le da el 55 por ciento de la representación, contra el 62.33 por ciento que tendría en el hipotético caso que el cuerpo legislativo solo fuese integrado por 300 diputados electos de manera directa.
El discurso del ganador, ahora en el turno de López Obrador, normalmente orienta la propuesta de disminuir los miembros de la cámara, más que a un asunto meramente político, como lo es, a uno de corte económico. Disminuir para ahorrar. Para bajar la onerosa nómina del Poder Legislativo, en la cual cada diputado, cada senador, cuenta con un séquito de afines, y una casi interminable lista de beneficios económicos.
Pero particularmente en este gobierno, desde su campaña incluso, al presidente López Obrador le ha funcionado el discurso del ahorro. La eliminación de programas, prestaciones, bienes materiales, y demás, para “ahorrar”, ha pegado entre sus seguidores, más que la promesa, por ejemplo, de meter a la cárcel a los corruptos.
Y efectivamente, López Obrador ha prometido ahorrar quitándole la pensión a los ex presidentes, eliminando programas sociales, quitando las becas para estudiantes en el extranjero, disminuyendo salarios, bajando prestaciones, vendiendo (o pretendiéndolo, por lo menos) un avión presidencial. En todos los casos lo ha logrado, y sus seguidores lo respaldaron.
La realidad es que nada se va al ahorro. No hay un menor presupuesto federal porque se hayan eliminado programas o pensiones, lo que sucede es que el presidente, en este caso López Obrador, pero en el pasado Peña Nieto o Calderón Hinojosa, reorientan el presupuesto, llámese “los ahorros”, hacia los proyectos que son de su interés. Lo invierten en obras, lo destinan a programas asistencialistas, o a la compra de un avión. Como gusten que para eso lo manejan.
El presidente López Obrador ya inició la campaña para disminuir el número de integrantes en las cámaras legislativas federales, y su estrategia va enrutada a exaltar lo oneroso de una amplia cámara, contra lo democrático de una cámara reducida. Las dos son democráticas. La actual también lo es, pues está en la Ley y los mexicanos votaron por la integración de su cámara, sea por la vía directa y por la de partidos.
Pero López Obrador, en estos momentos maneja el discurso del ganador. El que como oposición no requiere de espacios de representación proporcional. ¿Es necesario disminuir la representación en las cámaras? Quién sabe, es probable que sí, pero se requiere de un grande y profundo análisis, más allá de la simplada esa de que son muchos, que no los votan y salen caros. Aunque claro, ya lo adelantó el propio presidente, de ser necesario, pedirá votos al PRI para hacer la mayoría absoluta y aprobar este tipo de iniciativas… y en política, pues todo se vale, más en un país donde los partidos carecen de ideología y convicciones, donde todos, a final de cuentas, tienen un precio que los mexicanos terminamos pagando muy caro.