En la tradición de los partidos en el poder, de las castas políticas y la cerrazón ideológica, Morena en Guerrero y el Partido Encuentro Solidario en Tijuana, se burlan de la democracia y de la capacidad intelectual de tantos ciudadanos preparados para un cargo de elección popular, y resuelven designar a hijas de candidatos depuestos.
El colmo es Guerrero, entidad federativa como muchas otras y es el caso de Baja California, donde las posibilidades de Morena para hacerse del triunfo de la elección son altas. Félix Salgado Macedonio, un personaje polémico y oscuro de la izquierda mexicana y harto apegado al Presidente Andrés Manuel López Obrador, intentó ser el candidato a gobernador del costeño Estado del Pacífico.
Sería la tercera ocasión en que Salgado Macedonio, ex diputado federal y hoy senador de la República, intentó hacerse del gobierno de Guerrero. En el pasado fue derrotado, pero aprovechando la ola Morena que inició López Obrador en 2018, ya se hacía gobernador del Estado.
Guerrero es una entidad con población vulnerable. De suyo está en los primeros lugares en dos temas difíciles en el país: pobreza e inseguridad. Con 3.54 millones de habitantes, el 66% de su población, unos 2.4 millones viven en la pobreza, de acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), mientras el 26.8% lo hace en situación de pobreza extrema.
El dato más crudo del mismo Coneval, es que únicamente el 7.3% de la población de Guerrero, es considerado como no pobre y no vulnerable.
En esas condiciones sobra decir que quien quiera llegar al Gobierno del Estado, tiene sobre sí una enorme responsabilidad, pues Guerrero es muestra que ni los programas asistencialistas de la época del PRI, ni los instaurados en los dos años y medio de la presidencia de López Obrador, han contribuido en algo para disminuir la pobreza.
Eso sí, en el pasado el Partido Revolucionario Institucional y en el presente Morena, se valen de asistencialismo y paternalismo como políticas públicas para mantener a una población tan vulnerada como la guerrerense, cautiva electoralmente hablando.
A esta difícil situación, se agrega el tema de la inseguridad. Propiciado, dirán desde el gobierno, por las condiciones de extrema pobreza de la población de Guerrero, particularmente la que habita en la serranía. Los cárteles de la droga se han hecho de la sierra, de los campos de siembra y de sitios para la producción y distribución de drogas a partir del opio, la marihuana y precursores químicos.
Si en términos de pobreza Guerrero ocupa el tercer sitio, solo antecedido por Oaxaca y Chiapas, entidades que concentran más pobres en su población, en inseguridad normalmente está en las primeras cinco posiciones, en las primeras diez. Los enfrentamientos entre cárteles por la pelea del territorio para la siembra, producción y distribución de drogas, dejan miles de muertos cada año, incluidos niños que desde temprana edad son captados por el crimen organizado con la promesa de prosperar desde la marginalidad y la criminalidad.
Guerrero no ha mejorado en los dos años de gobierno de López Obrador. No hay menos pobres, ni más educación, ni mejores oportunidades. Lo que sí, que son recepcionistas de dádivas económicas en los distintos programas federales, aunque es evidente que no les han sido suficientes para progresar.
En ese contexto, Félix Salgado Macedonio quería llegar a gobernador, pero se le atravesaron varios ilícitos. Primero, las denuncias de mujeres y denuncias oficiales activas en la Fiscalía General del Estado, por abusador y violencia sexual. El mismo partido Morena que le alzó la mano, le quitó momentáneamente la candidatura ante la oposición de féminas incluso dentro de ese instituto político, solo para regresársela luego de “ganar otra encuesta”.
En total impunidad, y con por lo menos dos investigaciones abiertas por abuso sexual, Morena hizo candidato por segunda vez a Salgado. Pero el Instituto Nacional Electoral (INE) primero y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación después, le cancelaron el registro a la candidatura, porque acostumbrado como está recientemente a vivir en el partido del poder, el político no presentó para su fiscalización los gastos de precampaña que hizo cuando fue parte de una lista a encuestar por parte de Morena para seleccionar al candidato.
A pesar del Presidente de la República, de las amenazas de reformar al INE por parte de este y de la afrenta de desaparecer el Instituto por parte del propio Salgado, la cancelación de la candidatura se confirmó en el Tribunal Electoral: Salgado no va.
¿Y qué hace Morena? No designó a quien quedó en segundo lugar en su “encuesta”, que pudo ser Luis Walton, Pablo Amílcar Sandoval, Adela Román o Alberto López, quienes también aspiraban a ese cargo y fueron delegados, funcionarios o ex alcaldes de Acapulco. No. En un acto de soberbia pura, Morena nombró candidata al Gobierno del Estado de Guerrero a Evelyn Salgado Pineda, hija de Félix Salgado Macedonio, cuya experiencia se remonta a haber sido asesora de un diputado local de Guerrero, presidenta del DIF Acapulco y delegada de la Secretaría de la Mujer en aquella entidad federativa. No más.
De 39 años, Evelyn es la mayor de seis hijas de Salgado, se supone que abogada de profesión, aunque no se le conoce desempeño alguno en ese sector, solo esas tres posiciones: el DIF, una asesoría y una representación. Pero muchos en Guerrero están seguros que tiene altas posibilidades de convertirse en gobernadora de uno de los estados más pobres del país, por el puro mérito de ser la hija de Félix Salgado Macedonio, también ex alcalde de Acapulco.
En Tijuana, al Teniente Julián Leyzaola Pérez, el Instituto Estatal Electoral le negó el registro como candidato a la alcaldía, por considerarlo prófugo de la justicia, pues el gobierno de Jaime Bonilla Valdez, a través de la Fiscalía General del Estado titulada por su compadre, Guillermo Ruiz Hernández, le inició una investigación al militar en retiro, y en el Poder Judicial lograron una orden de aprehensión en su contra.
En el Ayuntamiento de Tijuana, a la hija del fiscal, la alcaldesa suplente Karla Ruiz Macfarland, ya le habían negado la carta de residencia al ex secretario de Seguridad Pública de Tijuana y Ciudad Juárez para obstaculizarle el registro electoral.
Policías y ex policías de tortura en aquellos álgidos tiempos de inseguridad en el Estado, y por parte de agentes que fueron detenidos por sus nexos con el narcotráfico, pero que años después, por una investigación negligente, recuperaron su libertad. Ahora, los morenistas, Bonilla, el fiscal y el Ayuntamiento de Tijuana, lograron lo que se proponían: que el Teniente no estuviese en la boleta electoral para darle ventaja a su desconocida candidata en la localidad, la diputada con licencia Montserrat Caballero.
Entonces el PES, partido que postularía a Leyzaola, decidió antidemocráticamente, pero siguiendo los designios -dicen- del militar retirado, registrar en su lugar a su hija, Indira Leyzaola, de quien nada se sabe, porque tanto en el Partido Encuentro Solidario como en el equipo de campaña, se niegan a compartir el currículum de quien obtiene la candidatura, igual que Evelyn Salgado, por el puro hecho de ser hija de.
Así de manipulada está la democracia partidista en México. Donde sea, en el partido en el poder o desde la oposición, se sigue el ejemplo del PRI cuando sus militantes, al ser derrotados, pretendieron crear castas políticas para no soltar el poder por generaciones.