“La vida se pierde en un instante, más el honor dura eternamente”.
-Aristóteles.
Hace dos años y cuatro meses, tuve el gusto de escribir unas sinceras y sentidas líneas para Fortino Cabrera Acosta, con motivo de su cumpleaños número 90. Se encontraba pleno de salud, alegre como siempre lo fue y esbozando su clásica sonrisa. Entonces empecé mi columna diciendo: “En el mes de julio de 1976 conocí en esta ciudad de Tijuana al señor Fortino Cabrera Acosta, quien era destacado hombre de negocios y empresario exitoso dedicado a la industria hotelera”.
Un viejo adagio dice que “la vida se pierde en un instante, más el honor dura eternamente; nada es la vida sin el honor”. Me siento muy afortunado al poder realizar estas reflexiones cuando me refiero al señor Fortino Cabrera Acosta, quien, como ya lo expresé, desde ya hace bastantes años me brindó el privilegio de su amistad.
En días pasados, sus hijos y nietos le organizaron un muy merecido reconocimiento con motivo de haber arribado a sus 90 primaveras; algunos tuvimos el privilegio de ser invitados a ese ágape familiar y fraternal en donde Fortino convivió con su familia y amigos cercanos. Retomamos de nueva cuenta durante la charla que sostuvimos con Fortino, algunos datos sobre lo que ha sido su muy interesante vida. Siempre fue un hombre de trabajo, con disciplina, honor y constancia se supo ganar el aprecio de todas las personas que tuvimos el privilegio de conocerle.
Nació en el municipio de Cananea, en el estado de Sonora, el día 16 de febrero de 1929, siendo sus padres Don Bonifacio Cabrera y la señora María Acosta. Sus estudios primarios los realizó en su legendaria, calurosa, pero fraternal tierra natal, Cananea, en la escuela “Benito Juárez”. Como muchos estudiantes, tuvo que emigrar a otra ciudad para continuar sus estudios y así la secundaria y la preparatoria la realizó en el estado de Sinaloa; es precisamente el Instituto Politécnico Nacional Número 5 en la capital del estado sinaloense la que le otorga el grado de Contador Público. Pero continuando con su deseo de progresar y abrir más horizontes en su vida, realiza un curso de especialidad bancaria en su natal Cananea, Sonora.
Es en el año de 1948 cuando empezó a trabajar en el Banco de Cananea, perteneciente a la Firma Green Cattle Co. Desde entonces también afloró su vocación de servicio público y es en el año de 1950 cuando es designado como secretario del Ayuntamiento del Consejo Municipal de Cananea, puesto que desempeñó durante dos años, para que a la conclusión de estos desempeñara el cargo de presidente del Consejo Interino.
Arribó a la ciudad de Tijuana en 1952, junto con el equipo campeón de basquetbol de Sonora, y empieza a laborar como auditor de la cadena de licores “El Maguey”, con el apreciado amigo Leopoldo Cota. En 1954 llega a la ciudad fronteriza de Nogales, Sonora, para hacerse cargo de la empresa Kerson and Kerson S.A.
Pero como en su breve instancia por Tijuana tuvo la oportunidad de beber agua de La Presa Rodríguez, regresa nuevamente a nuestra ciudad, instalando una cadena de lavanderías automáticas. Fortino siempre se distinguió por ser un hombre inteligente y hábil en los negocios y en el año de 1960 adquiere las siguientes empresas: El Hotel Del Rey, Hotel Foreign Club, Avenida Palace, Hotel Arreola, Moteles Coronado, Hotel Caliente, Hotel Alaska, Hotel Sosa y posteriormente, los hoteles León, Coronet, Café Palacio, Restaurant Granada, Restaurant Posada del Ángel y el Bar Turístico Capri.
Dada su actividad empresarial en 1961, ocupa por primera ocasión la Secretaría de la Asociación Mexicana de Hoteles; en 1963 es designado presidente de la Asociación Nacional de Hoteles. Por su parte, la Organización Nacional del Comité Ejecuto Nacional de Hoteles lo reeligió en cuatro ocasiones en el cargo de vicepresidente nacional, y así también participó activamente en la Cámara de Comercio en donde en cuatro ocasiones fue designado vicepresidente y fue dos veces presidente de esta distinguida organización.
Su misión como empresario y su trabajo en las diversas organizaciones hoteleras lo llevaron a recibir reconocimientos en las ciudades de Miami y Berlín por parte de The Golden Heln Turismo Mundial, en California U.S.A; participó por más de 25 años en la Organización Internacional del Club de Leones, fue miembro distinguido de la orden masónica en nuestra ciudad y perteneció a la Respetable Logia Simbólica Fénix Número 10 en donde se distinguió por ser un miembro disciplinado, activo y preocupado por su mejoramiento para alcanzar mejores metas en los aspectos morales y filosóficos.
Estas actividades le permitieron participar en el filosofismo, alcanzando los máximos honores dentro del filosofismo masónico y detentando desde hace varios años el grado máximo de esta noble institución preocupada por el mejoramiento intelectual y moral de todos los individuos. Fue grado 33 y estuvo afiliado al Supremo Consejo Soberano de Baja California.
Con gran pasión desempeñó su actividad como miembro del Club Shriners, noble institución, mediante la cual la masonería realiza una labor altruista en beneficio de los niños que desafortunadamente han sufrido accidentes por quemaduras, problemas ortopédicos, paladar hendido, dentro de otros temas de salud que dicha institución brinda a la niñez de México. Sin costo alguno, y respetando de manera estricta las creencias religiosas o políticas, o -incluso- posición económica de donde provengan estos menores, son atendidos por Shriners.
El 14 de abril de este mal año 2021, Fortino falleció a la edad de 92 años, y el pasado jueves 13 de mayo en las instalaciones de la Logia Simbólica Fénix número 10 en esta ciudad se le rindieron respetuosamente, y de manera solemne y emotiva, los honores correspondientes en una ceremonia fúnebre pública. Le acompañaron sus hermanos de Fénix 10, sus hijos Silvia del Carmen, Francisco Javier, Fortino Alberto y Clara Aurora, así como sus nietos Francisco de Asís, Fabrizio, Giovanni.
Miguel Cervantes de Saavedra decía en su legendaria e inmortal obra El Quijote de la Mancha: “la virtud es una belleza interior, la verdadera nobleza es la virtud”. Así fue el hermano Fortino, noble de espíritu, dedicado al trabajo y a la superación, afable con todas las personas que conoció y a quien nunca dudo en ayudar. Así lo vamos a recordar siempre porque es de los seres humanos que dejan huella detrás de sus pasos.
Benigno Licea González es Doctor en Derecho Constitucional y Derecho Penal. Fue presidente del Colegio de Abogados “Emilio Rabasa”, A. C.
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